Esta es la era de las dinastías, nos guste o no las dinastías familiares están por todos lados, la mía podría considerarse una monarquía empresarial, después de todo soy una Hawckett y nuestra empresa es básicamente poder.
Si tienes un auto probablemente lo hayas adquirido en nuestra compañía de fabricación de automóviles, si tienes una casa propia probablemente la compraste en alguna de nuestras compañías de bienes raíces, si tienes un teléfono móvil probablemente sea nuestra marca, si compras ropa de diseñador probablemente ese diseñador trabaje para nosotros, y así podría pasarme el día entero hablando de las industrias que ya adquirimos o vamos a adquirir en un futuro. Nuestro trabajo son las industrias, las compramos, mejoramos y nos hacemos millonarios.
Por generaciones este ha sido el negocio familiar y ya he esperado bastante tiempo por ser dueña de todo este imperio, he invertido bastante y he mejorado la empresa en todo el tiempo que llevo trabajando para mi papá, y si, sé que soy demasiado joven para dirigir una empresa multimillonaria con miles de empleados que dependan de mí, pero mi padre a los veintidós años heredó todo eso cuando mi abuelo murió, apenas comenzaba a beber alcohol legalmente cuando ya era multimillonario.
Por eso mi exageración en el tema del artículo de Surface, mi padre me dejó más que claro que debo ser muy cuidadosa con lo que hago, es decir, soy hija de un empresario que tiene importantes empresas en su poder, además de pelear por el puesto de directora de operaciones públicamente, lo que me convirtió en la imagen de la empresa, ahora debo ser muy cuidadosa con la publicidad que ofrezco, ya que no sólo podría ser un artículo poco favorecedor que en definitiva deben estar preparando, sino que además lo documentarían y sacarían en todos los medios de comunicación cuando por alguna razón quisieran dañar mi imagen. No puedo darme el lujo de despistarme, debo tener los pies en la tierra y evitar a cualquier persona que pueda dañar mi imagen, la de mi padre o, incluso, la de Hawckett Industries que es prácticamente la mía.
—Buenos días —mi hermano aparece con una bata y pies descalzos—. Se que planeas algo y me da miedo preguntar.
—Buenas tardes, Blake — corrijo observando mi reloj dorado.
Actualmente nadie podría imaginar a Blake como el dueño de una empresa multimillonaria, ni siquiera como algún ciudadano normal con un empleo normal, Blake es la clase de persona que no dura ni un día sin ser financiado por papi. Ahora suena loco, pero él fue la primera opción después de la partida de Paul para el puesto de director de operaciones y a pesar de los esfuerzos de papá para que Blake se interesara en la empresa, él tomó su propio camino y ahora estoy segura de que tiene el récord en haber estado en todos los centros de rehabilitación en Seattle y uno que otro en Yakima.
—Hoy voy a llevar a Shawn a la empresa.
—¿A cuál de todas?
Me encuentro demasiado ocupada en mis asuntos como para prestarle atención a Blake, pero puedo fingir que tiene toda mi atención, eso es sencillo.
—A la esencial.
—No.
—No te estoy pidiendo permiso, ni siquiera lo necesito.
—Hoy tengo trabajo y no necesito a Shawn Sheridan merodeando por ahí.
—Ya no sé de qué manera explicártelo, Abigail —su expresión facial cambia— No todo se trata de ti, existen otros miembros en esta familia que pueden tener su propio éxito.
No quiero ser tan cruel con mi hermano, pero dada la situación me veo obligada a hacerlo.
—¿Quién? ¿Tú? —lo miro de pies a cabeza demostrando mi notable superioridad— De todos nosotros tú eres el de menor éxito, la señora Robin es más digna de una nota propia que Blake Hawckett —alzo las manos, como si hiciera un anuncio— Drogadictos Inc.
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Todos Los Días De Mi Vida
Teen FictionEstar con Abby era como tomar café y Shawn odiaba el café.