XXV

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|||RUBÉN|||

Mi vista se sentía pesada, lograba oír los pasos acelerados y una respiración entrecortada, acompañada de un olor a lavanda muy familiar.

Recuerdo las voces de las chicas llamándome y una voz distorcionada haciéndoles frente y reprochando les cosas inentendibles para mí.

Recuerdo unos brazos cálidos rodeando me y ese extraño y característico aroma abrumándome, haciéndo que me sintiera protegido protegido.

"-¡Rio! Cariño que estas haciendo tan apartado del clan, sabes que no me gusta que te vayas de mi vista... -

-lo ciento mamá.. -"

-¿Mamá?... - dije con la vista perdida y borrosa mientras me despertaba. Me encontraba en una habitación, con un montón de olores rodeando me, los cuales me parecían extrañamente demaciado fuertes.

Entre aquellos olores, se encontraba ese característico aroma a pan recién horneado, cera de vela quemada, perfume y te de hierbas, grasa de puerco, sangre y el inconfundible aroma de la lavanda.

"que extraña combinación de olores"...

- ¿Rubén?... - la voz adormilada de Mangel el cual se encontraba con la cabeza recostada junto a mi, me sorprendió. - ¡RUBEN!... - Grito con euforia, para después abrazarme, yo no supe la razón del porqué se encontraba abrazándome pero no me importo, así que solo me limite a corresponderle.

- ¿que sucede porque tanto entusiasmo con el recibimiento? - de pronto la montaña de recuerdos se estampó en mi mente, abrumándome. Mire a  mi alrededor mientras normalizava mi vista, hubicando inmediatamente mi habitación en el templo de las plegarias.

- tu... Nos tenías muy preocupados, no sabes cuantas velas se an gastado... - dijo mientras sollosaba y me acariciaba las mejillas. - ya incluso extrañaba tus trabesuras... - no entendía nada, se le veía muy feliz y aliviado por mi aparente "despertar".

- no exageres Mangel, no llevo dias dormido como para que te pongas de esta manera... Aparte ¿quien me trajo de la capital hasta el templo, debí ser algo muy difícil...? Cuanto a pasado ¿un día? . - dije bromeando, pero cuanto más abanzaban mis palabras el rostro de Mangel hiba formando una mueca incomoda pero comprensiva. - ¿qué pasa, porqué pones esa cara? -

- Rubén, llevas dos semanas dormido... -

Mi cuerpos se paralizó... ¿Dos semanas?, tanto había pasado desde que llegamos, aunque suponiendo el tiempo del viaje, han sido diesisiete días desde entonces...

- Mangel, nesesito que vayas por piezas de pan a la panadería de los Díaz, porque ya se acabó el lote de la semana, yo puedo cuidar de... - había entrado Auron con una libreta en las manos mientras leía su contenido, más al verme unas lágrimas espesas bajaron por sus mejillas. - ¿ Rubén...? - su mirada se encontraba perdida en el vacío de sus recuerdos mientras me veía. Auron callo al piso de rodillas seguido por un golpe de sus manos al piso. - estas bien... - dijo en un susurro casi Imperseptible. - estas bien... - su voz se oía quebrada, pero de alguna manera se notaba feliz.

- si Auron, estoy bien... - le conteste con una sonrisa en el rostro a la par que me ponía de pie para hacercarme a él.

Una vez arrodillado frente a él, sus brazos me rodearon en un doloroso y añoran te abrazo por un consuelo, entonces  mis lágrimas comenzaron a caer también. Mangel se nos unió unos segundos después.

Y así fueron llegando...

Desde monjes que me rodeaban por los pasillos frente a mi cuarto, hasta a pequeños niños a los cuales daba clases en la pequeña escuela en el templo. Todos me abrazaron con lágrimas en sus ojos, incluso el superior parecía querer llorar, pero como todo un terco que era, guardo sus lágrimas para otro momento.

Los minutos pasaron, entre amor y abrazos de gente recibiendo me, incluso Lolito se había lanzado a abrazarme, con lágrimas mocos y leche del desalluno esparcidos por su rostro.

Nos encontrábamos desayunando en el comedor, alegres y con el nudo de nuestra garganta deshaciéndose poco a poco.

Cuando de pronto, la puerta de el comedor fue azotada bruscamente contra la pared, dejando ver los rostros acelerados de cuatro chicos.

Uno desconocido para para mí, el cual tenía cabello negro, ojos azules y de una muy baja estatura.

Otro castaño, que si mal no recordaba era el tipo que me abrazo apenas me vio por primera vez.

Seguido de un albino de ojos verdes y tan testarudo como las mulas pero con un corazón enorme al igual que lleno de maldad.

Y por último, unos bonitos ojos violetas... Que me quitaron el aliento apenas los vi...

Tres de ellos me abrazaron con fuerza, el más bajito solo me dio palmadas en la espalda con una extraña pero sincera sonrisa en la cara, yo reí con dulsura mientras se separaban de mi...

Más había quedado uno rodeando mi cuerpo con sus brazos, soltando leves lágrimas que con cada una que caía hacia que su agarre en el abrazo se fortalesiera.

- lo ciento... Lo ciento... - escuchaba como susurraba de forma pausada y entrecortada. - perdón por todo lo que te dije, perdóname por ser tan tonto, perdóname por todo... - acarisie su cabello con delicadeza mientras ocultaba su cara en mi hombro.

- tu, también perdóname... - mi vos había soñado igual de entrecortada y llorosa...

Y nos pusimos a llorar, cada uno aferrado a la espalda del otro con fuerza y tristeza...

Porque aunque no sabía porque dolía tanto, ni porque llorabamos...

Solo me dejaba llevar....

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874 palabras

Sin editar

Emos vuelto en forma de chapáaaaaaaaaaaa

BAJO TU MIRADA //rubegetta//CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora