Aquello no podía augurar nada bueno, estaba seguro. No conocía otro caso parecido, excepto el de su medio hermano, y ni siquiera se acercaba a lo que le estaba pasando a Lucifer.
—¿Crees que esto tenga que ver con Louis? —preguntó con la voz ronca y extrañada el arcángel mientras mantenía sus ojos negros fijos en su propio reflejo. No tenía la boca hinchada, no sentía dolor, ningún rastro quedaba ya del golpe propinado por Azrael, pero conservaba todavía el gusto metálico en la lengua.
—En absoluto —Andras tenía el ceño fruncido y una cerveza en la mano—. Si fuera así ¿por qué esperar veinte años para que pase algo distinto? No tiene sentido —la muchacha de piel gruesa e impenetrable le dio otro sorbo a su bebida—. Esto tiene que ver con Gabriel, estoy convencida.
—Joder —susurró dándose la vuelta para encarar a la demonio de ojos vacíos. Esta vez tenía el cabello teñido de un violeta oscuro y extensiones negras que le llegaban hasta la cadera—. ¿Crees que mi padre lo mandó para hacerme débil? —Harry apretó los dientes con fuerza, al igual que sus puños. Andras blanqueó los ojos y elevó los hombros con desinterés.
—Con tu padre nunca se sabe —y escupió en el suelo luego de referirse al todopoderoso—. Lo que sí sé es que no vale la pena preocuparse en exceso por esto ahora mismo, no sientes dolor y no pueden herirte, la sangre no significa nada, estás a salvo —le aseguró, pero Lucifer no parecía convencido—. Por cierto, todavía tienes una de mis dagas clavada en la espalda, deberías quitártela.
—Si esto no tiene nada que ver, entonces ¿Qué está haciendo Gabriel en la Tierra? —arrancó el cuchillo de su carne notando que la hoja estaba empapada en sangre, pero aun así no se sentía lastimado.
—Es Gabriel. Tú sabes lo que está haciendo aquí.
El arcángel Gabriel tendía a ser el más razonable de sus hermanos, incluso más que Raphael y eso era mucho decir. Solía calmar las aguas cuando Michael se ponía insoportable y Lucifer le tendía trampas para reírse de él. También era el mensajero del cielo y la mano izquierda de su padre. Todo lo anterior no le quitaba lo antipático y correcto, como si le fuesen a dar un premio por ser tan bien encaminado.
—Entonces está para darme un mensaje.
—Y creo que tú sabes cuál es —Andras miró fijamente a Harry mientras éste se limpiaba la sangre haciendo lo posible por no tocar aquellas dos horribles cicatrices donde antes habían estado sus alas.
—¿Crees que deba preguntarle a mis hermanos sobre la sangre? —Lucifer cambió de tema de manera mecánica y tensa, evitando aquel tema del cual no deseaba hablar. Andras se acercó a él.
—Si con hermanos te refieres a uno de ellos en específico desde ya te digo que te olvides —Harry sonrió de lado mirándola—. No, Lucifer, él está ocupado en Perú, haciéndose el hippie, fumando mota y escuchando música independiente de humanos sin talento.
—Oh, vamos, sabes que lo echas de menos.
—No, tú lo echas de menos, pero te dijo que "te relajaras y soltaras el timón de tu vida" la última vez que lo llamaste y tú sabes que esa es la filosofía de un humano con problemas de drogadicción que lee a Marx e idolatra al Che Guevara mientras twittea "abajo el capitalismo" desde su iPhone —la demonio rodó los ojos con exasperación, deseando que su rey no insistiera más, pero sabía que era un caso perdido.
—Mira, no puedo decir que esté del todo a gusto con lo que sea que JC haga en la Tierra, pero es el único en el que confío de mi familia, y si es feliz haciendo lo que hace... —Harry subió los hombros restándole importancia, y Andras casi vio la partida perdida, pero lo intentó una vez más. Se acercó a Lucifer con sigilo y suspiró pesadamente mirándolo a los ojos a través del espejo.
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Lucifer is British
Hayran KurguHarry ha pasado toda su vida cuidando de su alma gemela. Lo conoce desde su nacimiento y ha vigilado cada uno de sus pasos sin intervenir en nada, dejándolo florecer y convertirse en aquel mocoso de veinte años lleno de inocencia y cariño. Ahora lo...