SARAH
Teníamos como dos horas de haber llegado al aeropuerto, ya que insistí para irlo a dejar y después pasarme al trabajo. Evant también estaba aquí, pero estaba mensajeándose con Arianna y andaba como que en otro mundo. Realmente también nos estaba dando nuestro espacio.
Estábamos sentados y casi todo el tiempo estuvimos abrazados y dándonos uno que otro beso.
–Tranquila. – dijo Maslow con voz rasposa. – Verás que los días se irán rápido.
Sus dedos se pasaron a mi mentón y yo con cierta expresión dramática, lo contemplé como lo que realmente era para mí. Un dios griego.
–Tú y yo sabemos que, si te mandan a una misión a ti, siendo el jefe de investigación y no a otros agentes, es porque la situación es más que complicada. – empezó a acercarse para silenciarme con un beso, y yo marqué mi distancia. – Y ya sé que me vas a decir que no me preocupe, pero si fuese el caso contrario, estarías igual de preocupado que yo.
Se sintió un tanto desarmado y aun así me abrazó.
–Sí, tienes razón. Pero recuerda que puedo cuidarme. – me besó la frente. – Y no creas que me voy despreocupado, porque me da mucho pendiente dejarte sola y saber que tú también estarás en una misión.
Su semblante ahora me indicaba tristeza y cierto temor que no quiso ocultar en lo absoluto. Y creo que yo estaba igual que él.
–Verás que nos irá bien. – traté de convencernos.
–Sí, y te voy a estar llamando por teléfono para informarte todo. ¿Te parece? – asentí y sentí que los ojos se me pusieron llorosos. – Ven aquí, que quiero besarte.
Me paré un poco de puntas y él con sus dos manos me tomó del mentón con una delicadeza que hasta me estremeció un poco.
Los labios de Joe abarcaron los míos con tanta pasión que hasta pensé que se le había olvidado que estábamos rodeados de personas que iban también a abordar vuelos.
El sonido de la bocina fue lo que nos detuvo de golpe, anunciando que el vuelo de Maslow ya estaba por salir y yo me sentí indefensa al saber que ya se iba. Incluso Evant hasta me miró con compasión por reconocer ese sentimiento. Él había estado en esta situación más veces cuando visitaba a Arianna y legaba la hora de irse.
Ambos nos miramos con la intención de transmitirnos todo, sellando esa mirada con un beso inmediato entre todos los miles que nos dimos.
–Cuídate. – le dije casi en un susurro que ni yo escuché, por lo que volví a repetir mi petición.
–Tú también, por favor. – Me besó la frente y solo la bocina que volvió a sonar y a dar su indicación, fue la que hizo que nos separáramos.
Yo tal vez estaba siendo exageradamente infantil con todos los sentimientos que había dejado nacer, porque nada más de verlo avanzar me daban grandes ganas de llorar.
Mi novio me dijo adiós con la mano una vez que sus pasos se alejaron de mi pobre semblante, y yo le respondí tratando de sonreírle.
–Cuídate mucho. – me dijo Evant y me abrazó con rapidez.
–Por favor, tú también y cuídalo. – le pedí casi en súplica y él asintió.
–Siempre. – respondió y se alejó.
Pero en eso, mi hombre se regresó casi corriendo y se estrelló conmigo.
Solté una carcajada por eso, que se vio interrumpida de inmediato con un beso increíble que me hizo soltar mi bolsa y olvidarme de ella. Al parecer él también había hecho lo mismo con sus pertenencias porque sentía sus dos manos acariciarme la espalda de arriba abajo, como unos adolescentes enamorados en verano.
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Mi Protegida
RomansaDespués de la apasionante historia de Evant y Arianna en "Mi Guardaespaldas" llega "Mi Protegida", historia que gira en torno a Sarah y Maslow y puede ser leída de manera independiente. Sarah, de 29 años descubre estar profundamente enamorada del ag...