•CUATRO•

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JÚPITER

Abro la puerta de su habitación.

Lo blanco del lugar me recibe de una forma tan irritante que de pronto se lo mal que me ira en el día, ella realmente debería ir con Nashira para ponerle color a su lugar de estadía, y que sus paderes piden a gritos algo de color. Suspirando avanzo hasta su cama en donde ella está toda envuelta entre las sabanas, el moño de anoche ahora solo es una maraña de cabello extendido por su almohada y parte de su cara, y estando así sus pestañas oscuras rozan sus pómulos de una manera tan tierna que hacen que luzca inocente y débil mientras duerme.

Le doy un empujón.

—Levántate—le ordeno, pero ella ni siquiera se mueve—. Oye, ya es hora. ¡Levántate! —vuelvo a empujarla. Nada. Sacudo su pequeño hombro—. ¡Hey! ¡Amnesia! —Me pregunto si habrá muerto pero desecho la idea al instante en que sus ojos tienen un leve movimiento, vuelvo a sacudir su hombro más fuerte— ¡Oye!

Suspiro para evitar maldecir.

Busco algo en la habitación que me ayude a que se levante, pero este lugar de porquería está todo vacío. Salgo al pasillo y toco la puerta de la habitación de Adhara que por suerte es una de las más cercanas, ella no se tarda en abrir, incluso ya está lista para salir a sus prácticas de escalamiento rutinarias.

— ¿Necesitas algo? —me pregunta arreglando su cabello rojo en una trenza de lado.

—Una de tus botellas de agua—le digo. Ella sonríe y me alza las cejas, sabiendo muy bien que sé las condiciones, apretó mi mandíbula antes de hablar—. S'il vous plaît, Adhara.

Ella sonríe y abre su mochila.

—Es lindo cuando hablas francés, Júpiter, deberías considerar hacerlo más seguido—me extiende una botella.

La tomo rápidamente.

— ¿La puedo usar toda, no?

Se enoje de hombros.

—Tengo media docena más en el bolso—contesto divertida.

Asiento y vuelvo a la habitación de Amnesia algo más emocionado por mi nueva idea, antes de destapar por completo la botella busco un lugar al donde correrme cuando se levante, y una vez encontrado solo giro la botella dejando que toda el agua finalicé en su cara. De inmediato ella da un salto y tras hacer una mueca me lanza una mirada asesina al pequeño rincón donde me encuentro.

—No queríaa despertarte y necesitaba una opción confiable—me excuso divertido. Ella permanece inmóvil, pero su pecho sube y baja exageradamente por lo molesta que esta—. Ve a ducharte. No tenemos todo el día.

Ella suelta aire y se levanta a gruñidos de la cama. Con zancadas muy agresivas entra al baño, cierra la puerta con una brusquedad que no vi necesaria. Ella si que tiene un mal genio, y solo por eso me desagrada un poco menos. Dejo la botella medio llena en su mesa de noche y comienzo a quitar la sabana de su cama que ahora está moteada de sangre que supongo viene de su vendaje. La encesto en la ropa sucia y tomo otra sabana de su closet. Cuando ya su cama esta tendida, abro las cortinas de su ventana y me siento en ella para esperar a que este lista.

Minutos después sale del baño con su paño sujeto por encima de los pechos, no trae su vendaje puesto, y eso me da vista abierta a esa herida cosida en su frente que tiene mal aspecto aun desde lejos. Sus rizos largos gotean por su espalda todo el suelo a su paso, la piel de sus brazos y piernas luce tan blanca y suave que la luz que se cola por la ventana le resalta las gotas de agua. Pero claro, para arruinar mi mejor vista de la mañana ella se aparta y camina hasta su closet para sacar los jeans que uso anoche y una camisa blanca de botones manga larga.

AMNESIA © [COMPLETA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora