CAPITULO 2

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Lord Nicholas Howard, vizconde de Malden había llegado a su casa después de la animosa charla con su padre en el cual decidieron seguir apoyando a los whigs para las nuevas reformas parlamentarias que tomarían lugar en el transcurso de la temporada. Después de haber vivido en las colonias americanas por mas de tres años, había decidido volver a su país el ante pasado dispuesto a tomar sus deberes como heredero del condado de Derby y poner a disposición su riqueza que se había formado con la importación y exportación de objetos y plantas que provenían de las Américas.

-Milord, es un gusto volver a verlo en la mañana – saludo el parsimonioso mayordomo Graham en el salón principal de la mansión Derby house

-Graham, es usted muy diligente, dígale a mi hermana que baje para nuestro paseo a caballo como le prometí – aclaró Nick junto a Graham. Graham recibió su sombrero y su levita.

-milord, lady Howard se encuentra en el salón de té junto a la señorita Collingswood y su doncella- mencionó Graham.

Al escuchar su nombre, su cuerpo reaccionó y se dirigió al salón de té, evitando ser escuchado. Como recordaba a aquella dama, en el ultimo año no se la había podido sacar de la cabeza desde el momento en que la vio al otro lado del salón en el baile de los marqueses de Downshire.

«Es preciosa» pensó rememorando sus bellos ojos tan dulces como la miel, sus senos redondos y su hermoso trasero que ansiaba tocar con las manos. Ese cuerpo curvilíneo sumado a esa bella sonrisa que lo había dejado petrificado al momento de solicitarle un baile luego de la debida presentación por parte de su hermana. No había podido pensar en otra mujer, sus pequeñas charlas en los bailes habían sido como música para sus oídos, era diferente y encantadora, no como la insulsa y prepotente de Lady Felicity Hood. Deseaba fundirse en ese cuerpo desde el momento en que escuchó su exquisita voz. Lástima que no esté entre sus prioridades conquistar a jóvenes vírgenes debutantes. Iba a cumplir treinta, pero no quería o no estaba seguro de casarse, aunque, estaba consiente de que tarde o temprano tendría que remediar esa situación para engendrar el dichoso heredero. Debido a esta incertidumbre había decidido mantener una distancia prudencial lo mas lejos posible de la joven evitando todo tipo de lugares en los cuales ella asistía. No estaba dispuesto a atarse a una sola mujer, además tenía cosas más importantes que hacer con su vida que cortejar a una joven debutante.

«Al demonio, es exquisita» pensaba mientras la observaba en la puerta del salón escuchando a su hermana parlotear sobre un ¡hombre! «¿Quién es el maldito enamorado de mi hermana?» caviló mientras pensó que se lo preguntaría en el parque.

Lord Satarling es muy agradable, sin embargo, creo que me gusta un caballero

¡A mi dama le gusta un caballero! ¿Quién es el maldito malnacido? Tendría que averiguarlo y deshacerse de él, le sacaría la información a su hermana. Entró en la habitación haciendo contacto visual con la preciosa dama de ojos miel y le solicitó un vals en el baile de los duques de Devonshire. Como amaba sus sonrojos, contra todo pronóstico, subió a su despacho a quitarse esa sensación de impotencia y preguntarse por qué le había solicitado un vals. Tendría que sacar todo su arsenal para que su dama se olvidara de ese malnacido.

***

Luego de despedirse de su amiga, Lady Susan subió al despacho de la casa para hablar con su hermano, tocó la puerta y esperó a que el susodicho respondiera.

-Adelante- contestó Nick

-Que haces bebiéndote toda la botella de whisky a estas horas hermano- preguntó Susan claramente preocupada por la actitud de su hermano en ese momento.

-Esperando para nuestro interludio en el parque por supuesto. ¿estás lista para salir? -respondió Nick con evasivas pensando que ya era hora de desfogarse con su caballo.

El destino de Lady SaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora