•CATORCE•

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JÚPITER

Deslizo el plato de cerámica sobre la mesa para que llegue hasta Halley, ella lo toma con cuidado y procede a tomar sus panqueques inundados de miel de maple mientras tararea alguna canción. Realmente no entendía como lograba pasar todo el día siendo una Rocola andante, yo a penas y lograba escuchar canciones que Orión me recomendaba.

— ¿De veras nunca le agregas miel a tus panqueques? —pregunta Hale-Bopp al entrar a la cocina y hacerme a un lado para revisar los estantes.

—Dice que sabe extraño—responde Halley en mi lugar, aun con la comida medio masticada en su boca, Hale-Bopp y yo le damos una mirada asqueada.

—Es que sabe extraño—confirmo cuando Hale se sienta en el banquillo frente a mí a mirar y teclear en su móvil, alargo una de mis manos para tomar el envase de mantequilla que he puesto en el mesón —. Siento que le desvanece el sabor original— tomo un cuchillo de mesa y unto mantequilla a uno de los panqueques—. Y tú, ¿ya desayunaste Hale? —dejo el cuchillo y el envase a un lado para tomar un tenedor y llevar un trozo a mi boca.

—No, no te preocupes—responde ella al hacer un gesto con su mano para restarle importancia—.Creí que Urano haría uno de sus desayunos gourmet el día de hoy, normalmete los jueves son su día, pero, no lo sé—aparta brevemente la mirada de su móvil y alarga la mano para tomar uno de mis panqueques, le doy una mirada asesina cuando se lo lleva a la boca ignorandome olímpicamente—. Casiopea dice que se ha quedado dormido.

—Él nunca duerme tanto—comento, tomo mi plato con ambas manos y me aparto del mesón para sentarme a la mesa con Halley.

—Exactamente eso le dije a Casiopea.

—¿Crees que tenga un amorío por ahí?—pregunté solo por que sí.

—Dejemos que salga un poco de la rutina, chicos—apoya Halley al darme una mirada tierna y cargada de complicidad con esos ojos morados—. Ha de cansar querer tener todo siempre bajo control, ¿no?

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—Dime por favor que no escuchas a Coldplay—chisto cuando al fin Orión se aparta los cascos para dejarlos en su cuello.

El chico tenía unos gustos extraños por la música deprimente, solía ser su lista de reproducción favorita aquella que te bajara los anímos a millón, incluso una de sus leyes sobre escucharlas era que si estaba triste esas canciones le subían el animo.

—No, escucho a The Fray—confiesa sonriente, mirándome solo por breve segundos antes de volver a su portátil.

Rio a la vez que me siento en la pequeña silla giratoria frente a su escritorio y reviso el pequeño frasco de vidrio donde guarda los bolis de colores, deslizo una hoja de papel del otro extremo y comienzo a trazar dibujos sin sentido.

—Al menos hoy tienes buen gusto—farfullo.

Hoy Orión trae un suéter con un gato en blanco y uno en negro entrelazados justamente como el yin y el yang, reconozco que esta clase de suéteres solo son dignos de Orión. Durante los siguientes segundos que le concedo mi concentración al chico, noto que trae las pupilas algo dilatadas, o es la poca luz de su cabaña o que ha tomado mucha cafeína.

—Siempre lo tengo, realmente siempre.

— ¿Desde cuándo estas aquí? —pregunto.

—No lo sé, cuatro o cinco horas aproximadamente—contesta tecleando rápidamente para tomar una pausa y mirarme confundido—. Lo siento, he bebido mucho café para terminar de cerrar un trato.

AMNESIA © [COMPLETA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora