8:14 p.m. marcaban los relojes de la iluminada noche por las recónditas calles de Seúl. La zona a pesar de estar situada en una gran ciudad poblada, contaba con calles llenas de paz y tenues luces naranjas y amarillas, máquinas expendedoras con suaves luces blancas a un lado de las paradas de autobuses y árboles vestidos de nieve, haciendo de las caminatas nocturnas un palpitar alegre para el alma.
Jimin caminaba molesto, dando fuertes pisoteadas sobre la suave nieve pálida bajo sus pies, pateandola de vez en vez cuando su molestia se intensificaba. Los faroles amarillentos iluminaban su delicado rostro que, contaba con una expresión de fastidio y dejaba a la vista unos labios abultados creando un puchero rabioso.
Había dado por terminaba su primera y desastrosa clase con Yoongi cuando éste pidió una razón justificable por el cual Jimin quisiese aprender guitarra. Sus molestias ante el hecho de darle clases al menor eran notorias, por lo que no tenía sentido su repentino interés porque el rubio consiguiese pasión o una verdadera razón a querer aprender.
-Estupido idiota-. Susurraba insultos dirigidos al mayor cada tanto.
Intentando frenar su molestia ante el carácter despectivo con el que ha sido tratado desde el primer instante en donde decidió hablar con el pálido. Intentaba con todas sus fuerzas no mandar todo a la basura y conseguirse otro profesor, el realmente deseaba que Yoongi le enseñara, sin embargo aunque este haya aceptado estaba haciendo de la situación de lo más pesada posible.
Y a penas había sido el primer día.
Más qué querer las habilidades que el pelinegro pudiese enseñarle al rubio, la verdad era qué, Jihyun admiraba mucho al mayor, aunque este nunca haya tenido la oportunidad de conocerlo, por lo que Jimin deseaba ser aprendiz de una de las tantas inspiraciones para su hermano.
Jihyun había ido a varios conciertos de Kogarashi y mirado alguno que otro video sobre el pálido guitarrista y como derrochaba talento con cada respiro que daba. El menor de los Park siempre quiso alguno que otro consejo de este, incluso pensó en tal vez intentar hacer un dueto con él, sin embargo, a demás de su trágica historia a día de hoy, Min Yoongi derrochaba un aura fuerte, prepotente y amargado, lo cuál hizo cohibir al menor de siquiera dirigirle la palabra.
Aunque lo odiase, soportaría tener al molesto de Min como su profesor y tener que aguantar verle la cara constantemente, por su hermano y su fuerte deseo de querer alegrarle la vida.
El rubio abrió lentamente la puerta de su hogar, unos veite minutos caminando bastó para llegar rápidamente a su recinto, vivía realmente cerca del mayor lo cual hacia que se irritase aún más.
Su casa era de un tamaño grande, dos pisos y tejas de un color rojizo sobre su cabeza, las paredes bañadas de un azul tenue dándole al hogar desde afuera, un toque delicado. Había calor de hogar, se notaba la calidez al entrar por la gran puerta principal, olor a galletas recién horneadas y un suave sonido al fondo indicando que el televisor estaba siendo utilizado. Sin embargo, la alegría característica de los Park, ha ido quebrandose poco a poco luego del accidente que sufrió el menor de la casa, quien al tener el carisma más cautivador y alegre de todos, llenaba el hogar constantemente de risas y lágrimas de felicidad ante las tonterías que el menor hacía, sin embargo, eso poco a poco se fue quebrando, haciendo del hogar un tanto apagado, llenando el aura de preocupaciones gracias al estado triste de Jihyun.
-¡Llegué!-. Anunció el rubio su llegada tras cruzar el pasillo de la casa. Barrió con su mirada rápidamente las acciones de sus padres tras el ventanal que daba hacia la cocina y huyó hacia el segundo piso, yendo rápidamente a la habitación continua a la suya.
Tocó suavemente tres veces esperando un sonido de afirmación dentro de la habitación y dejó sus cosas sin preocupación tiradas en medio del pasillo. Un pase se escuchó tras la puerta de madera blanca y Jimin procedió a adentrarse al lugar, dirigiendo rápidamente su vista a la figura posada rígidamente sobre el colchón individual.
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GUITAR ; YOONMIN
FanfictionSus dedos se paseaban sutilmente por las cuerdas de aquella guitarra roja, creando un sonido hermoso pero doloroso, que hacía retumbar la mente de cada persona que lo escuchaba. Su alma lloraba, al igual que sus canciones, haciendo que cada melodía...