Capítulo XXI

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Su cuerpo cansado y desnudo está expuesto frente a mí. Es una gran maravilla y me relaja verlo después de un día largo.

Fuimos a comer con mi familia y regresamos hace dos horas al apartamento. Enseguida celebramos con un vino demasiado costoso, ¿por qué? Porque Rammstein ha terminado su álbum debut, gracias al contrato con Emannuel Fialik que firmamos hace nueve meses. Es nuestra primera producción profesional. Estoy más que emocionado.

Siento que se remueve un poco en el sofá de enfrente. Yo no he dejado de mirarla y comienza a levantarse mientras la veo con una sonrisa.

—¿Es muy tarde? —pregunta viéndome, con esos ojos vencidos por el sueño.

—Sólo has dormido una hora. ¿Quieres ir a la cama? —ella asiente, pero extiende sus manos en señal de que quiere que la lleve, sin embargo no lo hago, sólo me siento a su lado.

—¿Qué pasa? —la abrazo por el cuello.

—Has sido lo mejor que me ha pasado en la vida. Normalmente no te recuerdo lo mucho que te quiero, o lo que significas para mí, te amo Nat.

Ella suelta una risita.

—Yo también te amo Chris. Se levanta un poco para darme un beso tierno y largo en los labios. Compartiéndome todo su amor, cariño y paciencia. Me ama, yo lo sé.

Se levanta un poco para sentarse en mi regazo, sobre mi cuerpo sólo cubierto por la ropa interior. Cuando nos separamos acaricia mi cabello, y mi rostro, yo hago lo mismo pero con su cintura.

—El tinte rojo te queda muy bien —susurra sobre mis labios, yo suelto una risita.

—Me amas, todo se me verá bien para ti.

—Bien dicho —dice inclinándose, buscando mis labios de nuevo mientras pego su cuerpo al mío, aún más. Necesito sentir su calor.

El sonido del teléfono interrumpe.

—¿Quién rayos es? —intenta levantarse pero la sujeto con fuerza.

—No lo sé y no me importa.

Ella sonríe y yo vuelvo a besarla. El sonido se apaga, pero a los pocos segundos vuelve a sonar. Ambos sabemos que puede ser una emergencia. Ella se levanta mientras me quedo observando la sala de estar del que ahora es mi apartamento también, al menos aquí vivo, sólo para dejarle la casa a Richard y Paul, quienes ahora viven juntos.

—¿Hola? —volteo para verla, puedo ver que su expresión se transforma, algo malo está pasando—. Eso es bueno, pero ¿yo qué tengo que ver en eso? —de nuevo un silencio lleno de tensión—. Después de la última forma en que se portaron, olvídenlo —comienzo a sospechar de que se trata, tengo miedo—. Iré, no prometo llevarlo a él.

Enseguida cuelga la llamada. Ella se sienta a mi lado, no hace expresión alguna.

—¿Qué pasa? —pregunto, su mirada triste viaja a mí, enseguida me abraza con fuerza.

—No te quiero perder. Evi ha despertado.

Yo la abrazo con más fuerza. Justo cuando todo va bien en mi vida, ese pasado que creí lejos, regresa.

—Dicen que despertó hace un par de horas, no deja de pedir verte. Ellos no pueden contactar contigo, me pidieron que yo lo hiciera, Christoph ¿quieres ir? ¿piensas decir que tú y yo tenemos algo? ¿me amas más que a Evi?

Sin pensarlo la beso tiernamente.

—Alguna vez debo verla para rendirle cuentas. Me he enamorado de ti, esa es la única verdad. Te amo y no voy a dejarte, por favor nunca lo cuestiones.

FERNWEH |Christoph Schneider|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora