Timothée se sentía tan feliz, rebosante de alegría. Habían bailado juntos en aquel pequeño balcón con la suave música que llegaba desde el primer piso, se habían besado hasta sentir los labios ligeramente desgastados y habían disfrutado de aquella sublime vista al mar, donde el agua poseía aquellos pequeños destellos producidos por la luz de las estrellas.
—Vamos a la playa— pidió el muchacho tirando dulcemente la mano de la chica.
—Pero el coche estará esperándonos.
—Podemos volver antes que esto acabe, vamos, por favor— hizo un pequeño puchero intentando convencerla, y le había funcionado bien.
—Está bien— dijo Astrid mientras rodaba levemente los ojos. Sin esperar un segundo, Timothée la arrastró consigo. Ambos corrían bajando las escaleras y con una gran sonrisa en sus rostros, esquivando a quien se les pasase por delante, encontrándose con el exterior por la puerta de la cocina. Astrid sujetaba fuertemente su vestido para no enredarse con él, y con su otra mano era guiada por Timothée, se sentía tan relajada aquella noche.
El joven corría por la arena, Astrid quitó sus zapatos para luego seguirle el ritmo. De pronto, Timothée se giró y la abrazó fuertemente, casi dejándola sin aliento. Se sentía eufórico, le había gustado tanto la forma en que Astrid se había atrevido a besarle, dejándole claro que a ella sí que le gustaba.
—Metámonos al agua— dijo quitándose los zapatos y ropa, para solo quedar en la delgada camisa y pantaloncillos cortos.
—Timothée, vas a resfriarte, vístete— pronunció Astrid recogiendo la ropa del vehemente muchacho. Pero él sin prestarle mucha atención corrió hasta el agua, para zambullirse en ella de una vez.
—¡Astrid! ¡No seas aburrida, ven conmigo!— gritaba Timothée. ¿Por qué jugaba así con ella? él sabía que la joven terminaría aceptando. Astrid se quitó el vestido, quedando solamente con la enagua que le llegaba bajo las rodillas y aquel ajustado corsé sobre ella. En un impulso de adrenalina corrió hasta el agua para unirse al joven que felizmente la observaba.
La quietud del agua contrastaba con los acelerados ritmos cardíacos que ambos experimentaban, eran movidos por la suave marea.
—¿No te da miedo la oscuridad del mar? Que no puedas ver bajo el agua, podría venir cualquier cosa y comerte un pie en este momento— preguntó Astrid con un pequeño temor recorriéndole el cuerpo. El joven soltó una leve carcajada.
—No, no me importa si viene algo y me come un pie, Astrid. En estos momentos solo tengo miedo de que mañana vuelvas a ignorarme— soltó con una tenue preocupación. Astrid se acercó un poco más a él.
—Lo siento, Timmy— le había llamado Timmy. —Lo siento por haber actuado así, no te lo merecías. Yo...sentía que debía alejarte de alguna forma, porque tú has sido tan lindo hasta ahora, que tenía miedo de hacerte daño, de no ser suficiente— expresar en parte lo que sentía le hacía tan bien, era como si su mente descansase por un momento, todo su cuerpo se alejaba un poco de aquella constante tensión en la que se encontraba.
Timothée depositó un corto beso en su frente, y la atrajo completamente hacia sí, confortándola en un abrazo. Astrid temblaba ligeramente producto del frío y el chico se dio cuenta, así que recomendó que ya era hora de ir de vuelta al hotel. Astrid no quería salir del agua, no dejaba de pensar en que el camisón se le pegaría al cuerpo y se trasluciría, el corsé era lo único que impedía que se le notasen los pezones erguidos producto de la temperatura. Sentía tanta vergüenza. Así que apenas se irguió fuera del agua caminó lo más rápido posible a buscar su vestido. Timothée la veía caminar hacia él velozmente y con la cabeza gacha. Intentaba recoger su vestido, pero las manos se sentían como de mantequilla producto de los nervios.
—¿Qué pasa Astrid?
—Date la vuelta, siento mucha vergüenza— la joven no dejaba de pensar en cómo de mal debían lucir sus muslos pegados a la tela. Timothée le agarró una de las manos, obligándola a mirarle. La tomó por sus rellenas caderas, pegándola a su cuerpo húmedo y juntando sus frentes acariciaba sutilmente la mejilla de la chica con su nariz.
—Me gustas mucho, Astrid. Mucho— susurró sobre sus labios. La joven aferró sus manos a los brazos del muchacho, sentía que las piernas le temblaban, sus palabras la tenían embelesada, encantada. No pasó mucho tiempo para que ambos se fundiesen en un beso más, olvidándose del frío que sentían hace algunos minutos. Timothée exploraba con su lengua la boca de Astrid, sintiendo que un extraño sentimiento le recorría al encontrarse con la de ella.
No quería separarse nunca de sus labios, no dejar nunca de sentir la meliflua boca de Timothée sobre la suya. Se sentía completamente envuelta por la presencia de él, con el ligero sonido de las olas rompiendo en el fondo y la tenue iluminación de la luna sobre ellos. Había sido una velada preciosa, conocer el du Palais, aclarar las cosas con Timothée, venir a la playa con él y besarle como si el mundo se acabase en unas horas. Sin duda había sido una noche maravillosa.
No les importaba mucho sentir el frío producido por la ropa húmeda que llevaban debajo ni tampoco la posibilidad de enfermarse, el regocijo que sentían por haber disfrutado en conjunto aquel anochecer era más grande que cualquier gripe. Timothée la dejó fuera de su cuarto, sin demasiadas ganas de separarse de ella y aún con la débil inquietud de que la chica volviese a comportarse distante con él a la mañana siguiente.
Astrid tampoco quería separarse de él, ni de la calidez que le transmitía. No deseaba volver a estar sola con sus pensamientos, no quería enfrentarse a ellos esa noche, y la nota sobre su velador le ayudó a no concentrarse en sus continuos pesares.
''Astrid, querida. Te ruego que mañana después de la cena puedas acercarte a mi habitación, creo que ambas nos debemos una conversación, descansa esta noche.
Con amor, Thérèse''
La joven podía adivinar de quién había sacado Timothée aquella peculiar costumbre de dejar notitas. ¿Thérèse se había dado cuenta de sus sentimientos por su nieto?, ¿querría despedirla?, ¿le hablaría más de su esposo? Podían ser tantas cosas las que había que hablar.
Holaaaa! Hice un pequeño capitulo porque mañana tengo certamen y estaba un poco nerviosa jajajaj espero que les guste, dejen un comentario si así fue <3
Mándenme todas sus buenas vibras para la prueba de mañana! :D
Nos estamos leyendo <3
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TIME | Timothée Chalamet [ EN EDICIÓN ]
RomanceEn un tiempo existe él y no ella, en otro existe ella y no él. Sólo les separaban ciento diez años y el tiempo nunca había sido tan transcendental. "Estar o no estar contigo es la medida de mi tiempo". Historia Completa.