VIII

868 108 18
                                    

|||...... |||

Mis pasos se mesclaban con los de aquel tipo, podía escuchar como cada vez se acercaban más a mi aquellas chapoteantes pisadas, y lo peor de todo es que una de mis alas estaba erida, y mi única salida de aquella situación era salir volando.

Poco a poco sentí la lluvia más fuerte, las gotas empapaban mis plumas de manera instantánea, y de mis ojos no se podían distinguir las lágrimas, poco a poco empecé a ver la salida de el bosque encontrándome con la vista lejana de un pueblo, corrí con todas mis fuerzas, mientras escondía mi plumaje. Maldito seas Río, si no te hubieras quedado como cabezón aquel día en el bosque, no estaría en esta situación.
              De pronto uno de los rayos de las bestias retumbó por entre el bosque y al estar cerca de una casa caí rendido ante el cansancio...

Mis ojos se fueron abriendo poco a poco, topando me con la luz de una vela junto a mi en un pequeño banco.
Y junto a  mi cama reposaba la pabeza de un chico de cabello blanco, estaba en lo que parecía ser un profundo sueño. Me levante de golpe, ¿donde estaba?, ¿quién era el?, ¿por qué parecía esta esperando a que despertara?...
Comencé a levantarme de el sillón en el que me encontraba, y una vez de pie, comencé a analizar la situación, tal vez aquel chico me recojo cuando me desmalle, en lo que creo era el patio de su casa, mis brazos estaban bendados y sentía un extraño olor de hierbas de pie de olmo, seguro me había colocado algún extraño ungüento en la piel para sanar mis eridas. Después un exquisito olor inundó mi nariz, era olor de pan recién horneado, olía a... ¿Pasas? No, a ¿ron? no era un olor mucho más dulce...
                      - chocolate... - dije mientras me dirija a el lugar de donde probenia aquel olor, entonces la imagen de una mujer sacando una vandeja de pan de un horno me recibió. La mujer se giro levemente en mi dirección y al verme esta se sorprendió y luego sonrió.
                      - veo que ya te levantaste, pensé que despertarías dentro de una hora  mas.- la voz aliviada de aquella mujer sonaba más que aliviada. - por cierto, lindos ojos... - dijo mientas pasaba a mi costado a lo que parecía ser la mesa de el comedor.
                     - gracias... - conteste mientras la seguía-podría decirme ¿donde estoy?... - pregunté con intriga, aún tenía una misión que completar, y esperaba no estar muy lejos de donde debía ir..
                      - estas en mi casa y panaderia de karmaland... - contestó con simplesa la mujer de largo pelo blanco... - oye... Podrías hacerme un favor y despertar a mi hijo, era el que estaba con tigo en el sofá... - dijo mientras acomodaba los panes en un papel que se encontraba en la mesa..
Mientras me dirigía hacia la sala, fui pensando mis opciones, estaba en Karmaland, se supone que el pueblo al que debía ir estaba aproximadamente a un condado de aquí, así que supongo tuve suerte. Una vez llegue junto al sillón mire al chico tendido en la orilla de el sofá, me acerque levemente a él y comencé a ajitarlo, sus ojos se fueron abriendo poco a poco, dejándome ver el brillante color que aquellos poseían, era e un color verde esmeralda, los cuales me miraban y examinaban con detenimiento.
                     - tu madre dice que es hora de que te despiertes... - inmediatamente después de soltar aquello, comenzó a levantarse de donde estaba, al mirarlo pude notar que era levemente mas bajo que yo.
El comenzó a dirigirse al comedor seguido por mi, lo cual note lo iso sentir un poco incómodo.
                         - ¿como te llamas?- escuche la voz de la mujer con curiosidad...
                        - Fargan, mi nombre es Fargan... - dije asiendo enfacis en mi nombre con nerviosismo.
                         - ¿y cuantos años tienes? - siguio con ello, que ¿me haria en cerio un interrogatorio?, ¿no se supone que sabe que estoy cansado?.
                         - tengo quince... - aunque supongo que ya an hecho mucho por mi y lo mínimo que debo hacer es contestar.
                         - pero si eres un niño... Por los Dioses, ¿que habrá pasado para que termines aquí medio muerto en mi patio... - dijo preocupada, yo reí levemente, la mujer estaba callen do me bien.-pues solo eres un año mayor que mi Guillermo...- dijo con ternura mientras miraba al chico albino.
                         - ¿Guillermo?... - pregunté con curiosidad.
                         - pero dime Willy, así me dicen mis amigos... -contestó amablemente el albino, entonces Willy  de catorce años... Es un gusto...
                         - un gusto... - conteste dándole una sonrisa que para mí gusto salio más sincera de lo que esperaba.

|||SAMUEL|||

Mire con detenimiento su rostro, estaba sonrojado y sus labios estaban rojos de lo mucho que los había mordido, y ero era un pequeño sumo a mi ego.
          Hace ya un rato que habíamos comenzado a besarnos sin parar, y estaba seguro que tanto a él como a mi nos dolían un poco los músculos de la cara, estábamos en uno de los sillones de la biblioteca, yo sentado y el sobre mis piernas,  tenía las ganas de arrancar sin pudor aquella túnica que poseía, pues con excepción de el suceso de hace dos días, lo más que había visto de su cuerpo eran sus manos, cara, tobillos y pies. Las ancias de saber lo que ocultaban aquellas blancas telas eran casi espeluznantes, y el hecho de que su alma, segun los monjes era tan blanca y pulcra como la nieve recién caida, hacia que ese deceo se intensificará. Y eso me asustaba, pues durante el tiempo que a recorrido mi vida, había tenido novias antes y  el hecho de que Rubén siempre estaba en mi cabeza, era un hecho que erizaba mi piel de forma fría. No entendía como hasta el más pequeño roce de sus manos en mi cara, me hacía exitarme de aquel modo, yo le quería, y mucho, pero cada vez que pensaba en aquellas cosas, parecía que lo único que tenía, era deceo por su ecencia y cuerpo, lo cual me asustaba aún más.

De pronto sentí sus manos bajar lentamente de mi cuello a mi pecho, era una sensación que me traía un pequeño deja vu, era un toque tan inocente pero a la vez tan inpuro, que el solo hecho de sentirlo me ponía a tope. Mis manos viajaron  de su espalda a su cintura, y de su cintura hasta sus muslos, los cuales estaban comenzando a descubrirse por el movimiento de sus piernas, su piel era blanca algo rosada, sus delicadas manos eran sabes como la seda, y su respiración era tan cálida que erizaba los bellos de mi nuca.
Una de mis manos comenzó a subir por de bajo de aquella tela, comencé a sentir su abdomen, el cual estaba comenzado a acariciar sin vergüenza.

|||RUBÉN|||

Sus manos quemaban al tacto, era una sensación tan satisfactoria que mis manos se tenzaban con cada rose, tenía mi cara undida en su cuello mientras respiraba de forma irregular, las sensaciones eran tan nuevas que me enbriagaban. Comencé a acercar mi cuerpo lentamente al suyo, y sentí un leve bulto entre sus piernas, lo cual me hiso sonrojar, desde ese momento ya no supe que hacer. De pronto mi cuerpo se estremeció, una de las manos de Samuel había hecho contacto con mi cola, yo solté un pequeño gemido ahogado, e inmediatamente después el bulto de Samuel había crecido de manera conciderable. Yo no sabía que mi cola fuera tan sencible, mucho menos que ante el contacto con ella, un sonido así saldría de mi boca.

Sentí que Samuel había comenzado a sujetar mis caderas y a frotar aquel bulto con mu cuerpo. Mi cuerpo reacciono ante ello, y una corriente caliente había llegado a mi entrepierna. No tenía la más mínima idea de lo pasaba, pero sabía que se sentía tan bien que no podia detenerlo, era una sensación tan  agradable, que la idea de profundizar aquel contacto, no me parecía tan descabechada.

|||NARRADOR|||

El castaño comenzó a soltar suspiros de satisfacción, su voz salía como un leve chillido,  lo cual exitaba al peli negro, sentían todos los bellos de su cuerpo erizarse. Y como si los besos que se habían dado, hubieran desaparecido, comenzaron un nuevo beso donde su temperatura, más que sólo calor, era una nueva sensación en su pecho,  que les movía el cuerpo de forma automática... El peli negro comenzó a bajar sus besos hasta el cuello de el castaño, sacando más suspiros de su boca, esto le hacia sentir con poder, un poder tan satisfactorio como el que se siente el robar y no ser descubierto.  Entonces el castaño comenzó a restregarse contra el pelinegro, el cual le hacía sentir al pelinegro aún más poderoso, el tenía a su merced a ese cuerpo. De pronto el pelinegro empeso a sentir picason en sus manos, y cuando intento rascarse, un dolor agudo se sintió en su mano. Cuando la miró, sus ojos se abrieron con terror, de sus dedos sobresalían unas alargadas uñas de color negro, el pelinegro comenzó a gritar y levantarse dejando caer al castaño al piso...
                          - ¿pero que te pasa? Eso me dolió... - dijo el castaño llamado la atención de el pelinegro, este al ver que el castaño no miraba sus manos su vista se dirigí nuevamente a las mismas, notando que las uñas habían desaparecido...

........................................................

Este capítulo es inportante para el desarroyo de la historia esperen al prox capítulo

Sale bay

BAJO TU MIRADA //rubegetta//CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora