-Fue una bonita idea haber venido todos a la playa- dijo Romina mientras se colocaba el traje de baño.
-Supongo que sí, espero todos la pasemos bien- respondió Aiko quien estaba en el vestidor de al lado.
Ambas salieron ya vestidas con sus respectivos trajes y se reunieron con los demás, todo parecían estar felices, a excepción de Paula, ella parecía estar totalmente ida, pero intentaron hacerla sentir bien.
-¿Y Goran?- Preguntó Romina.
-Está con Flavio- respondió Paula totalmente fría.
-¿Quién es Flavio?
-Mi hijo- Respondió Juan José- Es un buen muchacho, te agradará.
Romina esbozó una sonrisa que pronto cambió por una cara de asombro al ver a ambos chicos acercarse con trajes de surf y cada quién cargando una tabla.
Se veían tan geniales que hasta parecía que caminasen en cámara lenta, las chicas alrededor los miraban encantadas, Flavio era casi tan alto como Goran, bastante bien para solo tener 18 años, tenía una hermosa sonrisa y el cabello castaño claro le favorecía mucho, un lindo chico de ojos pardos, por otro lado Goran tenía un aspecto más frío, sus ojos café le daban mucha profundidad a su mirada y su cabello ondulado se movía un poco con el viento, su nariz respingada hacía que su rostro luzca un poco más delicado, sin embargo no dejaba de verse sexy.
Romina se quedó boquiabierta unos segundos y luego volteó a ver a Aiko, la bajita se había quedado viéndolos de la misma forma.
-Es un gusto conocerlas chicas- dijo Flavio alegremente- En especial a ti, Aiko, Mi abuela dice que eres especial para ella pero ey, yo soy su nieto favorito.
Aiko solo rió un poco, este chico era bastante agradable.
-Ey Goran, vamos a surfear- dijo Flavio corriendo con su tabla.
Fue un día bastante divertido, Algunos charlaban en la arena, las chicas jugaban con una pelota y paraban de rato en rato para beber de sus refrescos, y los chicos surfeaban.
-Juguemos todos juntos- propuso Romina.
Todos se reunieron y armaron un juego, que consistía en esconder un objeto en la playa y el primero en encontrarlo ganaba.
Hernan escondió sus gafas mientras todos taparon sus ojos, y después los cinco jóvenes empezaron la búsqueda.
Todos eran muy malos para buscar, esto les llevaría un buen rato.
Luego de casi 20 minutos Aiko encontró las gafas, pero Flavio también las había visto, ambos corrieron y Aiko las alcanzó primero.
Enseguida corrió gritando que las había encontrado pero Flavio no se quedó contento y la siguió para quitárselas.
Por otro lado Romina y Paula habían dejado de buscar, la morena de ojos lindos estaba llorando mientras que la de gafas intentaba calmarla.
-Entonces eras tú...- dijo Romi desconcertada.
-Siento mucho no haber tenido una mejor forma de decirte- decía Paula apenada- nuestra vida fue muy difícil años atrás y entiendo que hayas querido olvidarte de todo eso y empezar con tu vida.
-Entiéndeme Paula, quería tener una vida tranquila.
-Pero te arrepientes de lo que pasó entre-
-No me arrepiento de nada- dijo limpiándose las lágrimas- pero quiero continuar con mi vida.
-Romina...¿Eres feliz con Goran?
En eso se escucharon los gritos de Aiko, las gafas habían sido encontradas. Romina ignoró totalmente la pregunta y corrió a ver a su amiga.
Todos se reunieron y vieron a Aiko correr con las gafas y a Flavio detrás de ella. Aiko se detuvo y levantó las gafas en señal de victoria, lamentablemente Flavio no pudo detenerse y chocó con ella, ambos cayeron al suelo y comenzaron a reír.
Goran ayudó a Aiko a levantarse y la alejó de Flavio
-¿Qué te pasa?- Preguntó el menor sin entender.
-Ambos deberían tener cuidado, sobre todo tú- dijo mirando a Aiko- Tu mano está herida.
-Igual de celoso que siempre- murmuró Hernan, solo Juan José escuchó y ambos se miraron con una sonrisa para después disimular.
-¿Y ustedes por qué tan calladas?- preguntó Aiko intentando cambiar el tema.
-Nada- dijeron ambas al mismo tiempo.
Romina se acercó a Goran y lo abrazó.
-¿Sucede algo?- Preguntó el alto un poco extrañado
-Eres mi novio, puedo abrazarte.
Romina rodeó su cuello y se paró de puntillas para besarlo, Goran correspondió el beso de inmediato.
Paula y Aiko miraron hacia otro lado.
Pasaron la tarde divirtiéndose y al día siguiente los tres jóvenes regresaron al hotel.
Aiko entró a la ducha de la habitación y empezó a llorar, el agua se mezclaba con sus lágrimas e intentaba hacer el menor ruido posible para que su amiga no lo notara.
Por otro lado, Romina también se encontraba llorando bajo la manta de su cama, en silencio
-Señor...- decía Aiko en un llanto ahogado.
-Por qué...?- decía Romina hundía la cabeza en su almohada.
-Me pusiste en esa situación- dijeron ambas al mismo tiempo sin saberlo.