Capítulo XII

191 20 42
                                    

-No pasó algo interesante, cuando llegamos al patio principal ella me dijo que prefería ir a su hogar, para descansar. No pude hacer mucho, un no es un no -dice para todos.

Los chicos ya saben lo que pasó entre nosotros, aquel beso que Richard es el único que desconoce.

-Richard ¿podemos hablar? -pregunto, despertando una gran tensión entre todos- en mi habitación.

Kruspe asiente, yo me levanto y sé que él me sigue.

-¿Y bien? -pregunta sonriente mientras se sienta en mi cama, yo me mantengo de pie.

-Lamento no decírtelo antes, necesitaba aclarar mis sentimientos, ahora los tengo claros. Creí que era algo pasajero pero no.

-Me estás asustando Christoph, parece que me vas a confesar que eres gay y estás enamorado de mí.

-En serio Richard -digo molesto-. Es algo relacionado con Natasha, la verdad es que ella me gusta.

-Dime algo que no sepa, tonto -dice sonriendo sinceramente-. Para todos es obvio que te gusta demasiado.

-Ese día nos besamos.

-¿Qué? -pregunta con una sonrisita incrédula- ¿Ella te correspondió?

-Lo hizo, después dijo que estaba mal. Yo no quería hacerlo por ti, pero no pude resistirme, lo siento Richard, soy un mal amigo y un pésimo novio.

Su expresión es neutra.

-Mereces una patada en esa cara, pero yo sólo te lo agradeceré. Gracias por decírmelo. Aprendí una lección importante con Till: las elecciones de una mujer no deberían afectar nuestra amistad. Pero ¿qué pasa con Evi?

-Nunca valió la pena. Ahora entiendo lo que todos me decían, y lo que Nat me ha dicho, quien te ama no te lastimará a propósito.

-Christoph, me alegro que finalmente puedas verlo. Es obvio que Natasha es muy hermosa, pero dejemos que ella tome una decisión, ¿de acuerdo?

Yo asiento, con una sonrisa. No creí que se lo tomaría así.

Pasa una semana. Nuevamente Natasha es un misterio para mí. Trato de llamarle para disculparme por aquella acción, pero es inútil, no contesta. Es hora de ir al bar para dar esa presentación. Ahí estará ella, no hay duda, entonces veo todo esto como mi oportunidad.

Llegamos y no la veo. Hay un poco más de 100 personas esperando por nosotros, yo no me esperaba ni 50, esto es emocionante para mí, y para todos.
No nos conocen, pero les encantamos. Mientras estaba tocando, pude saber que esto es lo que quiero hacer toda mi vida, para esto nací. Estoy sudando pero eso no importa. Estuve buscando a Natasha, no pude verla, pero ahora la veo claramente, tal vez no la reconocí por ese nuevo corte de cabello. Justo cuando la multitud se ha dispersado y todos los chicos vamos a salir, le sirve unos tragos a unos hombres que le dicen algo y ríen entre ellos, ella sólo da una risita mientras puedo ver el disgusto en ella.

Me acerco una vez que está desocupada y la tomo por el brazo, su mirada se queda en mi rostro.

-Nat, tenemos que hablar ya, esto es muy en serio. Deja de ser una niña pequeña y afronta tus problemas.

-Sólo por lo último la has cagado -dice intentando irse, zafándose de mi agarre, yo vuelvo a tomarla.

-Lo siento Natasha, en verdad quiero hablar contigo, lo necesito.

Mi desesperación es grande, logro romper esa coraza que la hace ser ella.

-Mi turno termina en treinta minutos. Puedes esperarme, después iremos a mi casa y hablamos -yo sonrío, asintiendo-. Estuvieron genial Christoph, tú estuviste increíble.

Entonces simplemente ella se va de mi vista.

Salgo del lugar, después de cambiarme de ropa. Los chicos me invitan a una noche de fiesta, después de subir el equipo a la camioneta que un amigo nos prestó. Yo me niego, ellos no preguntan más y se van.

Media hora se pasa rápido cuando mi mente no deja de pensar lo que debo decirle a Natasha. De la nada la veo salir, con una sonrisa.

-Mi automóvil está a unas calles de aquí, vamos.

Yo la sigo. A estas alturas todo me sigue pareciendo una locura. Evi quiere adentrarse de nuevo en mí, aparece tratando de atormentarme, pero su recuerdo ha dejado de tener poder sobre mí, sonrío por esto.

-Les encantaron a todos, arrasaron con ese bar, no puedo esperar para verlos en su propio escenario, en festivales encabezando la lista de invitados y siendo aclamados por multitudes.

-Me aterra la fama -digo sincero, sin dejar de verla mientras conduce- cuando eres mundialmente conocido dejas de ser completamente tuyo. Tu vida y los cercanos a ella se vuelven públicos.

Ya no menciona algo, simplemente las luces de los automóviles y de los negocios pasan rápido y comienzan a marearme, cierro los ojos y me hundo en el asiento. Cuando ella se estaciona, ambos salimos del automóvil, está en el estacionamiento subterráneo de un edificio. Espero no cagarla esta noche.

Cada vez me cuesta menos caminar, eso es genial. Tomamos el ascensor y sólo esperamos. Aún usa su uniforme, se ve cansada. Los hombres son unos idiotas, sólo porque ven a una chica hermosa con falda y escote se sienten con el derecho de decir cosas fuera de lugar. Es decir, se ve espectacular en ese uniforme, pero es irrespetuoso lo que muchos hacen y me hierve la sangre saber que ella está expuesta a tanto imbécil.

Entramos a uno de los apartamentos. Es mi primera vez estando aquí. Todo está muy limpio, es grande y elegante, todos los objetos dentro de la escala de tonos grises, negros y blancos. El sofá, el televisor, la mesita de noche, los muebles que soportan algunos portarretratos con fotografías, o incluso las macetas que soportan algunas verdes plantas. Al menos esto es lo que hay en la primera habitación.

-Iré a traernos vino, toma asiento Chris.

Yo lo hago, la veo desaparecer por una puerta donde puedo ver que adentro está la cocina. Regresa con vino tinto y dos copas.

-Eres una ebria -ella sonríe mientras se sienta a mi lado.

-Gracias por notarlo.

Comienza a servirnos. Enseguida me da una copa y bebo de ella, yo hablo primero.

-¿Por qué razón dices que no puedo besarte?

Ella se queda seria, mirándome con algo de molestia.

-¿Es en serio? -pregunta como si la hubiera ofendido, comienza a hablar sin poder dirigirme la mirada mientras usa sus manos para expresarse, está exaltada, amo cuando hace esto-. Eres novio de mi prima, quien está en coma. Hace unas semanas estabas inconsolable por ella, y ahora piensas que puedes besarme. Para mí todo lo que haces es un juego, me quieres usar como una maldita escapatoria del dolor que sientes por Evi porque la amas, el amor no se agota en tan poco tiempo. No entiendo tu dolor, pero yo creo que no puedes jugar conmigo de esta forma. Estoy cansada de esos juegos de niños tontos. Te amo, te lo dije, pero tu corazón le pertenece a otra persona.

-No Nat, te equivocas -ella me observa finalmente-, fuiste la última bofetada que me faltaba para saber que Evi no ha sido más que el demonio con cara de ángel. Contigo comprendí cientos de cosas, entiendo porque me prohibía estar con chicas, cualquiera sería mejor que ella pero tú eres maravillosa. No eres jamás mi forma de escapar del dolor. Contigo veo las cosas claras.

-Yo no puedo saber si mientes -dice seria.

Ha llegado el momento.

FERNWEH |Christoph Schneider|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora