Capítulo 17

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Tardé bastante tiempo en poderme concentrar en mi trabajo después de lo que había pasado con Maslow, y eso me hacía pensar que definitivamente estábamos hechos para estar juntos. No cualquiera se enfrentaba a mis discusiones y Maslow me retaba. A él no le daba miedo enfrentarse a mí y tampoco contestarme cuando lo necesitaba.

Luego de contemplar mi existencia, decidí continuar con el caso que tenía en manos, así que pasé una lista de datos en mi cabeza.

El video de septiembre 18 sí existía. El video del 19 de septiembre no se grabó o fue eliminado, y esto era porque en esa noche, Madison fue asesinada.

El sospechoso que tenía en mente era el vecino, Edward Johnson. Era el único que tenía una cámara de grabación y no se sabía la razón por la que el hombre no tenía los videos completos. Esto me llevaba a mí a una única solución. Tenía que ir a hacerle una entrevista y si titubeaba en lo más mínimo, yo misma lo iba a arrestar.

Me levanté de mi lugar porque tenía hambre, y tomé mi teléfono para irme. Llegando a la puerta me encontré con Evant, y lo incómodo entre los dos fue evidente, pues nos habíamos discutido muy feo. Yo sabía que la que lo dejó hablando fui yo, y por ello tomé consciencia y arrepentida decidí disculparme.

Evant siguió caminando como si yo fuese una extraña y yo lo seguí.

–Oye. – se detuvo y luego giró levemente la cabeza para verme, sin dejar de darme la espalda. – Perdóname.

–¿Solo eso me dirás?

–Evant, lo siento. No hay justificación para disculparme por mi carácter tan horrendo, pero de todo corazón quiero que sepas que lo siento mucho. Detesto pelearme contigo, porque tú eres un buen hombre, y no te atreverías a hablar sin coherencia.

–Ok, te disculpo. – se volteó y me sonrió. – Lamento haberte hecho enfadar. Tú tampoco estabas en tu mejor momento, y yo te irrité, sabiendo que iba a hacerlo, así que también me disculpo.

–Bueno, pues dejemos eso atrás.

–Bien. ¿Y cómo estás? –supe que su pregunta quería saber más que mi estado de salud y ánimo, así que le respondí.

–Ya nos reconciliamos. Fue esta mañana.

–Eso me alegra. No tienes idea de cuántas llamadas me hizo Maslow para pedirme consejos de amor. –yo me reí. – Mujer, lo traes loco, y no es por hacerle un favor para que quede bien, pero jamás lo había visto así.

–No exageres.

–Lo digo en serio. Pero yo no soy nadie para decirte lo que le pasa a Maslow, ¿verdad? Así que no me voy a meter en lo que ocurre entre ustedes como lo hice recientemente.

–Muy gracioso, Ev. –

Los dos nos reímos como si se tratase de un buen chiste, y en eso llegó Jerry.

–Vaya, hoy andas bien, ¿verdad? –me preguntó y Ev me dio una palmadita en el hombro para retirarse.

–Sí, muy bien.

–Espero y no se te haya olvidado decirle a Maslow que me usaste como escudo. –Jerry me prestó atención y se dio cuenta de mi reacción. – Lo olvidaste.

–Perdóname. Le diré, te lo juro.

–Claro, a ver si no te acuerdas cuando yo ya esté muerto. –me reí. –Me da gusto que ya estén bien.

–Gracias, y en serio te agradezco por salvarme ayer.

–No fue nada. –me guiñó el ojo y le di un golpe con el codo.

Mi ProtegidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora