El viaje de ida a casa de Liam había sido muchísimo menos incómodo de lo que ambos esperaban. Harry continuaba escuchando a Louis hablar de un montón de cosas, lo cual lo sorprendía, llevaba años viéndolo interactuar con otra gente y nunca había sido de dar charlas interminables. De hecho, por su inocencia e inseguridad, siempre había preferido mantenerse al margen de las charlas y solo reír en los momentos adecuados o poner esa expresión de gatito indefenso que le revolvía a Harry todo lo de adentro, pero con él parecía tan cómodo. Aquello le complacía de sobremanera.
—¿Pero qué...? —susurró el menor mirando hacia la entrada de la casa de Liam mientras Harry estacionaba el auto. Una sonrisa de burla se le pintó en la cara al rey del inframundo mientras observaba la fachada mediocre de la casa de Dagon. No solo estaba llena de autos estacionados alrededor, sino que también estaba llena de universitarios, luces de colores, vasos de plástico tirados por doquier y música que podía romper tímpanos—. Oh por Dios —Harry torció el gesto con repugnancia, pero Louis no se dio cuenta. Muy ocupado estaba, viendo el descontrol que se había creado. Aquellos definitivamente no eran "pocos amigos" y esa no era "una pequeña reunión".
—Pensé que habías dicho que Liam no era muy de amigos —Harry decidió entrelazar sus dedos con los del pequeño mientras caminaban hacia lo que parecía ser el mismísimo infierno universitario de los tres ángeles que seguramente estaban adentro.
—Me va a matar —Louis se detuvo en la entrada, hiperventilando—. ¡Harry! ¡Liam me va a matar!
—No estoy entendien...
—¡Le conté a Stacy de la reunión! ¡A Stacy Ferguson! —Harry reprimió una risa por el exabrupto de Louis. Conocía a Stacy Ferguson y había un lugar en el infierno justo para su trasero. Era una hija de puta manipuladora que ayudaba a sus padres a malversar fondos de sus empresas, se la pasaba engañando a todas sus parejas sentimentales, jodiendoles la vida a todas las personas que se acercaban lo suficiente para ser sus amigas, había robado una bonificación por una suma muy importante de dinero de la universidad con el centro de estudiantes y encima de todo eso era insufrible. Harry no podía verla más de cinco minutos sin desear que muriera en ese preciso instante, pero había una razón por la cual no le había quebrado el cuello en cuanto se había atrevido a acercar sus horribles garras de acrílico a Lou, y lo cierto es que la chica honestamente lo adoraba. Una cosa de no creer, pero aquella rubia de bote con malas intenciones y un montón de dinero, tenía devoción por Louis Tomlinson; le provocaba cierta ternura difícil de disuadir, al igual que a su novio Chad, quien no era malo per se, pero sí bastante imbécil. Stacy y Chad siempre invitaban al chico a fiestas, le regalaban cosas, le brindaban apoyo y cariño ¿qué más podía pedir Harry?
—Vaya, Stacy realmente sabe cómo organizar fiestas.
—¡Por favor no le digas a Liam! —Louis se colgó de Harry con un poco de terror titilando en sus irises azules. Harry rio, por supuesto que Liam ya debía saber que aquello era por culpa de Lou, pero ¿Qué podían hacer? Ni Liam iba a recriminárselo, ni Harry iba a abrir la boca para delatarlo—. ¡Tienes que jurarlo por tu alma!
—Pero yo no tengo alma —contestó con diversión mientras enrollaba su brazo en la cintura suave del menor para adentrarse en el lugar.
Aquello iba a ser enteramente divertido.
Zayn ya no sabía qué más hacer. Se había pasado todo el día en la biblioteca de la escuela y en internet, googleando cosas al azar sin tener la más mínima idea de qué buscar. Probó primero poniendo Liam Payne en el buscador, pero no había absolutamente nada; ni un hilo de dónde tirar, ni una página a la que acceder. En Facebook no había muchos resultados, y los que estaban definitivamente no eran el Liam que él conocía, así que pasó a buscar Dagon Payne, pero tampoco había resultados concluyentes. Probó solo con el nombre, pero los resultados habían sido extraños y poco probables.
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Lucifer is British
Fiksi PenggemarHarry ha pasado toda su vida cuidando de su alma gemela. Lo conoce desde su nacimiento y ha vigilado cada uno de sus pasos sin intervenir en nada, dejándolo florecer y convertirse en aquel mocoso de veinte años lleno de inocencia y cariño. Ahora lo...