IV

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   |||MIGUEL ANGEL|||

Cuando llegue de regreso a mi habitación, encontré a Rubén recargado en la pared en pocicion fetal con su cara oculta sobre sus rodillas. Me acerque a él con cuidado y toque su cabeza, el me miró, tenía su mirada llorosa y el ceño fruncido en un puchero.
- Rub... Ya vamos a curarte...-le dije mientras le extendía la mano para que se pudiera poner de pie. Tomó mi mano y pude sentir el suave tacto  de esta... El se sentó en mi cama y me acerque a él. - ¿Rubén, donde tienes las marcas? - el me miró con miedo y después desliso su bata hasta su  cintura dejando a la vista dos marcas rojas en los costados de la misma. Después comencé a mesclar los ingredientes que necesitaba para  el ungüento que utilizaría para   curar la irritación. - dos moras, tres hojas de menta, un pote de crema de melocoton y un chorro de agua sagrada... - dije mientras mesclaba todo en un pequeño pote que tome de la cocina.
     - Rub... Levanta los brazos y no los bajes hasta que te diga... - le dije de forma relajada mientras le miraba.
     -   si... - dijo mientras levantaba sus brazos de forma  lenta.
     - no me dirás quien te toco... ¿Cierto? - el silencio que se formó respondió mi pregunta.
Le miré con atención, después me dispuse a machacar  los ingredientes en el pote de madera. Comencé a untar el ungüento en su piel irritada, y el se quejo levemente por el ardor, lo cual le iso  bajar en un impulso los brazos.
           - te dije que no los bajaras... - le dije de forma bromista.
           - lo ciento...me arde mucho...-  dijo riendo con dolor y comenzamos a reír al unísono.
                  Yo le quería mucho, el y yo nos conocíamos desde que el había llegado al templo, y me alegraba que  el fuera mi mejor amigo, porque el me cubría la espalda y yo a él, era una relación que nunca me gustaría romper. 
               - Mangel, no puedes decirle al superior sobre esto... -  me dijo de la forma más seria y temerosa que pudo salir de su boca.
               - esta bien... -
               - promete lo... -
               - lo prometo... - le dije  con un suspiro y sonriendo pesarosamente.
Rubén me miró con cariño y yo solo le sonreí.

|||SAMUEL|||

Guillermo me había llevado a mi casa tan pronto le dije aquello, pues algo le había sacado de zona de comprencion, el camino había sido algo incomodo, algo en su mirada me traía desconfianza, lo cual no era  algo habitual en el, pues el era una persona tranquila y de confianza.
                    Mi madre nos había recibido en  casa de forma amable, como solo ella sabía, era una ecena algo extraña, mi padre con un hacha atada a un cordón en su espalda y mi madre con un sartén en la mano. Willy me miró con gracia, y esa mirada desconfiada se esfumó. 
                - ¡hola Willy! ¿Te gustaría quedarte a cenar? - dijo mi madre alegre por la precencia de mi albino amigo.
                - por supuesto... -

|||NARRADOR|||

El albino miró a aquella familia,  y aunque sentía que le aceptaban, el se sentía tan excluido de aquel lugar, que le daba una sensación de incomodidad en el pecho, más el hecho de que  el peli negro le mirara con aquellos profundos ojos morados le calmaba a sobremanera,  era na sensación tan tranquilizante, que incluso sentía que sus problemas se iban, más aún sabía que seguían ahí.
                         El peli negro sonrió al ver al albino sentado en su mesa, junto a su familia, más aún le hacía falta una sola cosa...
Ya empezando a comer, el padre se sentó a la mesa y miró a su hijo.
                   - Oye, hijo... ¿Cómo te fue con Rubén?-pregunto mi padre con curiosidad y una sonrisa en el rostro.
  El peli negro casi se ahoga con el pedazo de papa que estaba masticando, miró a su padre y de ay paso a su madre y a su mejor amigo, el cual tenía una extraña sensación en el estómago después de haber escuchado el nombre de él castaño.
                    - eh... Yo... El me mostró su traje para la ceremonia... Y luego platicamos un poco... Y de pronto tubo un percance, y tuvo que irse... - dijo con la voz entrecortada al principio y luego la fue normalizando.
        Pero entonces la mujer recordó algo, que estaba esperando a la llegada de él chico.
                     - ¡DIOSES! ¡LO OLVIDABA! Tenemos algo que decirte cariño... - entonces el hombre entró en conciencia y se emociono de golpe...
                     - hijo, hoy nos llegó, después de que te fuiste una carta de el  teniente de el Rey... - el peli negro abrió los ojos con sorpresa y una sonrisa se dibujo en su rostro. - nos a llegado una carta de el teniente... Diciendo que le gustaría tenerte como uno de los  guardias de el castillo y que quiere que entrenes con ellos en la escuela de ¡CABALLEROS! - dijo con voz emocionada la mujer, el albino miró al peli negro  y este se lebanto emocionado de la mesa para ir a abrazar a su madre.
El albino con la mejor sonrisa que pudo poner en aquel momento se lebanto de su haciento y se acercó al peli negro para felicitarlo.
                           
|||al siguiente dia|||

   El peli negro salía por la puerta de su casa, ya que   tenía que salir a buscar a él herrero, ya que pronto necesitaria una espada nueva para su llegada a la escuela de caballeros. Cuando estuvo por el centro de el pueblo, un atrayente olor a galletas llamó su atención. Este dirigió su visita   hacia la panada de ría de el pueblo, y con una sonrisa se acercó a los vitrales de esta. Ahí adentro se encontraba su albino amigo el cual al verlo detrás de las cristaleras, se acercó a saludar.
                     - Hola Samuel, ¿como estas?... ¿Emocionado por lo de ayer?- el peli negro al escuchar aquella pregunta acintio frenéticamente.
                     - si, es como si los dices ubieran querido que protegiera las cosas importantes... - las voz de el peli negro avía sonado tan soñadora, lo Cúal era producto de el pensamiento de un castaño de catorce años.
                     - ¡ey! chicos, tiempo sin verlos - había llegado a la conversacion un chico de cabellos largos y rojisos, de ojos color oliva.
                     - hola lolito... - dijeron los mejores amigos al unísono.
                     - ¿qué haces por el pueblo lolito? ¿Buscas a mangel?... - el albino soltó aquella pregunta con picar día, lo cual hiso al pelirrojo sonrojar.
                     - si... Y no, estoy buscando hierbas para una medicina que esta preparando Mangel para Rubén, y hace un rato que no lo encuentro...-dijo el pelirrojo con algo de vergüenza, más el peli negro se habia comenzado a preocuparse.
                     - ¡¿qué le pasó a Rubén?!- su voz nació en su garganta como una pregunta y salió por su boca como un alarido. El peli negro había tomado al pelirojo por los hombros y despues lo sacudió con fuerza.
                     - oye... calma, solo tiene una irritación en la área de la cintura dijo el pelirrojo con nerviosismo - ¿por qué te alternas tanto? -
El peli negro soltó inmediatamente al pelirrojo y su mirada se poso en un punto fijo en el piso. Después volteo a ver al pelirrojo con urgencia.
                     - dime... ¿Que le pa... - el peli negro no había terminado de hablar pues la llegada de un chico de cabello negro ceniso le interrumpió.
                      - Lolito, tengo un rato ya buscándote... ¿Ya encontraste la hoja de menta? ¡Oh! Hola chicos...-dijo el chico de ojos castaños mientras cargaba una canasta con plantas y unas cuantas papas...
                      - Mangel... ¿Que le paso a Rubén?- dijo el preocupado peli negro al de ojos cafés.    
                      - pues... Tiene irritada la piel, y estoy buscando ingredientes para la medicina que debo untar en su  cintura, y después darle un baño en el  agua sagrada de el templo... - dijo de forma tranquila pero desconfiada, pues algo en la mirada de él de ojos amatista le daba escalofríos.
       Al peli negro de ojos amatista, una parte de su pecho le decia que aquellas palabras  eran incómodas, pues sentía que le ardía el estómago.
                       - y... ¿podemos ir a verlo?-cuestionó el albino que ya llevaba un rato sin decir palabra, pensando el porqué aquello le quemaba en los ojos.
                        - si, tampoco es como si se estuviera muriendo y necesitará descansar... - dijo el pelirrojo con obviedad.
                       - si, pero eso no quiere decir que este bien, desde ayer que está intranquilo por esas marcas, dijo que es tubo con alguien pero no quiso decirme... - dijo el de ojos cafés mientras veía disimuladamente al de ojos amatista. - pero voy a descubrir quien fue... - dijo de forma seria-el e mi mejor amigo, y no voy a permitir que mi amigo deje sus metas por un estúpido capricho de un demonio... -

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Dios se me ocurrieron un montón de ideas... Pero eso ya lo trataremos después

Gracias por llegar hasta el final.. Mañana subiré el que sigue si no es que lo subo más tarde xd bueno
Sale bay

BAJO TU MIRADA //rubegetta//CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora