El dolor en el pecho era peor que la incomodidad de mi pierna inmovilizada por el yeso, ojalá mis sentimientos estuvieran así, en el limbo, donde nada puede perturbarlos o perturbarme, pero eso es imposible.
El leve rechinido de la puerta, a mi lado, me indica que sus padres salen de la habitación, ambos están llorando. Jamás me han querido, y para ser sincero lo entiendo. Yo no dejaría que mi hija salga con un músico mediocre con sueños y aspiraciones tan gigantes que se vuelve imposible comenzar a trabajar en ellos.
Su madre no puede sostenerme la mirada, su padre me observa furioso, pero pasan de largo. Ellos avanzan por el pasillo, aún con esto no pienso quedarme así. Me levanto como puedo, apoyándome de las incómodas muletas que lastiman mis axilas.
-Señores -ellos no se detienen, parecen caminar más rápido, aún conociendo mi incapacidad para correr-. Señores Meyer, por favor esperen. ¿Cómo está ella? ¿Qué vamos a hacer?
El señor se detiene súbitamente, en este pasillo blanco desolado comienzo a sentirme en una película de terror, a pesar de su iluminación potente. La señora comienza a jalar el brazo de su esposo para que este siga caminando mientras le susurra cosas, él regresa hacía mí, con gran rabia y furia en su expresión, sé que viene decidido a darme un fuerte golpe en el rostro, me lo merezco. Veo a un par de enfermeras pasar de una habitación a otra, pero esto no lo inmuta.
-Por tu culpa mi hija está peleando por su vida. No sé cuando la volveré a tener conmigo y aún así te atreves a preguntar que es lo que debemos hacer ante esta situación. Creo que se te olvida quien iba conduciendo el maldito automóvil -comienzo a sentir diminutas gotas de su saliva chocando con mi piel, yo mantengo la mirada abajo, no puedo verlo a los ojos sin sentir el más mínimo gramo de vergüenza, él tiene razón-, la llenaste de sueños inalcanzables, le lavaste el cerebro y ahora está en una maldita camilla, esperando la hora de su muerte o hasta que despierte de ese estúpido coma...
-Señor Meyer -la voz de una chica me hace levantar el rostro, para darme cuenta que al rededor algunas enfermeras y doctores nos observan fijamente, con expresiones de terror, vergüenza y miedo, han estado escuchando todo lo que me ha gritado-. No creo que gritarle a Christoph solucionará algo, Evi no lo querría así.
Ahí está Natasha, mejor amiga de mi novia.
-¿Acaso no lo entiendes Natasha? Este hombre me ha arrebatado a mi hija -la pelirroja se acerca a nosotros, poniéndose a un lado del robusto hombre mientras yo no puedo ni observarlos.
-Él ama a Evi -puedo escuchar su voz entre cortada- ¿acaso no puede ver que Christoph estuvo con ella en el accidente? Le duele tanto como a usted, y culparlo no es más que un acto de cobardía, Schneider no será su chivo expiatorio, usted sabe cuanto lo ama Evi, por favor dejemos el odio a un lado, eso no la hará despertar.
Ese hombre se queda en silencio. Levanto la mirada, ambos se observan directamente a los ojos, Natasha está llorando, parece que recién sale del trabajo, el olor a comida y su uniforme la delatan. Johann voltea a verme un momento y enseguida se marcha molesto, enseguida todos regresan a sus actividades normales, sin dejar de voltear a verme.
Yo comienzo a llorar, estoy jodido. Ese pequeño esfuerzo por correr tras esos señores ahora me está cobrando caro, mis costillas comienzan a doler y me quejo.
-Madre mía Christoph, te ayudo a sentarte vamos.
Natasha me quita una de las muletas, coloca mi brazo al rededor de sus hombros, se siente más cómodo, así puedo llegar hasta la silla en la que estaba sentado antes.
Ahí comienzo a llorar, ella se sienta a mi lado. No puedo dejar de escuchar voces a mi alrededor, hablando de términos que desconozco. Siento su delgada mano dando pequeñas palmadas en mi espalda.
-Por mi culpa ella está en coma -hablo sin importar el tono que mi voz tiene por las lágrimas acumuladas.
-No es tu culpa Christoph, jamás lo será porque tú la amas, nunca buscarías dañarla, por favor no te culpes. El señor Meyer está triste, no hagas caso de él.
Sus palabras no me consuelan, nada podrá llenar el vacío que siento.
-Siempre lo he odiado, debo admitirlo, pero tiene razón. Sólo quiero verla antes de ir a casa a descansar.
Mis ojos van hasta su figura, un poco borrosa por las lágrimas que me bloquean la vista, pero puedo ver como sus labios no pueden ni emitir una sonrisa triste.
-Te ayudaré a llegar a ella, vamos.
Con su ayuda, y poco a poco llegamos a la habitación. Es la primera vez que Natasha la ve de esta forma, esta es mi segunda vez. Después de sentarme a un lado de su cuerpo inmóvil, la pelirroja sale para darme privacidad. Veo ese collarín al rededor de su cuello, su bronceada piel con algunas heridas, está conectada a cualquier tipo de aparatos que parpadean y emiten sonidos. No lleva un día aquí y ha perdido el rosa de sus labios, se ve tan delgada, tan frágil, y no pude protegerla.
-Lo lamento tanto Evi, fui un imbécil por permitir que te quitaras el cinturón de seguridad, tú sólo querías jugar ¿no? Estabas jugando conmigo cuando me dijiste aquellas cosas. Lo siento demasiado, por favor perdóname -tomo su fría mano-. No puedes dejarme, tenemos tantos planes que debemos realizar. Por favor recupérate, lucha por ti, por mí, por lo nuestro. Te prometo que estaré aquí, no me importa si te lleva meses, 1 año o 10. Siempre estaré esperando por lo nuestro, esto no puede terminar aquí.
Me acerco a ella, doy un beso en esa mejilla fría, cuando me estoy girando para irme, puedo ver que Natasha nos observa detrás de la ventana mientras llora. Evi es muy especial para muchos. Hago un gran esfuerzo por salir de la habitación, pero la pelirroja entra para ayudarme a salir.
-Es momento de que me vaya a casa -digo limpiando mis lágrimas-, nos veremos luego Natasha.
-Yo te llevo a casa, debes estar agotado Christoph y yo no voy a soportar estar ahí dentro. Déjame acompañarte.
Lo pienso por un momento. Quiero estar solo, necesito estarlo, pero voy a necesitar más de una mano para salir del hospital, ahora no imagino la cantidad de ayuda que necesitaré para conseguir un transporte que me lleve a casa, subir las escaleras y...
-Gracias Natasha, espero no estar retrasándote en compromisos o cosas importantes.
-Descuida -menciona con un intento de sonrisa- no interrumpes nada importante, sé que necesitarás ayuda para llegar a tu hogar. Sólo vamos, este lugar es tan frío que me deprime.
Yo sólo asiento y me ayuda a salir de aquí. Me gustaría darle un intento de sonrisa pero ni siquiera eso me sale del corazón, es que me siento vacío. Ya nada queda dentro de mí, nada que quiera dar a los demás.
ESTÁS LEYENDO
FERNWEH |Christoph Schneider|
FanfictionFernweh: palabra alemana usada para expresar el sentimiento opuesto a cuando extrañas tu casa, tu hogar: demostrando un sentimiento de anhelo por un lugar en el que jamás has estado antes. Vaya palabra, comienza a tener un significado para mí. Neces...