+ No lo hagas +

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-4 años después-

-No puedo creer que haya pasado tanto tiempo- pensaba Aiko mientras buscaba sus tenis debajo de su cama.

En eso su móvil sonó, se intentó levantar para tomar la llamada pero golpeó su cabeza con la cama, aún así logró contestar a tiempo.

-¿Bueno?

-Ey calabaza- dijo Goran desde el otro lado de la llamada- ¿Ya estás lista?

- En un momento- dijo mientras se colocaba los tenis.

-No me digas que vas a exponer tu obra de arte en tenis

-¿Qué tiene de malo?

-Oh vamos Aiko, ¿No crees que deberías arreglarte al menos un poco?

-Pero..¿Que debería usar?- preguntó sentándose en su cama

-Déjame pasar, estoy afuera de tu departamento.

Aiko, sin colgar la llamada, corrió a abrir la puerta, ahí estaba él, los años que habían pasado le habían caído bastante bien, sobre todo porque se había ejercitado todo ese tiempo y además se veía un poco más maduro, en pocas palabras, estaba genial. Aiko lo analizó unos segundos y vio que traía consigo una caja.

- Pasa
- Quítate eso- dijo Goran señalando sus tenis y a la vez entrando.
- ¿Y qué me pongo?- preguntó la bajita haciendo un puchero y sentandose en el pequeño sofá.

Goran se colocó de cunclillas frente a ella y abrió la caja, de ella sacó unas ballerinas negras.

- Creo que esto se verá mejor que unos tenis.

Aiko no pudo evitar acordarse del regalo de María Luisa el día de la tragedia, sintió una gran tristeza en su corazón, más aún por todos los intentos que hizo durante todo este tiempo para que Goran la recuerde, pero al final todo fue inutil, él siempre intentó entenderla y apoyarla, se portó como un caballero todo este tiempo pero no había rastros de Elián, él si se había muerto aquel día y no logró recuperarlo.
Después de tanto se dió cuenta de que no tenía caso seguir forzando algo que además le iba a hacer daño a su amiga. Así que, oficialmente, se había dado por vencida.
Luego de que Goran le ayudase a colocar los zapatos, Aiko tomó su cartera y ambos salieron y se dirigieron hasta su auto.

- Oh vaya, auto nuevo eh- dijo Aiko subiendo.
- Lo compré hace poco- respondió mientras se colocaba el cinturon de seguridad.

En el camino hablaron sobre lo nerviosa que estaba, Goran intentaba calmarla y Aiko trató de cambiarle el tema, y entre tanta plática terminaron hablando sobre Romina.

- ¿Dónde está ella?
- Con Ale- respondió con un poco de molestia
- ¿Celoso?
- No...
- No te preocupes, ellas son amigas, se han llevado bien todo este tiempo y ella te ama a ti.
- Tienes razón... pero es molesto, antes solo tenía que preocuparme por los chicos, ahora por las chicas tambien. Aveces dudo sobre si ustedes tienen una relación secreta.

Aiko soltó una carcajada, Goran solo sonrió.

En todo este tiempo, se habían llevado bastante bien

- ¡Quedate quieta!
- ¡Pero duele!
- Dolería menos si te quedaras quieta- decía Romina mientras hacía fuerza.
- Estoy gorda- respondió Ale llorando.
- No lo estás, este vestido es diminuto- respondió la morena en otro intento por hacer que el vestido cierre.

Finalmente por obra milagrosa el vestido cerró.

- ¿Ves? Si te entró
- No puedo respirar
- No exageres- Dijo mirandola de pies a cabeza- te ves bien.
- Gracias...

Romina tomó uno de sus labiales y se acercó a Ale para maquillarla.

- Ese color es algo intenso, prueba con uno mas tenue- Dijo Ale al ver el color Rojo intenso del labial.
- Esta bien, probaré con otro- respondió buscando entre sus cosas.

Ahora Rom probó con un tono un poco más rosa, quedaría bien con el vestido negro que Ale tenía, no queria que se viera muy formal, prefería algo casual asi que creyó que seria bueno.

- Ahora sí no te muevas eh- Dijo Rom acercandose.

Ale se quedo lo más quieta posible, pero antes de que Rom pudiera teñir sus labios se acercó más a ella y en un impulso la besó.

Rom estaba sorprendida pero, por un momento correspondió el beso hasta reaccionar en lo que estaba pasando.

La morena se alejó de ella y se sentó en su cama aún confundida.

- Lo siento- dijo Ale rápidamente- me dejé llevar al verte tan cerca.
- No te preocupes...solo olvidemos esto.

Rom se puso de pie y salió de la habitación mientras Ale sonreía victoriosa.

- Poco a poco Jesa...

Pasando casi una hora todos se encontraron en la galeria de arte donde Aiko iba a dar su primera exposición, la madre de Aiko se sentía orgullosa de ella al igual que sus amigos. Después de todo las cosas salieron bastante bien.
Cuando todo terminó las personas se quedaron a admirar todos los cuadros y piezas de arte de la Galeria.

- Tienes talento niña- Comentó Gianella mientras tomaba algunas fotografías- ¿Te importa si te entrevisto?
- Oh...Claro.

Luego de ese ajetreado día Aiko estaba demasiado cansada, pero feliz, además aún tenía que ir al restaurante, Romina habia hecho la reserva para celebrar, así que regreso a su departamento para ponerse un vestido casual y fue al lugar.

Todos estaban ahi, Romina, Goran, Ale, Gia, la madre de Aiko y  los padres de Goran. Todos recibieron a la bajita con amabilidad y alegría.

- Te eh visto muchas veces, desde que era niño- dijo un joven a una anciana que estaba en otra mesa- hasta parece que no envejecieras.
- ¿Ya quieres que me muera?
- No! No quise decir eso ¿Qué hace usted aquí?
- Vine a contemplar un hecho muy interesante en los humanos.

El joven no entendió lo que quiso decir, así que solo se alejó dejandola sola.

En la mesa de Aiko todo era risas, un momento bastante agradable, hasta que todos se quedaron callado cuando vieron a Goran levantarse y sacar una pequeña caja de su bolsillo mientras decía palabras dulces.

Todos alrededor se voltearon a prestar atención a lo que estaba pasando, Romina se quedó atónita al ver que se puso frente a ella.

- No lo hagas...No lo hagas...- Decía Aiko mentalmente una y otra vez.

Goran se arrodilló y mostró el anillo que había en la caja.

¿Quieres casarte conmigo?

Enseguida todos se alegraron, incluso los desconocidos, algunos lanzaban frases como "acepta" o "Di que sí"

Romina con los ojos llorosos se levantó de la silla

- Dile que no...dile que no- decía Ale mentalmente una y otra vez.

La anciana miraba desde su mesa todo lo que estaba sucediendo.

- No te preocupes...- dijo para sí misma- si no encuentras la felicidad, la felicidad te encuentra a ti.

Romina miró a todos y finalmente fijó su vista en Goran.

- Acepto- respondió con una sonrisa.


La segunda oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora