Capítulo 44

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Maslow siguió protestándole a Fran sobre mi ropa, y ahora abordaba el tema de seguridad, que hasta dijo que, si alguien disparara, mi ropa no me daría nada de protección. Fran le dijo que estaba haciendo un escándalo por nada y le recomendó que dejara de estar de celoso, lo cual puso a Maslow en evidencia y aunque quiso arreglar de mil maneras un argumento para demostrar que no eran celos, solamente le quedó callar.

Después de la discusión entre esos dos me di cuenta que yo ni siquiera peleé con nadie. Era raro, porque yo siempre estaba dispuesta a discutir por cualquier cosa, y sin embargo no lo hice.

A todo esto, Fran gestionó dos motocicletas para Megan y para mí, pero como le había contado a Maslow sobre dichos planes, él y Connor se encargaron de ello, pues después de un rato Fran mencionó que el FBI tenía que estar enterado del operativo que surgiría mañana para una averiguación, y casualmente Maslow sería el encargado de la aparición del FBI junto a Connor.

–¿Sí recuerdas cómo conducirla? –me preguntó Maslow volteando a ver a la moto al igual que yo.

Había algo en su mirada que lo alejaba de mi vista, y tal vez eso era porque seguía inconforme con lo de mi ropa, lo que no me molestaba, al contrario, me sentía protegida de alguna forma y aunque también los celos de su parte complementaran sus justificaciones, sabía que le importaba mucho.

Me mojé los labios y después de mordérmelos por inercia, respondí.

–Sí, solamente necesito desempolvar un poco mis instintos. – dije al mismo tiempo que me montaba en la moto.

–Tienes que practicar un poco. No vaya a ser que tengas una complicación y te lastimes al llegar al bar o incluso antes. – puso sus manos en cada lado de su cintura.

Encendí la moto y hasta di un pequeño brinco por el rugido que dio.

–Creo que podré con ello. – traté de convencerme. – ¿Me pasarías el casco?

Sonreí de lado y en lugar de pasármelo, con mucha amabilidad y delicadeza, me lo puso. Llegué a sentirme coronada o algo así porque hasta eso lo hacía con amor este hombre.

–¿Por qué no dijiste nada cuando empecé mi drama acerca de tu ropa? – preguntó de golpe.

Suspiré un poco y sonreí por dentro. Ahora confirmaba mi pensamiento anterior.

–No lo sé. Hasta yo me sorprendí por no decir nada, pero creo que tienes que aceptar que este trabajo será un poco diferente al que tenía. Incluyendo mi manera de vestir porque seré una espía, y eso me obliga a usar ropa de acuerdo a la ocasión... y sé que te causa conflicto... pero estaré bien. Prometo que me voy a cuidar.

Maslow guardó silencio por un momento, quizá tratando de buscar las palabras para responderme sin generar una discusión conmigo.

–Lo sé. Pero en serio no quiero que una bala te llegue a tocar la piel. No lo soportaría... y claro, también está la parte de la atención, porque esos tipos te verán como comida y yo no quiero eso.

Estaba apenado, y su postura estaba un tanto jorobada, mirándome a la altura en la que ahora me encontraba. Se me hizo un poco tierno verlo desarmado y admitiendo que le preocupaba que los demás pusieran sus ojos en mí.

–No va a pasar nada malo. ¿Entendido? –le aseguré.

–Bien. – Ahora se metió las manos en los bolsillos. – Entonces, ¿darás una vuelta? – cambió el tema.

Comencé a sentir frío nada más de saber que iba a manejar una moto después de tanto tiempo. Y en eso se me ocurrió algo.

–Maslow, ¿y si te subes conmigo?

Mi ProtegidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora