Tengo que analizar la situación tantas veces que mi cerebro se cansa después de tres horas escribiendo, borrando, tirando, gritando y todas las palabras que terminen en ando, endo. Hice un documento en mi computadora con todos los pros y contras de mi decisión, con todo lo bueno que implicaría casarme a una edad tan corta y con todo lo malo que implicaría casarme con un Willbourn, pero al final una sola palabra fue la que me llevó a la conclusión que definirá mi vida entera: para salvar a mi padre me tengo que casar. Y tal vez me lleve una ganancia extra, tal vez él me quiere, tal vez le creo y confío en su palabra de estar enamorado de mí, tal vez mi matrimonio le duela tanto como su traición a mí. Pero al final decido que nada lo vale, nada vale tanto la pena como para dejar mi libertad, así que mi conclusión es rechazar a Jackson y no ser tan dura.
—Abigail.
Mónica entra vistiendo una de mis pijamas que le deja una pequeña parte del estómago al descubierto.
—¿Sí?
—¿Estuviste aquí todo el tiempo?
—Si.
—Jack esta abajo.
—¿Qué? —me levanto—. No estoy lista.
—Tienes el vestido —me señala.
—¿Vas a dormir aquí?
—Es obvio —sonríe—. ¡Baja ya!
Mi cabello es un desastre, está demasiado chino y algo alborotado, pero tal vez pueda pasar por sexy y elaborado si lo cepillo un poco, así que solo vuelvo a mi habitación a cepillarlo y a guardar mis cosas en un bolso rosa antes de bajar corriendo a la sala principal, en donde se encuentra Jackson charlando con mi padre.
—Abby —me mira sonriente.
Hay algo diferente a todas las veces en que salimos juntos, su mirada se nota apagada y triste, pero hace tanto tiempo que esta así que no me preocupo mucho.
—Hola —besa mi mejilla—. ¿Lista para irnos?
Asiento sin quitar mi sonrisa. Mi padre nos acompaña hasta la entrada principal y finge darme un beso en la mejilla para poder amenazarme en silencio.
—No lo hagas solo por mí, hazlo por tu hermano, por el legado de tu abuelo, por ti —susurra y después besa mi mejilla—. Diviértanse.
Jackson me lleva en su camioneta, él conduce y yo lo escucho hablar como los días antes del mayor error de toda mi vida, como los días en que éramos pareja.
—Hace poco me topé con Emma Jennings.
—¿De verdad? —pongo atención.
—Esta enorme —asiente—. ¿Sabías que estuvo con...? —se calla de repente.
—Está bien —sonrío—, puedes decirlo, estuvo con Shawn.
Se me hace tan raro decirlo en voz alta, hace tanto que había bloqueado su nombre de mi memoria, ni siquiera me permitía pensarlo porque me dolía no saber cómo llamarlo, pero ahora es sencillo.
—Él la dejó —me mira—, una semana antes de su boda.
Esa es información nueva e impactante, es como un nuevo golpe de nueva información que me confirma que no tengo idea de con quien estuve compartiendo secretos, no tengo idea de quien es la persona de la que me enamoré.
—¿Qué? —lo miro—. ¿Se iban a casar?
—Al parecer —regresa la vista al camino— él le dio el anillo de su mamá.
Tampoco es que Emma Jennings sea el contacto más confiable, pero entre ella y Shawn, yo confío más en ella.
—No lo esperaba.
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Todos Los Días De Mi Vida
Novela JuvenilEstar con Abby era como tomar café y Shawn odiaba el café.