Capítulo 14

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Llegué al edificio del FBI con la mente llena de preguntas y pensamientos que me gritaban que estaba cerca de llegar al punto clave del caso.

Cuando entré a la oficina, noté que todos estaban en sus escritorios, haciendo el trabajo que les correspondía, menos Evant. No estaba y yo no había tenido la oportunidad de decirle que el anillo tardaría un poco más en escogerse.

Me senté en mi silla giratoria, y cuando al fin terminó de encender mi computadora, me puse a buscar los videos otra vez.

La señora me dijo que dos días antes de que Madison muriera, le había ido a pedir azúcar, y eso era mi única esperanza para comprobar si yo tenía razón o rendirme a lo que dijo Josh. Si Madison murió el 20 de septiembre... o bueno, esa fue la fecha en la que fue encontrada, eso quería decir que le había ido a pedir azúcar el día 18 de septiembre.

–Si mi teoría se comprueba, voy a llorar de emoción. –dije un poco en voz alta y con un doble clic, abrí el video que decía "septiembre 19".

El video tardó una eternidad, pues se trataba de todo el día, y traté de usar la cámara rápida siendo lo más precavida posible.

–Sarah.

Pegué un brinquito en mi silla y ahora tenía a Evant en frente de mí.

–¡Ev! Buen día.

–¿Dónde has estado? No estaba ni tu carro.

–Ah, no te preocupes. Era trabajo policiaco.

–¿Trabajo policiaco?

–Lo entenderás después si es que resulta como creo. Ahora, dime. ¿Para qué soy buena? –le sonreí.

–Vengo aquí por dos cosas, pero te las diré con calma.

El chico se recargó en mi escritorio para sentarse y yo también me acomodé para escucharlo.

–¿Son noticias?

–Eh, sí. Claro que sí. Y bueno, la primera es...– volteó a ver al suelo y después de eso, me sonrió. –Tengo la bendición de Richard.

–¡¿Qué?! –me paré de un brinco y me lancé a abrazarlo. –¡Por Dios! ¡Felicidades, Ev!

–Muchas gracias, Sarah. Estoy que no lo creo todavía.

–¿Y cómo hacerlo? Has esperado tanto para esto. No sabes lo feliz que me siento por ti, lo digo en serio.

–Te lo agradezco mucho.

–Oye, y perdóname por lo que te voy a decir, pero ayer no pude ir por el anillo. Y me apena mucho no haberlo hecho, pero en verdad no pude. Todo el día estuve con Mas y nunca me acordé de eso.

–No te preocupes por eso, ¿de acuerdo? Ya habrá algún día que se pueda. Además, tengo que planear bien cómo va a ser la pedida de mano oficial.

–Pues sabes que aquí estoy para apoyarte. Cuenta con mi ayuda si es necesaria.

–Gracias Sarah. –me sonrió con ternura. –Y no olvides que hay otra cosa que quiero decirte.

–Por el tono que usas estoy segura de que no es bueno.

–Mira, no estoy del lado de ninguno de los dos, porque sé que estos problemas son entre ustedes.

–Evant, si vas a hablar de Maslow no quiero que me convenzas de nada.

–Sarah. Maslow vino a decirme que tú ni siquiera quieres responderle las llamadas o mensajes, y que no te has dignado tan siquiera en abrir WhatsApp.

Mi ProtegidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora