XVIII

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|||RUBÉN|||

Mis ojos estaban cerrados, bajo mis dedos se sentían las desordenadas cobijas de una cama, mi hombro me dolía. Fui abriendo mis ojos acostumbrándome a la luz que entraba por una ventana, palpee mis mejillas, mis brazos, mi cabello... Tenía algo de frío en los pies, culpa de el invierno que estaba en la puerta.

- conque ya te despertaste...- oí la vos de Mónica a mi costado isquierdo.- me alegra no haberte matado, con la siesta que te has puesto creí que estabas agonizando a una mejor vida... - se burlo con una sonrisa socarrona. - por cierto, creo que tu cabello no va a cambiar mi queridicimo... - continuó.. Yo aun estaba en tranze, recién despertaba y ya sentía que estaba por las nubes.
                          
Unos pasos se escucharon próximos a la puerta de el cuarto donde nos encontrábamos, eran pesados y lentos, como los de una persona hebria.
                                    - ahhhh... Mónica, es hora de ir al pueblo... - oí la voz de nieves bostesar con cansancio, se le veía cansada, a pesar de estar totalmente cargada en bolsas para las seguras compras de su comida.- ¡Rubén!- era un repentino cambio aquel. - me alegra que despertarás, por cierto lo siento por lo de tu cabello, aunque lo de el corte es culpa de Mónica. - nieves fue rápidamente callada por la mano de Mónica, la cual estaba entre enojada y asustada.
                               - ¡TE DIJE QUE YO SE LO DIRÍA! - entonces fue cuando caí en la cuenta, que los típicos mechones largos que me tapaban la vista al despertar no se encontraban en su lugar.

Me levante rápidamente de la cama, sin importar el repentino mareo que me dio aquello, y con terror me acerque al espejo con los ojos cerrados, al abrirlos, el grito que peque puedo apostar que lo oyeron asta los rincones más profundos de todo el mapa.

-¡¿POR QUÉ!? - grite con reproche y enojo, me había costado un montón mantener mi pelo sin cortar y en tan buen estado, como para que llegarán estas cabezas huecas y arruinarán tan espantosamente mi cabello.
                           - perdón Rubén... Lo que paso fue que cuando estaba cuidándote durante la noche, una de las velas apagadas chorreo cera caliente sobre tu cabello, entre en pánico y lo único que se me ocurrió fue cortarlo, pero como te quedó extraño decidí enparejar tu cabello, y en error tras error, lo mejor que me quedó fue esto... - la vos de Mónica era realmente apenada, apreté el puente de mi nariz y con burla reí levemente, después la miré acesinos.
                             - ya veras tu... mi vida acaba aquí... - dije mientras metía en mi axila un candelabro sin velas simulando una puñalada a mi corazón.

Después de todo era una vista espantosa, mechones  blancos e irregulares por todos lados, estaban desordenados y aplastados por la almohada. Una diminuta lagrima bajo por mi mejilla, vencida... Ya no tengo más por que vivir.

Las chicas solo reían por mis reacciones sobre actuadas y mal disimuladas de el dolor por mi cabello arruinado, más al acabar con mis reproches, ellas aseguraron que arian lo que fuera para que se viera mejor, aunque lo dudaba.

|| en otro lugar ||

|||BORJA|||

Estábamos apunto de partir de el pueblo, después de todo Auron y yo quedamos en que saldríamos al amanezer, apezar de sus múltiples quejas.
                                             También se había hablado de la persona que se quedaría a cargo de él pueblo durante mi ausencia, y de acuerdo a lo que acordó el Consejo de Karmaland, decidimos que Merlon era el más indicado para el puesto de alcalde suplente.

Tomamos unos  cuantos suministros de los almacenes y después nos pusimos a almorzar. Auron comió con desesperación las papas y el guiso de carne que le avían puesto en el plato, aunque por más que me odiara, yo seguía creyendo que era adorable. El  como sus mejillas se llenaban con la comida como una ardilla y sus ojos se centrarán en comer.

Reí por lo bajo, más al escuchar mi risa el me miró mal. Baje la mirada y me encamine acia afuera, suspire con pesades y jale mi cabello con estrés, al rato de unos minutos Auron salió con nuestras mochilas una en su espalda y la otra en su mano, la pual me lanzó a los segundos de verme.

- bueno... Hay que ir a Safiro... - dijo con su al parecer recurrente tono de voz.  Comenzó a caminar en dirección a la entrada de el pueblo seguido por mi.
                           

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Este capítulo es más corto por razones de mi falta de inspiracion

Sin más que decir

Sale bay

BAJO TU MIRADA //rubegetta//CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora