16. Concurso De Desgracias

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Nunca fui cobarde, no fui de las que necesitaban dormir en cama de sus padres cuando escuchaban un ruido en su closet, pero si debo admitir que cuando tenía seis años me aterraba la lluvia, solía pensar que mis ventanas iban a estallar y los pedazos de vidrio destrozarían mi rostro, cada que llovía tenía pesadillas sobre cómo los cirujanos operaban mi rostro y dejaba de parecerme a mi mamá. Recuerdo que Paul durmió en el suelo de mi habitación todo un año hasta que dejé de tener pesadillas. Él era la única persona dispuesta a hacerlo, Kira aún no llegaba a nuestras vidas.

Esta noche me recuerda a todas esas noches que temblaba imaginando mi rostro ensangrentado y deforme. Esta noche hemos estado más de media hora en el coche intentado comunicarnos con Trish después de que una horrible tormenta se desatara sobre Ellensburg, primero intenté con mi celular, pero se apagó al tercer intento y después el de Shawn se quedó sin señal. Eso detuvo nuestra investigación, pero a Shawn solo le preocupa que Trish no esté atorada en la carretera, es un desgraciado.

Ya habíamos obtenido un poco de información del acta de nacimiento, pero no encontramos nada que pudiera decirnos exactamente quien era Mayleen Simmons, al parecer no existía Mayleen Simmons nacida en 1994 en Ellensburg.

Cada segundo en el coche parece que la lluvia hará explotar las ventanas y las quejas incesantes de Shawn no me ayudan a contener mis dolores de cabeza.

—Es que ni siquiera sé porque sigo haciéndote caso —se queja, una vez más.

—Tú me adoras en el fondo, ¿sabes?

—No —cierra los ojos y se recarga en la puerta—. Yo te detesto.

—Espera a que me conozcas mejor.

Abre los ojos y me observa con una sonrisa.

—¿Te voy a adorar?

—Me vas a odiar aún más —le sonrío.

La lluvia continúa y, a pesar de haber superado mis temores hace muchísimo tiempo, mi cabeza empieza a doler y un escalofrío horrible recorre mi espalda, comienzo a sentir miedo y ese miedo me ocasiona pavor.

—Cuéntame algo —casi es una súplica.

—¿Estas bien?

Niego con la cabeza intentando controlar mis emociones. Los ataques de pánico son comunes en mi familia, con una madre muerta, un padre ausente, una madrastra que critica hasta tu manera de respirar y ni siquiera tengo que hablar de Francie Hawckett, tuvimos que cuidarnos solos y la mayor parte del tiempo fui la pieza más débil, me niego a retomar mi papel.

—Cuéntame algo muy muy bonito.

—De acuerdo —se incorpora—. Eh...

El sonido de la lluvia contra el cristal de mi coche me hace temblar mientras Shawn se toma un momento para pensar como calmarme.

—¿Cuál es tu lugar favorito en el mundo? —pregunto apresurada.

—El departamento con tragaluz.

Eso me saca una sonrisa.

—Tal vez porque no has visto lugares más bonitos.

—Lo he hecho, pero ese es realmente mi lugar favorito, no hay ruido, tengo una nevera, vino y una sábana.

Comienzo a sentirme más cómoda sin importar el horrendo sonido que hay sobre nosotros.

—Aunque asumo que tu lugar favorito debe ser Dubái o...

—Deja de asumir cosas sobre mí —me incorporo.

—Es complicado no asumir cosas sobre ti, princesa.

Todos Los Días De Mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora