18.

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-¿Estás bien?-.

-Sí-.

-¿Seguro?-.

-Que sí-.

-Yoongi sabes que puedes hablar con nosotros. Estamos aquí para ti-.

-Lo sé, gracias-.

Así tenían durante toda la hora de ensayo, pregunta tras pregunta, miradas de angustia e incógnita, ante la impalpable actitud que mantenía Yoongi ese día. Triste, más de lo usual.

Podías notar la carencia de brillo en sus ojos.

No entendían bien a decir verdad, el chico llevaba dos meses con una actitud positiva y un tanto alegre, la mejor actitud que había tenido desde hacía cinco años.

Pero ahí estaba, tocando su guitarra con una expresión neutral, parpados cayendo por inercia y dedos rasgando las cuerdas de manera floja, como un principiante.

No tenía los ánimos, su noche anterior estuvo abrazado a Hoseok mientras este le preparaba incontables tasas de café y le contaba chistes sin sentido para alegrar su ánimo, así solía ser. Hoseok no lo dejaba solo en ningún momento, se pegaba a el como un mosquito en busca de sangre, que no se iba hasta obtener lo que quería. En este caso, un Hoseok preocupado que no tenía intensiones de irse hasta lograr al menos una pequeña sonrisa en los labios del pálido.

Y Yoongi lo apreciaba, lo amaba con su alma porque no imaginaba sus días oscuros sin esa luz potente que lo iluminaba y sacaba del abismo poco a poco, sin embargo, solo lo apretaba para que no cayera, porque no podía sacarlo.

-Bien, basta por hoy-. Sentenció el mayor de la sala, tirando sus baquetas al suelo en frustración. El ensayo estaba siendo un asco, el aura se encontraba tenso, podías palpar la incomodidad ante el desespero por la banda de saber qué ocurría con su líder.

Yoongi dejó caer sus brazos a sus costados de manera perezosa, suspirando a tonos bajos. Sabia que estaba arruinando el ambiente, pero no podía hacer más. Se sentía morir.

-Pueden seguir ensayando, me iré-. Habló el pálido a la vez que quitaba su guitarra colgando en su cuello, buscando con la mirada su estuche. Una mano en su muñeca detuvo sus pasos.

-No seguiremos hasta que nos digas qué ocurre. Tu salud va primero-. Jae lo observaba con intensidad, intentando leer su rostro, adivinar que ocurría en su mente.

-No tengo nada, en serio. Solo es un mal dia-. Intento forzar una sonrisa, fallando en el intento, pues nunca había sido bueno para ocultar sus emociones. Lo que sentía, lo sentia con intensidad, con todas las letras de la palabra, tanto que su angustia podía transmitirla en las emociones de los demás.

-Yoongi confía en nosotros, jamás lo haces. Sabes que somos tus mejores amigos no solo tienes a Hoseok para ayudarte-.

Los miro con pena, derrotado. No solía ser muy expresivo con sus mejores amigos en la banda desde hacía un tiempo.

-Yo- yo solo no sé qué hacer ya. Estoy en el abismo-. Bajó la mirada, dedos entrelazadose en nerviosismos

-¿Tiene que ver con- con tu sabes?-. Preguntó Jungkook de manera insegura, sin saber cómo abordar el tema

-Todos mis problemas empiezan por él-. Risa amarga salió de su garganta, oscureciendo aun más su semblante.

-Habla con nosotros, saca toda la mierda que llevas dentro-. Namjoon posó su palma en su hombro, transmitiendole apoyo.

-Yo-.

-¡Buenas tardes!-. Sus palabras se vieron interrumpidas por un escandaloso grito resonando por todo el lugar, haciendo resaltar a casi todos en la habitación. Yoongi observó de reojo la puerta, acostumbrado a los chillantes gritos de su alumno, que se encontraba con una sonrisa de oreja a oreja recargado en el marco. Irradiando felicidad.

GUITAR ; YOONMIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora