SARAH
Cuando llegué a trabajar, de diosa no me bajaban, celebrando la victoria de la noche anterior por haber concluido exitosamente el plan que elaboramos para capturar a ese tal Jordan y lo demás.
Fran estaba orgulloso de que mi primera misión saliera bien y yo también estaba feliz por eso, pero esa felicidad no me llegaba del todo por seguir pensando en ese miserable beso.
Si hubiese sido Susana o la propia Megan la que besara a Maslow para continuar con la misión, no me hubiese importado tanto como ahora. Y qué infantil de mi parte sentirme de esa manera por algo que no tenía caso, pero es que yo sentía muy dentro de mí de que en esa mujer había malicia, porque yo no era tonta y me había percatado de todos sus movimientos hacia mi novio, y sí, me sentía amenazada.
Alexa era demasiado atractiva, tenía un cuerpo envidiable y unas habilidades que no cualquiera poseía. ¿Y yo que tenía? Un francotirador y un carácter de la madre que me iba a hundir en cualquier momento.
Increíble, ahora me comparaba con esa mujer por culpa de mi propia idiotez. Pero es que, si me ponía en un espejo y a mi lado a ella, yo no era una gran opción. Yo me irritaba a cada rato, era grosera, infantil, perdía el respeto por quien sea, peleaba por todo, y eso me restaba muchísimos puntos.
Me llevé las manos a la cabeza y una vocecita me recordó que estaba pensando puras estupideces. La vocecita era mi propia personalidad fuerte.
¿Y por qué me estaba comparando y criticando al mismo tiempo? ¿Por qué tenía que hundirme a mí misma y engrandecer a otra que ni al caso?
Definitivamente estaba loca y tenía que recuperar mi autoestima.
¿Dónde había quedado esa Sarah que en la azotea del hospital en Canadá después de besuquear a Maslow había dicho que era la reina?
–Ponte guapa. – dijo Fran desde su escritorio como si le indicara eso a alguien.
A lo mejor y estaba hablando por teléfono, pero como el silencio se quedó después de sus palabras sin recibir respuesta, hablé.
–¿Es a mí? – pregunté desconcertada.
–¡Pues ni modo que le diga a Zack! Él ya es guapa de nacimiento. – dijo y Paul se rio desde su escritorio.
–Quisieras. Esa eres tú, malvada. – le respondió Zack y me empecé a reír.
–Ah, pero sí te decía a ti, Sarah. – dijo Fran.
–Ah es que pensé que hablabas por teléfono...– recordé lo que había dicho antes. – Oye, pero ¿por qué me dices eso? –pregunté.
–Porque tu hombre está entrando a la casa. – dijo y yo sentí como un bajón de presión.
–¿Maslow?
Me levanté de mi silla y caminé hacia la puerta.
–¿Así se llama tu novio? –preguntó con ironía y le puse los ojos en blanco. –Pues ese acaba de llegar. Ve a verlo por favor y nosotros nos quedamos aquí. – me guiñó el ojo y sonrió.
Lejos de sentirme emocionada, comencé a preocuparme porque si venía sin avisar había sido porque algo había pasado.
La preocupación comenzó a pincharme todos los sentidos y dirigiéndome hacia la puerta principal para verlo me di cuenta que el corazón me latía en la boca.
Me detuve un momento para dedicarme a nivelar mi respiración, y hasta me sentí como una adolescente, como una novata en esto por lo nerviosa que me ponía.
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Mi Protegida
عاطفيةDespués de la apasionante historia de Evant y Arianna en "Mi Guardaespaldas" llega "Mi Protegida", historia que gira en torno a Sarah y Maslow y puede ser leída de manera independiente. Sarah, de 29 años descubre estar profundamente enamorada del ag...