Aquella estaba siendo la cena más incómoda que Astrid había tenido en toda su vida. Appoline estaba frente a ella, mirándola cada tres segundos, Timothée por otra parte le daba pequeños toques en sus pies con los suyos, y Ágnes y Thérèse la miraban también. ¿Tenía algo en la cara?, ¿era tan notorio el sentimiento advenedizo que le generaba la señorita Appoline?
—Timothée me contó que estudiabas física, Astrid. Me parece maravilloso, sobre todo que una mujer haya entrado a una carrera de ciencias — pronunció Appoline con una sonrisa.
—Gracias, señorita.
—Nuestra Astrid es maravillosa, no por nada se casará con el señor Chalamet — Ágnes soltó con total ligereza y los demás no hicieron más que atragantarse. El rostro de la señorita Appoline tomó un tono serio, de repente todo parecía claro para Astrid. A la rubia le gustaba Timothée. A la señorita Appoline le gusta Timothée. La perfecta señorita Appoline.
Este era el momento de Astrid, para dejar en claro que no era una paranoica y que no la odiaría porque le gustaba el mismo hombre que a ella.
—¿Cómo va con sus clases? Espero que los niños ya le hayan agarrado cariño —dijo Astrid con sinceridad.
—Todo va excelente, pero ellos no dejan de recordarla, podría ir a visitarnos un día, estoy segura de que ellos estarán felices...y yo también, por supuesto— la sonrisa de la mujer era brillante, y parecía que poseía un coqueteo inherente a su persona, parecía expresar sus pensamientos con muchísima facilidad, podría decirse que casi era una deslenguada pero no, porque un deje de gracia y elegancia acompañaba siempre sus palabras, era quizá la forma tan delicada de mover sus manos. —Me parece una verdadera tristeza el que haya dejado su trabajo como maestra, hubiera sido espléndido ser colegas, ¿verdad?
Astrid se sentía nerviosa, todos ponían su atención en ella, ¿por qué la hacían sufrir de esa manera?
—Aquello solo era algo temporal, además disfruto mucho mi trabajo aquí en la casa —sonrió mirando a Ágnes. La relación con aquella mujer no hacía más que fortalecerse, su carácter antipático había quedado enterrado hace mucho tiempo ya, y pese a que no era una persona muy de piel, Astrid podía sentir todo el cariño que ambas compartían. Por alguna razón sentía que se parecían.
El resto de la comida había pasado en conversaciones banales, donde Astrid guardaba silencio y Ágnes parecía muy animada hablando de lo costoso que todo se había vuelto. Appoline se había ofrecido a ayudar a Astrid en la cocina y llevarlos los platos al fregadero, y por más que la joven se había negado, la rubia en una actitud tozuda la acompañó de todas formas.
—No sabía que tú y Timothée estaban comprometidos —soltó con sutileza, dejando algunos platos dentro del lavaplatos.
—Mmm...sí, o sea, es algo extraño, no lo definiría como compromiso pero es algo parecido —respondió la castaña dubitativa.
—De todas formas es una pena, y creo debo disculparme —Astrid la miró sorprendida. —Lamento si te hice sentir incómoda con mis sutiles...insinuaciones, debí haberlo adivinado aquel día que llegué a la escuela, es solo que me vi un poco cegada contigo — ahora sí que la castaña estaba confundida. — Podemos ser amigas, ¿verdad?
—Lo siento señorita Appoline, pero no entiendo que quiere decir, ¿a usted le gustaba Timothée?
—Ay no, linda. Lo malinterpretaste todo, mis gustos no van por ese camino — a la señorita Appoline le gustaban las mujeres, no podía ser, Astrid se sentía la más tonta del universo entero y de todos los universos existentes.
—Oh, lo siento. No sabía, fui tan...
-No te disculpes, no tenías como saberlo. Espero que me guardes el secreto —le sonrió amigable y salió de la cocina. Astrid quedó perpleja, nunca había estado en una situación así, había estado pensando que la señorita Appoline estaba interesada en Timothée y todo el tiempo había sido ella.
Astrid creía que Appoline era genial, no usaba corsé, decía lo que pensaba todo el tiempo y tampoco se hacía problemas cuando alguien no le correspondía. La joven pensaba en lo complejo que debía haber sido para ella descubrir esa parte de sí misma, sobre todo en el contexto histórico que la rodeaba, y la admiraba por no reprimirse a sentir, y tampoco la juzgaría por mantenerlo en secreto aún, Astrid comprendía lo difícil que podía ser para ella si lo confesase.
La incomodidad que visitaba a Astrid se había esfumado, ahora que sabía que sus sospechas no eran más que absurdas, una tranquilidad y ánimos de conocer a la nueva maestra se incrementaban. Quería ser su amiga.
La joven se dispuso a leer la nota que el muchacho había dejado la noche anterior y que en su ilógico malestar había ignorado.
''Ma belle Astrid,
Te extrañé, tanto. Siempre te extraño, aun cuando estás a mi lado, ¿será aquello señal de mi insaciable deseo de tu compañía?, es quizá mi amor por ti demasiado arrasador que solo deseo abrazarte durante la eternidad. Discúlpame si hablé mucho durante la cena, no quería admitir que te había echado mucho de menos y me volví todo un deslenguado, tienes que saber que no hay nadie como tú, nadie tan valiosa, bella y dulce como tú, he anhelado todo el día poder probar tus labios melosos, suaves, dulzones, acariciar tu cabello largo, enredar mis manos en él y llenarlo de mi afecto. Te quiero tanto, amour
T. Chalamet ''.
Astrid sentía sus mejillas coloradas, un sentimiento profundo de amor y afecto la llenaba, sin pensarlo dos veces salió de su habitación con sumo cuidado, guardando silencio, dejándose llevar por la invisible atracción que la guiaba hacia el chico en la quietud de la noche, escuchando la tenue lluvia con el frío colándosele entre el camisón y sensibilizándole la piel. Tocó suavemente la puerta, la cual no tardó en ser abierta.
—¿Pasa algo? —preguntó el joven preocupado. Astrid se sentía embobada, casi como en un trance.
—También te extrañé —soltó casi inaudible, susurrando, para después tomar el rostro del muchacho y lanzarse a tomar sus labios. Había sido solo un día en que no se besaban, pero para la chiquilla parecía que habían sido años, décadas, siglos.
Timothée la abrazó por la cintura, subiéndole ligeramente el camisón y tirando suavemente de su largo cabello. Astrid lo obligó a caminar dentro de la habitación, sin dejar de besarle se apoyó contra la puerta, acercándolo a su cuerpo, su cuerpo que parecía deshacerse en calor. Timothée estaba felizmente sorprendido.
Astrid se sentía raramente atrevida aquella noche, y al notar que Timothée se estaba conteniendo en demasía para no faltarle el respeto, ella llevó sus labios al cuello del joven, dejando húmedos besos, para terminar con una pequeña lamida en el comienzo de su clavícula, sintiendo como Timothée acercaba cada vez más sus manos a su trasero. Astrid quería morderlo.
Los suspiros no cesaban y la lluvia se intensificaba, siendo la acompañante del ardiente deseo que habitaba en aquellos amantes, siendo la testigo de sus curiosos pensamientos, en los que ambos se preguntaban cómo sería contemplar el cuerpo desnudo del otro. Mas aquello no duró mucho, pues el potente sonido de un trueno y ruido en la escalera los despertó de la ensoñación en la que estaban sumidos.
Holiwis, no me odien por fis, los quiero mucho, perdón por mi ausencia jdskjsd
Qué tal sus vidas? Cómo va todo?
Espero que les guste el capítulo, voten y comenten si así fue <3
Muchas gracias por su apoyooooo :)
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TIME | Timothée Chalamet [ EN EDICIÓN ]
RomanceEn un tiempo existe él y no ella, en otro existe ella y no él. Sólo les separaban ciento diez años y el tiempo nunca había sido tan transcendental. "Estar o no estar contigo es la medida de mi tiempo". Historia Completa.