Capítulo 60

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Fue como si el alma se me saliera del cuerpo y la agonía me arrastrara hacia aquel lugar en el que dediqué muchos años de mi vida y que había sido mi hogar también.

Negué muchas veces y la boca se me secó. No podía estar pasando esto ni mucho menos aceptarlo. Todo este tiempo había trabajado para el FBI con la esperanza de atrapar a criminales que eran imposibles de detener. Yo juraba que no había mentes corrompidas. Esto no podía suceder así.

–Sé lo difícil que es para ti, al igual que lo es para nosotros, porque todos, menos Meg, trabajamos ahí. –dijo Fran. – Pero el problema que vemos directamente es al sospechoso mayor. Leonard.

–Sí, tienes razón. –dije siguiendo con la asimilación forzada.

–Sin sus tres pilares, podrá hacer lo que quiera y nosotros perdemos la alianza con ellos, porque nuestro vínculo es Maslow. – continuó Fran.

La cabeza me daba vueltas, pero no en el sentido enfermizo, sino que era por el tráfico de ideas que me embargaban la mente.

Desgraciado Leonard, si de por sí ya lo odiaba... Bueno, no lo odiaba, pero bien no me caía.

–Connor será nuestro informante. – dijo Megan y yo le di una pausa a mis pensamientos. – Él aceptó ser doble agente a pesar de los riesgos.

–Entonces, si tú lo sabes...– comencé a decir. – ¿Quiere decir que la DEA también está en esto?

Noté una sonrisa comprimida al estirar levemente la comisura de los labios hacia arriba, pero como que se arrepintió después.

–No exactamente la DEA. – dijo ella. – La Policía de Nueva York, la Agencia de Inteligencia de Defensa, la Agencia de Seguridad Nacional, y todas las organizaciones que se te ocurran en este momento que impliquen la seguridad del país.

Entrecerré los ojos. Aquí había gato encerrado.

Los demás siguieron diciendo algo sobre la preocupación de muchas organizaciones, pero hablaban como si fuese un tema común. Un tema que al menos a mi pensar, no se debía ignorar e implicaba algo más que una sospecha. Implicaba una conexión y por qué se habían mencionado en una reunión para contextualizarme y después planear.

Cuando terminé de unir ciertas piezas, me quedó como resultado un razonamiento que no podía quedarse solamente en mi cerebro. Fue por eso que ni siquiera pensé más y comencé a soltar las palabras.

–Tú no trabajas para la DEA. – no fue pregunta mi comentario, fue una afirmación.

Los chicos se quedaron en silencio y en sus rostros noté algo parecido al asombro e impacto. Volví a mirar a Megan para seguirla acusando, y el que sonriera de lado me lo había confirmado.

– ¿Para quién trabajas exactamente? –la reté.

Los chicos me siguieron mirando pasmados, pero no me concentré en ellos sino en Megan.

–¿Por qué me haces esa pregunta? – seguía sonriendo complacida por el que lo preguntara.

Ese gesto suyo me dio acidez.

–Porque si mencionas específicamente los nombres de todas esas organizaciones y tienes acceso a esa información, me lleva a la conclusión de que eres una espía múltiple que no solamente tienes de sede a la DEA.

Fran empezó a aplaudir con lentitud, causando distracción momentánea de mi parte, pero no le despegué la vista a Megan.

Esto no me estaba gustando.

–Sarah, te felicito. – me dijo Fran levantándose de la silla y noté que yo en algún momento lo hice inconscientemente. – Caballeros, nuevamente están presenciando que la mente de Sarah siempre va a un paso más que ustedes dos. – dijo y yo fruncí el ceño.

Mi ProtegidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora