Capítulo 8

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Kira pasó el resto de la tarde dando una vuelta por la ciudad, se detuvo al ver una floristería y pensó en lo que Kara le había dicho sobre que Lena querría verla cuando regresara a casa. Alex le había dicho que una buena forma de pedir perdón era regalando flores, así que eso hizo. Kira compró un ramo de lirios que la señora de la tienda le preparó con una sonrisa, ella dijo que quería pedir perdón a una amiga y la dueña le aconsejó un ramo de lirios.

Gracias a que trabajaba con Lena en L-Corp pudo ir teniendo unos ahorros, Lena le enseñó como crearse una cuenta corriente y como tratar a los de los bancos para que no le engañaran. Regresó a su casa provisional con una sonrisa nerviosa por lo que le diría Lena, respiró hondo y entró.

–Kira, tenemos que hablar. –dijo Lena sentada en el sofá.

–Te he comprado unas flores, espero que te gusten. –respondió Kira estirando su brazo para mostrarle el ramo de flores.

Lena sonrió levemente y se levantó para coger el ramo, lo observó durante un instante y luego lo puso en un jarrón con agua. Cogió la mano de Kira y la guió hasta el sofá, donde ambas se sentaron para hablar sobre lo ocurrido.

–¿Me puedes explicar porqué has fingido tu secuestro?

–Quería que Kara y tú os perdonaseis, y como ambas solo se hablan cuando se trata de mí pensé que sería una buena forma para que trabajarais juntas y volvierais a ser las de antes. –confesó Kira con sus manos entrelazadas y sin mirar a Lena.

–Eso es muy amable de tu parte, pero no lo vuelvas a hacer. Realmente pensé que no te volvería a ver. –susurró Lena con algunas lágrimas en sus ojos que amenazaban con salir.

–Lo siento, no quería preocuparte.

Ambas se abrazaron dando por finalizada la conversación, Kira sonrió viendo que no había sido tan malo como ella esperaba pero aún así tenía que pensar en hacer que ambas se besaran. Había hecho cosas peores así que esto debía ser sencillo para ella. Las dos estaban cómodas abrazándose cuando el estómago de Kira rugió pidiendo comida.

–Kara y tú son iguales, parece que tengáis un pozo sin fondo por estómago. –bromeó Lena rompiendo el abrazo. –Haré la cena.

–Te ayudo. –se ofreció Kira con una sonrisa. –A diferencia de mi hermana, yo sí sé cocinar.

–Ya tenéis algo que os diferencie. Kara es muy mala cocinando, una vez quemó el agua.

–Pero si el agua no se puede quemar.

–Y tu hermana no puede cocinar.

Kira y Lena comenzaron a cocinar entre risas, de vez en cuando la rubia cogía un poco de harina y se la lanzaba a Lena en la cara, empezando así una guerra de harina. Toda la cocina terminó con harina por el suelo o por la encimera, Kira comenzó a limpiar a una velocidad humana mientras Lena servía en dos platos el pescado rebozado y las verduras a la plancha que había hecho.

Cuando terminaron de cenar, Kira usó su velocidad para ponerse el pijama y regresar a la cocina donde Lena estaba empezando a limpiar los cubiertos. Al terminar de limpiar todo lo usado en la cena, ambas se sentaron en el sofá, se taparon con una manta y se acurrucaron para ver una película.

–Tengo que reconocer que la televisión parece un Vidcom pero más grande. –dijo Kira bastante sorprendida.

–Creo que te sorprenderás entonces cuando vayamos al cine.

–¿Cine? Es algo sobre comida.

–Incluye comida y una película.

–Suena interesante. –Kira sonrió emocionada por ir a ese lugar llamado cine.

El Mayarah (SuperCorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora