Al despertar, lo recuerdo todo, recuerdo perfectamente cada cosa que ocurrió. Recuerdo que su boca sabía a vino, recuerdo que al principio fue suave, pero después lo necesité tanto que me fue imposible parar, me fue imposible alejarlo cuando sus manos me pegaban cada vez más contra su cuerpo. Tal vez fue efecto del alcohol o de la euforia que sentía, tal vez realmente lo quería, pero ahora solo quiero salir corriendo tan rápido que jamás vuelva a atraparme, solo quiero que esto se convierta en un recuerdo confuso que atesorar.
Me levanto de su cama con el cuidado de no despertarlo y tomo mi celular para pedirle a Amber que me mande un coche. Mientras me pongo los zapatos, Shawn despierta.
—Buenos días.
No hicimos nada más que charlar durante un rato y dormir, lo sé porque lo recordaría tanto como recuerdo el beso.
—Hola —sonrío incomoda.
Salgo de su habitación lo más rápido que puedo para largarme cuanto antes.
—Abby —me sigue—. ¿Qué haces?
—Tengo que irme.
Me siento afortunada cuando encuentro mi bolsa en una encimera de la cocina.
—Te llevo.
—Me están esperando.
Tomo mi bolsa e intento abrir la puerta, pero Shawn la cierra.
—¿Qué pasa?
—Tengo muchas cosas que hacer.
—Déjame llevarte.
Me paralizo frente a él y no quiero, solo quiero irme y comer nieve de chocolate mientras le cuento mis tonterías a Demien o a Mónica. Solo quiero volver a Jack para poder olvidarme de todo esto, aunque él no me haga ni la mitad de feliz que soy cuando estoy con el zoquete de Shawn.
—Me están esperando.
—Estas huyendo.
Claro que estoy huyendo.
—No —lo pienso un poco—. Tal vez.
—¿Y por qué?
—Porque me están esperando.
—No es verdad —se aleja de mi—. Estas huyendo porque estás espantada, lo veo en tu cara.
—Cierra la boca —arrugo la frente, indignada—. No tengo motivos para estar espantada.
—Puedo darte cien motivos razonables.
Nuevamente se acerca y puedo ver sus intenciones con sólo mirarlo a los ojos. Si que estoy espantada.
—¿Crees que lo que ocurrió anoche me tiene espantada? —me saca una risa sarcástica—. No significó nada, aprende a diferenciar la embriaguez de los sentimientos.
Abro la puerta y después de salir, la cierro en su cara, todo eso lo hago tan rápido que ya estoy en el elevador escuchando la música que anoche me parecía tan irritante. Shawn no me sigue por evidentes motivos y al salir del edificio, Demien me espera recargado en su coche.
—¿Qué haces aquí?
—Visitando a Shawn Sheridan —sé que es sarcasmo—. ¿Qué crees que hago? Vengo por ti.
—Tengo muchas cosas que contarte.
—También yo.
Ambos subimos a su coche, es asqueroso que huela a lavanda y no a prostituto.
—¿Acaso no se ha subido ninguna mujer?
—Eres la primera en todo el mes.
—¿Qué le ocurrió a tu promiscuidad?
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Todos Los Días De Mi Vida
Teen FictionEstar con Abby era como tomar café y Shawn odiaba el café.