-¿Bueno?
-Ey Goran, soy Ale ¿Podríamos vernos?
-¿Qué sucede?- Preguntó extrañado mientras escribía en su agenda.
-Sucede que, el móvil de Romina se quedó en mi casa, no puedo salir en este momento, así que me preguntaba si podrías pasar por el.
-Eso es extraño, Romina olvidaría cualquier cosa menos su móvil.
-Pues salió algo apresurada, además también quisiera preguntarte algunas cosas...
-Esta bien Ale, voy para allá- colgó.
-¿Ves que fue muy fácil hacer que venga? Tan idiota...
-Estás loca- decía Romina mientras lloraba e intentaba liberarse de la silla de la cual estaba atada.
-Has silencio, no me obligues a ponerte el pañuelo en la boca otra vez- respondió guardando su móvil en el bolsillo- lo siento amor, no quisiera amarrarte pero es por mantenerte a salvo, ¿Tú lo entiendes verdad?- preguntó con una sonrisa.
-Vete al diablo... déjame salir
-Tan temperamental como siempre...sabes... eso es lo que más me gusta de ti- dijo acercándose para darle un beso en la frente
-Estás enferma- dijo llorando aún mas fuerte.
-Cállate, no tendría que amarrarte, pero la última vez te perdí porque quisiste salvar a la estúpida de Paula... Pero ahora no dejaré ir esta segunda oportunidad, esta vez tu y yo vamos a ser felices así tenga que matar a cada persona de este asqueroso planeta, ¿Te quedó claro?
-Por favor no hagas esto...
-No lo hiciera si Paula no hubiera interferido desde un principio... pero no te preocupes, vas a ver que cuando te lleve lejos de todo esto tú y yo vamos a ser muy felices.
Alexandra tapó la boca de Romina con un pañuelo y cerró la habitación. Se sentó en el sofá para esperar a Goran hasta que finalmente llegó, al abrir la puerta lo invitó a pasar, pero él jamás se hubiera imaginado lo que estaba sucediendo.
- ¿Y el móvil?- se apresuro en preguntar
- Está sobre la mesa- respondió mientras tomaba una jarra con jugo y servía el líquido en un par de vasos.
Goran se acercó a la mesa para tomar el móvil, Ale tomó la jarra de cristal vacía y la golpeó en la cabeza de él haciéndola trizas y dejándolo en el suelo inconsciente.
Romina al escuchar el sonido del cristal empezó a gritar con todas sus fuerzas sin éxito, solo logró enrojecer su cara llorar hasta que las fuerzas se le acabaron en lo que Ale arrastraba a Goran para amarrarlo a una silla y apagar su móvil.
-¿Aiko?- dijo Martina sorprendida al ver a su hija en la puerta de su casa.
-Perdóname por no avisar mamá.
-¿Y quienes son ellos?
-Son Flavio y Paula, unos amigos, estamos aquí porque necesitamos que nos ayudes, nadie debe de saber que estamos aquí.
-Aiko no me asustes, ¿Que está pasando?- Dijo dejándolos entrar
-Prometo explicarte luego.
Goran abrió los ojos, todo era borroso y confuso, su rostro tenía gotas de sangre producto del golpe en la cabeza, estaba amarrado a una silla, pero estaba en otro lugar que no podía reconocer.
- ¿En dónde estoy?
- Hola Goran, hasta que despiertas- dijo Ale entrando a la habitación.
-¿Por qué estas haciendo esto? sácame de aquí
-Vas a salir de aquí muerto, ¿Realmente creíste que iba a dejar que te cases con Jesabel?
-Estás demente, ya sácame de aquí- dijo intentando desatarse.
-Mira a tu alrededor... todo esto va a explotar- dijo mostrando todos los explosivos alrededor- con todo esto te puedo hacer volar en pedazos en menos de lo que te pudieras dar cuenta, como hace años... es una lástima...
-Ale, no hagas esto, vas a perjudicarte, por favor piensa en lo que estás haciendo.
-Claro que lo eh pensado, lo llevo pensando mucho tiempo y tú me estorbas, tú y Jesa no pueden estar juntos, nosotras vamos a ser felices y tu tienes que quitarte del camino...
- ¿Dónde está ella? ¿Qué le hiciste?
-La tengo a salvo, lejos de ti.
Aiko, Paula, Flavio y Jael se colocaron ropa cómoda, la bajita equipó una mochila con cosas que podían servirle en el trayecto y todos salieron a buscar a sus amigos con la esperanza de que estuvieran bien.
-Solo espero que los dos estén bien...
-¿En dónde crees que podrían estar?- Preguntó Flavio
-No tengo idea, pero inspeccionaremos su casa.
-Dudo que estén en su casa, sería el primer lugar donde la buscarían- respondió Paula.
-Pero tal vez podamos encontrar algo que nos ayude a dar con ellos- concluyó Aiko.
Con mucho esfuerzo lograron entrar a casa de Alexandra, los cuatro se quedaron desconcertados al ver la silla con la soga, rastros de sangre y vidrios rotos.
-Definitivamente están en peligro- comentó Flavio- pero a quien de los dos tendrá...
Aiko entró a la habitación de Ale y se quedó atónita al ver la otra silla con la soga y la pared llena de fotos e información de Goran.
-Los tiene a ambos- dijo entre lágrimas.