—Eres un idiota —le digo a Shawn cuando subo al coche.
—Estoy seguro de que tienes razón —me sonríe.
—¿Qué estás haciendo aquí?
Estoy demasiado molesta, mi día inició mal y estoy segura de que terminará mal. Gracias a un "error humano" podríamos perder millones de dólares, de euros, libras y dejar sin empleo a gente que realmente lo necesita.
—Debo confesar algo.
Suspiro con cansancio.
—¿Eres en realidad un ingeniero que me ayudará a sacar a mi compañía de la quiebra?
—Tal vez no te ponga así de feliz mi confesión —sonríe—, pero te pondrá feliz.
Cierro los ojos y recargo la cabeza en el asiento, estoy demasiado exhausta como para soportar a Shawn.
—Te escucho.
—Inventé la conferencia.
Eso era de esperarse.
—No me digas —abro los ojos y lo miro sin expresión.
—Y tal vez —recarga la cabeza en el asiento y me mira sonriente— hice que tu secretaria conspirara conmigo.
—¿Qué?
Ahora si me interesa, incluso hace que mi ira suba de nivel.
—Tengo un día planeado a la perfección.
—No entiendo —me incorporo y me doy cuenta de que Amber no está, tampoco el mismo chófer—. ¿Me estas secuestrando...?
—Si —sonríe—, tendremos el día más divertido.
—Shawn...
—Iremos al parque de atracciones —no deja de interrumpir—. Compré dos pulseras para entrar a más de veintiocho juegos mecánicos y estoy seguro de que tienes hambre, así que...
Me da tanta ternura su entusiasmo que me quiebra el corazón tener que rechazarlo.
—Shawn... —vuelvo a recargarme en el asiento y le sonrío—. Tengo muchísimo trabajo —miento—, y hay una crisis espantosa.
Lo único que hay en mis planes es continuar leyendo e informándome sobre las tonterías que Brad hizo, tal vez pueda encontrar una solución, aunque eso ya es imposible.
—Entonces al diablo —me devuelve la sonrisa—. Iremos al departamento, pediré comida y estaremos toda la noche trabajando, en equipo.
—¿Qué?
—Vamos a Manhattan —le dice al conductor.
Todo lo que hizo me deja impactada, lo suficiente para quedarme callada el resto del camino hacia mi departamento, solo miro hacia afuera, pensando toda clase de excusas para librarme de Shawn, el problema es que cada que pienso una excusa coherente, yo misma me deshago de ella, de pronto, todas las excusas para estar lejos de él me parecen ridículas, de pronto todas las razones que me parecían coherentes anoche, ahora me parecen ridículas.
¿Cómo pueden unas simples palabras tener tanto impacto?
Cuando llegamos al departamento, Amber está ahí, mirando televisión mientras come nieve.
—Shawn —se levanta.
Amber tiene rostro de toda una conspiradora, una conspiradora que acaba de fracasar.
—Pediré comida —comenta Shawn.
Medito un rato mi respuesta, pienso en los pros y contras de mi decisión, mi conclusión es que solo es una tonta salida de amigos, un tonto día y un tonto chico.
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Todos Los Días De Mi Vida
Teen FictionEstar con Abby era como tomar café y Shawn odiaba el café.