capítulo 1.

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- Mamá, ¿Sabes dónde está mi toalla azul? - le pregunté a mi madre. Estaba muy nervioso porque hoy era el viaje de fin de curso, estuvieron a punto de no dejarme ir por suspender cinco asignaturas pero al final me dejaron.

- Mira en el segundo cajón del armario - me respondió mi madre.

- He mirado pero no están ahí - mi madre dejo de doblar el pantalón y vino, abrió el cajón y de dentro sacó la toalla azul, mi boca se abrió al verla.

- ¿Qué no estaba?

- ¿Cómo lo has hecho? - mi madre me dió la toalla y se fue a seguir doblando el pantalón.

. . .

Después de tantas maletas y el viaje en autobús llegamos al puerto.

- Pararse que os cuente - dijo la profesora. Fue contando de uno en uno y tras terminar de contarnos a todos nos dio permiso para subir.

- ¡Ala que pijo todo! - exclamó Gerard.

- Ya ve' hermano - le respondió Javy.

- ¡A ver todos los de 2° de bachillerato aquí ahora mismo! - nos llamó a todos la profesora - os voy a decir las instrucciones sobre cómo será el viaje: os daremos unas tarjetas que os pondréis alrededor del cuello donde está vuestra foto, el colegio y el curso, además tiene un código por si os perdéis que cualquier guardia que encontréis puede localizarme y llevaros conmigo, tenéis libertad de ir a dónde queráis solo nos reuniremos y os contaré para saber que estáis todos a las ocho para desayunar, a las dos para almorzar, a las seis para merendar y a las nueve y media para cenar. Aquí están vuestras tarjetas de las habitaciones. Váis de seis en seis, espero que disfrutéis y os veo a las dos en el restaurante.

- ¿Listo para entrar en nuestra habitación? - dijo Rafa poniendo misterio al asunto.

- ¡Venga Rafa! - gritamos todos a la vez. Rafa metió la tarjeta u abrió la puerta, los seis nos quedamos con la boca abierta observando la habitación.

- Ala, es grandísima - dijo Flavio.

- ¡A ver el baño! - dije corriendo yendo hacia el baño - ¡Ostia hermano' que tiene jaccuzi - mis cinco amigos aparecieron corriendo en la puerta.

- Ala que guay - dijo Javy. Todos empezamos a hablar y decidir dónde iría cada cosa - callarse un momento - todos nos callamos cuando Javy lo dijo y escuchamos un grupo de chicas pararse en frente de nuestra habitación, nos miramos mutuamente y fuimos corriendo detrás de la puerta para escuchar mejor.

- ¿Esta es la habitación 222? - preguntó una chica con una voz suave.

- Sí, mira lo pone ahí - contestó otra con una voz muy dulce. La puerta de la habitación de enfrente de abrió y las chicas entraron.

- ¿Tanto les costaba a los jefes del barco poner una mirilla? - dijo Jesús.

- Pues tendrían que haber puesto seis - le respondió Gerard.

El resto de la mañana hasta las dos la pasamos ordenando las cosas y de vez en cuando escuchando tras la puerta cuando oíamos o pensábamos oír a alguna de las chicas.

- Venga chavales que son casi las dos ya - dijo Rafa.

- Tu, tu, tu que quedan cinco minutos y no sabemos dónde está el restaurante - todos dejamos de hacer lo que estábamos haciendo al escuchar a Gerard, nos miramos mutuamente y cogiendo el móvil y las tarjetas salimos corriendo. Nos frenamos en seco los seis tras cerrar la puerta, ya que de la puerta de enfrente salieron seis chicas. Todas se rieron al vernos así y sin decirnos nada se marcharon, me fijé en el vestido morado que llevaba una de las chicas.

- Vamos, vamos que llegamos tarde - les dije a mis amigos. Los seis empezamos a andar rápido por sentido contrario de las chicas.

- Vaya formas de conocer a nuestras vecinas - dijo Rafa.

- Pensarán que somos tontos - dijo Jesús.

- Qué vergüenza - dijo Flavio muy rojo.

- Buenos chavales no pasa nada la gente se conoce como menos se espera - dijo Rafa.

. . .

- ¿Dónde los visteis por última vez? - escuchamos preguntar preocupado a la profesora a nuestros compañeros.
- Detrás suya - dijo María, la novia de Javy. La profesora se giró y al vernos su cara de preocupación cambio a una de enfado.

- ¡¿Se puede saber dónde estabais?! - nos preguntó enfadada haciendo que todos los que estaban allí nos mirasen.
- Es que no sabíamos donde estaba - le dijo Gerard muy sonrojado.

- ¡¿ Y para qué es el mapa que os dimos?! - dijo ella enfadada.
- ¿Pero tenemos mapa? - dijo Rafa recibiendo la peor cara de enfado de la profesora y risas por parte de sus compañeros.

- Venga a comer todos anda - dijo la profesora.

Fuimos a coger una mesa y mientras Flavio y Gerard se quedaban en la mesa el resto fuimos a coger algo para comer. Rafa fue a por unos raviolis, Jesús a por pez espada, Javy a por salmorejo que cuando se enteró que había le faltó tiempo para correr y yo esperando en la cola para echarme un poco de paella. Detrás mía se puso una chica con un vestido morado que me sonaba mucho, al girarme me encontré con la chica de en frente de nuestra habitación.

- Hola - la saludé con la mano.

- Hola - me sonrió.

- Pensarás que mis amigos y yo estamos un poco locos por lo de antes...

- Bueno si no sabíais donde estaba el restaurante os lo podíamos haber dicho - me volvió a sonreír.

- Ya lo sabemos para la próxima vez - le sonreí esta vez yo. Ya me tocaba así que me eché lo que quería de arroz.

- Adiós - me dijo.

- Adiós - le contesté.

Volví a la mesa y me senté junto al resto de mis amigos ya que era el último en llegar.

- ¿Dónde has ido a por el arroz? - me preguntó Flavio.

- Bueno digamos que había mucha gente, que una de las chicas de enfrente de la habitación me habló, y eso - dije eso último muy rápido y empezando a comer creyendo que mis amigos no se enteraron, pero al mirar hacía arriba mis amigos me miraban con la boca abierta por lo que supuse que si me entendieron.

- A ver, ¿Has hablado con una de ellas y nos lo sueltas así como si nada? - dice Gerard.

- Vamo' eso no me lo esperaba de ti - dice Jesús.

- Vale, a ver estaba esperando porque había cola para coger arroz y llegó una de ellas y se puso detrás mía y pues eso le saludé me saludó y hablamos un poco, es maja - tras terminar seguí comiendo.

- Chicos tenemos oportunidades - dijo Rafa haciendo reír a todo.

EVA:

- Chicas, ¿Os acordáis de los chicos raros de la habitación de enfrente? - les pregunté a mis amigas.

- Sí - me respondieron todas al unísono.

- He hablado con uno de ellos - mis amigas me miraron.

- Dime que has hablado con el de pelo negro y gafas - me dijo Sam.

- No, con uno rubito sin gafas - le contesté.

- ¿El del tatuaje? - me preguntó Anajú.

- Sí - mis amigas sonrieron y seguimos comiendo y hablando de nuestras cosas.
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Espero que os guste.
❤️❤️

•La Mujer Del Vestido Morado•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora