•DIECISÉIS•

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JÚPITER

Tiro de las agujetas con fuerza por última vez para tener un acabado que realmente me duré toda la noche, al ver la agujetas realmente ejerciendo presión sobre mis botas me levanto de un salto para ir hasta el escritorio que esta al otro lado de la habitación, abro la primera gaveta y saco la identificación falsa para leer el nombre y luego colarla en mi bolsillo trasero.

Soy Camerón Darkwood. Soy Camerón Darkwood.

Paso una mano por mi cabello un par de veces y repaso la lista de cosas antes de salir de mi habitación, al otro lado del pasillo descubro al peliblanco con ese overol rojo y la careta de Salvador Dalí sobre su frente.

—No vaya a arrestarme, señor militar—chista al acercarse, le doy una mirada de pocos amigo que le hace reír.

Cruza un brazo por encima de mi cuello y con la mano libre alborota mi cabellera negra al comenzar a andar escaleras abajo.

—Me agrada tu disfraz—le comento sonriente—. Solo lamento no haber querido vestirme igual.

—Le hubiéramos encantado a todos, al final hacemos buena pareja.

Suelto una risa ronca a la vez que aparto su brazo de su cuello y le empujo a un lado.

—Te odio, lo sabes, ¿no? —meto ambas manos a los bolsillos.

—Ash, pero yo te quiero a ti.

— ¿Pueden dejar de hacer eso en público? ¡Dan asco! —Cosmos hace presencia con un atuendo Hippie de los 60's.

—Deja los celos, pudren el corazón—le informo. Salto los escalones de la entrada— ¿Quién conducirá? La última vez que Cosmos lo hizo estaba tan ebrio que tuvimos que pasar la noche en un hotel.

—Para tu información estaba cansado, no ebrio—se excusa.

Prefiero no decir nada ante su respuesta, porque aunque lo niegue, era de más claro que lo ebrio sobrepasaba lo cansado. Durante los quince minutos que estuve al volante estuvo burlandose de como un bartendér pregunto "¿Cual es su orden?" y luego encendio la radio para colocarse a llorar por una canción en italiano que estoy muy seguro ni siquiera sabia la traducción.

Uno de los trabajadores de servicio se encarga de dejar el auto encendido frente a nosotros. Cuando se acerca a ofrecernos las llaves Cosmos es quien se adelanta a tomarlas. Prefiero guardar silencio y no protestar para no arruinar la noche que pasaremos en la ciudad. A la comandante no suele agradarle la idea de que vayamos a allí y menos en un club donde la seguridad abunda, pero nos deja hacerlo porque sabe que todos los domingos hay fiestas de disfraces y todos solemos comportarnos al llegar.

De otra forma, creo que la idea ni se le cruzaría por la cabeza.

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Las luces de color neón parpadeante nos reciben junto al frio del lugar, al parecer la ventilación había mejorado un poco, la última vez que estuvimos en el club teníamos que salir al frío de la noche para afrontar el calor de los adentros. A pesar de haber una gran multitud de extraños disfrazados en la pista de baile y la otra la barra de tragos, logro ver a la pequeña Adhara disfrazada de Hada: Trae el cabello suelto con una pequeña diadema plateada que combina con su varita mágica, un vestido azul algo corto y pomposo que van a juego con sus alas; al encontrarme con la mirada agita los brazos para saludarme.

Hago espacio entre la multitud con pequeños 'permiso' para llegar al círculo de los chicos, por suerte ninguno ha traído regalos a la pelirroja artificial porque no me imagino andando entre las personas intento no arruinar el obsequio. Como tradición entre el equipo solemos preparar la habitación del cumpleañero con obsequios y lindos detalles, por lo que intentamos partir luego de la persona y así evitar que vea sus obsequios esa misma tarde.

AMNESIA © [COMPLETA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora