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|||NARRADOR|||

La oscuridad cubría aquel lúgubre lugar, no se podía ver ni el más mínimo punto de luz en la lejanía, tenía la sensación de estar totalmente abandonado.

"corre, huye.."

Eran las voces que se oían por entre las sombras....

"ven, búscame..."

Pasos descalzos y veloces, acompañados por tropezones de garras en las paredes...

"anda, escapa..."

Unos chapoteantes manotazos en el piso, humedecido por un líquido de extraña procedencia que estaba esparcido por todos lados.

...

Silencio, acompañado por una corriente fría en toda la espalda, y un rostro borroso justo frente a la vista.

...

El castaño despertó con la respiración ajitada y con sudor frío bajando por su frente. Analizo donde se encontraba, era un lugar oscuro, el cual sólo tenía una pequeña vela en una mesa para iluminar la habitación, también había un armario y un mueble para guardar libros además de la cama donde yacía acostado.

Este se levantó con cuidado, entonces sintió un leve jalón en su cintura,  eran unos cálidos brazos los que lo mantenían unidos a la cama.

  - Auron... - habló el castaño llamando la atención de el pelinegro junto a él, este solo gruñó en respuesta y levantó una de sus manos para ponerla en la frente de él castaño y así volverlo a recostar.
                     -cállate... Tengo sueño... - dijo con voz pesada y adormilado, el castaño rió ante la acción de el pelinegro, más este ya tenía su alarma natural pidiendo que debía levantarse.
-ya levántate, tenemos que ayudar a los monjes con los niños de el templo... - dijo el castaño ahora un poco tajante, sin dejar su lado amable de siempre.
                    -ay... Lo olvidaba... Por los Dioses que se me olvido... - dijo el de ojos rojo levantándose con una pequeña mueca de fastidio, más al ver al castaño sonrió levemente. Ayer estaba muy preocupado, ya que lo había encontrado tirado en el suelo de la biblioteca pensando que estaba inconsciente, lo más preocupante fueron los rastros secos de las lágrimas sobre sus mejillas y el calor que emanaba su cuerpo.
                  -Rubén, necesito que me ayudes a dirijir el templo, pues ya hace años que no estuve aquí y no recuerdo muy bien lo que se hacía- dijo el pelinegro avergonzado.
                  -no te preocupes... Yo te ayudo... - de pronto al castaño llegaron los leves destellos de su sueño y lo acontecido el día anterior.
Entonces unas gordas lágrimas bajaron de sus ojos y unos pequeños sollosos salieron de su boca, después comenzó a apretar sus brazos y a sollosar pesarosamente, el no entendía porque el pelinegro de ojos violetas le había dicho esas cosas, y lo peor de todo, es que el había caído en esas provócaciones y le había dicho lo peor...

ESPERO QUE TE MUERAS! "

Sus palabras rezonaban en su cabeza, era como un eco que no paraba de repetir una y otra vez su gran error, lo cual le hacia sentir horrible. El ojicarmin alarmado, movía sus manos sin saber que hacer... Y se acercó para abrazarlo.. Y con una mano en su cabeza comenzó a acariciar el suabe cabello castaño...

-hermanito... - el castaño de pronto dejo de llorar, pues aquello le había sorprendido. Desde ya hace un tiempo no escuchaba aquel dulce apodo, y no sabía cuánto extraño escucharlo hasta que salió de aquella manera preocupada de la boca de él ojicarmin.-no te preocupes... No se que es lo que paso... Pero se que se arreglara tarde o temprano, solo hay que ver como resolverlo... Solo dejalo salir... - aquello calmo al castaño, más aún trataba de ocultar sus sollosos en el pecho de el contrario.

BAJO TU MIRADA //rubegetta//CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora