XII

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|||SAMUEL|||

||al día suiguiente||

Yo nunca me gustaron las despedidas,  pues jamás supe manejar bien mis sentimientos a la hora de decir adiós, más quería despedirme  justo ahora, aunque sabia que no debía, pues lo único que lograría sería seder ante mis sentimientos.

Tome mi mochila llena de cosas, tome la bolsa con monedas que me dieron mis padres, enbaine la espada en su estuche y la colgué de mi espalda para despues caminar lentamente en dirección a mis padres.

Mire a mi madre con pesades y luego ella me abrazo, no quise derramar lágrimas, pero con ella era casi imposible, así que me separe de ella con lentitud, le di un beso en la mejilla y después miré a mi padre, el tenía a pesar de todo, una mirada llena de orgullo, pues veía el fruto de su cansado y arduo trabajo, yo sabia eso  y lo admiraba. Aunque algo había quedado pendiente con el, la palmada de apoyo que me dio en la espalda me iso alejarme de la puerta de mi casa y salir andando hacia el camino.
                
Tenía en la mente, que el mapa me daba a entender, que la ciudad estaba a tres días a pie, según mis cálculos, eso significaba una cosa.

-debí haber comprado un caballo, o por lo menos un burro... - dije con pesades a la nada mientras me adentraba al bosque, no volvería al pueblo hasta por lo menos haber abanzado lo suficiente, y tenía miedo de que eso nunca llegara.

Ya estaba por pasar aproximadamente una hora desde que empese a caminar bosque adentro por el sendero al a ciudad, y desde hace media hora sentía que me seguían, más no le prestaba tanta importancia, hasta que un ruido entre los arbustos llamó mi atención, pude escuchar el sonar de una risa.
               Rápidamente saqué mi espada y me puse en guardia, yo aún no sabía manejar muy bien la espada y pelear mucho menos, pero justo ahora sería un caos sacar el arco y las flechas de la mochila.

-niño... Dame todo lo que traigas en esa mochila... - escuche a un hombre decir aquello mientras se acercaba a mi desde las sombras.
                             -gracias, pero no gracias, lo necesito para llegar a la ciudad capital... - dije sarcástico, tratando de disimular mis nervios.
                             - niño, no tengo tiempo para esto, por favor se amable o lo are por las malas. - eso lo había soltado de forma fastidiada, yo no me hiba a dejar más se veía que el me ganaba con la espada aunque no la tubiara a la mano. - ¡ya me hisiste esperar demaciado!-aquello lo dijo en un grito desgarrado, entonces vi como alguien salía desde atrás de el y sacaba un cuchillo de la espalda de él ladrón.
                          -¿en cerio vas a la capital? - me pregunto aquella voz,  si no me equivocaba, era la voz de un chico.
                        - si, si, yo voy a la capital- mi voz salió más nerviosa, si el ladrón me daba algo de temor, el tipo que estuviera tras aquellas ramas el cual había acesinado a sangre fría a aquel ladrón me daba pavor.
                        - uff, pues me alegra, creí que tendría que ir solo... - dijo la voz mientras salía de entre los arbustos ocultos por la oscura madrugada.

Entonces le vi, era un chico más bajo que yo por varios sentimetros, tenía el cabello negro y profundos ojos azules, este tenía una raya de pintada color azul desde la parte superior isquierda de su frente hasta su mejilla isquierda, supuse que sería de algún clan o algo así.
                        - mucho gusto soy Alex.. - dijo extendiendo su mano amistosamente, más al ver su manga llena de unas cuantas gotas de sangre dude en tomarla, pero aún así lo hise, más no confiaba de el todo en el. - ¿y No me vas a decir tu nombre? - dijo  con intriga, Dioses este tipo me quiere en su lista de víctimas por el camino.
                         - Vegetta, me llamo Vegetta. - dije el primer nombre que se me ocurrió, el cual de hecho era nombre de un príncipe en un cuento para niños que me leían mis padres cuando era pequeño.
                        - pues es un gusto Vegetta, me alegra haberme topado con tigo en el camino, y por cierto, perdón por la ecena de hace rato, aquel idiota me había robado mi dinero hace algunos minutos y al verlo distraído con tigo, pues aproveche la situación... - dijo tranquilamente mientras se rascaba la nuca con pena,  después se ha cerco a el ladrón y tomó una pequeña bolsa de dinero. - ¡¿PORQUÉ DIENTRES ESTA VACÍA!? -
                      
Yo sonreí, tal vez no sería tan malo tener un compañero de viaje, supongo que sería mucho más entretenido que andar solo, pero aun así debía tener cuidado. - ¿y tu por qué vas a la ciudad capital? - me atreví a preguntar.
                         - pues yo voy a ir a la escuela de caballeros... ¿Y tu? - lo mire sorprendido, y una sonrisa se apoderó de mi rostro.
                         - ¡pues yo también!- entonces el sonrió igual que yo, entonces empezamos una combersacion lo suficientemente larga para incluso llegar al siguiente pueblo.

BAJO TU MIRADA //rubegetta//CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora