- ¿Extrañas a tus hermanos Celine?
-Claro que sí, me apena mucho tenerlos que dejar con la señora Amadora, pero tienen que enseñarles para que no reprueben matemáticas, la señora María Luisa ah sido muy noble en darnos estudios, no podemos desaprovechar, de todos modos mañana los tendré de vuelta conmigo- dijo sonriente.
-Mi madre también vendrá mañana.
-¿Aún no te dice la razón por la que se fue?
-Una tía mía estaba enferma, falleció y por eso ella fue al funeral, pero como está lejos no pudo ir y venir, no me dijo nada porque no quería que la acompañase.
- Oh vaya... eso lo explica, sabes debería preparar algo delicioso para mañana, así hacerla sentir bien para cuando llegue.
-Suena una buena idea, mañana haremos las compras... ey ¿No piensas quitarte ese collar?-dijo divertido.
-Claro que no, me gusta mucho.
-Es un collar mágico, o eso entendí de la anciana que me lo dió.
-Que cosas dices, eso no existe- dijo riendo.
-Ya lo se pero... aun así fue interesante lo que me dijeron.
-¿Qué te dijo?.
Elián la miró a los ojos y se puso serio para ponerle misterio a lo que iba a contarle.
Ese collar no es uno cualquiera, es una piedra caída del cielo, un pedazo de celestialidad. Un regalo divino, muchos intentaron comprarla, pero jamás quise venderla. Dios dijo que esta piedra estaba destinada a estar cerca de un corazón sin memoria para ayudarlo a entrar en sus recuerdos. Dijeron que yo debía tenerlo mientras tanto y dárselo a su dueño, y usted joven creo que es la persona de la cual me hablaron.
- ¿Tanto drama para venderte un collar?- dijo Celine entre risas arruinando el momento.
-Que pesada, dañaste el drama, la verdad no sé por qué me lo dijo- dijo haciendo un puchero.
-Bueno sea como sea ahora es importante para mí.
Elián se levantó del sofá, Celine hizo lo mismo
-¿Qué sucede?- dijo la muchacha extrañada.
- Tú
-¿Yo?
Elián sonrió, la tomó de los brazos y la acercó hacia él para abrazarla
-Tu eres importante para mí...
-¡Aiko! ¡Aiko abre la puerta!- gritaba la señora Amalia mientras tocaba el timbre muchas veces.
-Lo siento señora Amalia, me quedé dormida.
-Si, ya veo- dijo mirándola de pies a cabeza- Tu madre necesita ropa, en la noche ya regresará contigo, y espero que no la descuides.
-Lo siento, seré más responsable.
Después de un largo día finalmente Aiko pudo tener a su madre en casa, en eso tocaron la puerta.
-Rom, ¿Que haces aquí?
-Quería saber si todo estaba bien, esta mañana saliste corriendo, me encontré a la señora Amalia y ella me contó todo.
-Lo siento por dejarte preocupada, pasa por favor, cenemos juntas.
-Me agrada la idea.
Mientras cenaban tuvieron una agradable charla para alegrar un poco a la madre de Aiko
- Puedes creerlo Aiko...Goran llegó justo después de que te fuiste.
-¿En verdad? vaya... supongo que perdí la calma muy fácilmente.
-Sí, te pusiste muy nerviosa.
- Es increíble- dijo Martina después de tomar un sorbo de café- siempre que Aiko quiere conocer a ese muchacho pasa algo
- Justo pensaba lo mismo- Dijo Rom divertida- Esos dos están malditos.
Las tres rieron y cambiaron del tema.
-Ya deberías conseguir un novio, y dejar de insistir con el dichoso Elián.
- Una vez me mencionaron algo de las vidas pasadas-dijo Aiko
- Yo no creo en esas cosas- dijo Rom mientras comía una galleta.
-Solo decía... aun no encuentro otra explicación.
-Aiko hija, ya olvídate de eso
-No puedo... además sabes que no es un juego, incluso te mostré el dibujo que hice de Elián, que por cierto se me perdió.
-No se perdió, lo boté a la basura.
-¡Mamá!
- Ya olvídate Aiko, Elián no aparecerá en la puerta de la casa.
Todo se quedó en un silencio incómodo, de pronto tocaron el timbre, Aiko se levantó para abrir la puerta, así se liberaría del momento incómodo.
Cuando abrió la puerta se quedó atónita, paralizada sin saber que hacer o que decir
-Ey Goran, gracias por venir a recogerme- dijo Rom desde donde estaba.
-E-Elián...
