CAPITULO 8

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CAPITULO 8

La oficina del vizconde Torrington se hallaba en el segundo piso del bazar de alimentos, en consecuencia, fue una completa odisea subir a Nick a través de las escaleras.

Podían escuchar el barullo del primer piso desde donde se encontraban, pero nada los preparó para escuchar un par de zancadas entre las escaleras.

Los sentidos de Nick se activaron, y años de preparación en evitar ser casado por las mayores matronas de la ciudad, se pusieron en practica para sacar a su acompañante de aquella comprometida situación. Por ello, en menos de un segundo, Nick empujó a Sara a la silla opuesta en la que se encontraban dejándolos a los dos estupefactos. Los dos se hallaban a una prudente distancia para las matronas más conservadoras de Londres, sin embargo, el crimen hubiera sido impecable si no fuera porque tanto Nick como Sara se hallaban con unos labios relativamente hinchados.

La puerta se abrió dejando entrever a un radiante Andrew y a una resplandeciente Susan.

-¡Los estuvimos buscando, gracias al cielo los encontramos! -. Exclamó Andrew mientras echaba un vistazo alrededor de la estancia y entraba junto a Susan. Sara no quería levantar la vista para mirar a su hermano, temía que su sofoco fuera bastante evidente, así pues, Nick decidió tomar la palabra.

-¿Quién les dijo que estábamos aquí? – preguntó Andrew colocando su mano entre su labio inferior y su mentón.

-Lord Starling y el señor Wilde los vieron pasar por el bazar de alimentos, nos comentaron que te encontraron cojeando, ¿te encuentras bien? – esta vez fue Susan la que intervino.

- Me encuentro bien, tuve un accidente con un clavo mientras caminaba con la señorita Collingswood por el jardín – señaló su rodilla – por suerte ella ha sabido atenderme – Nick sonrió hacia Sara - por cierto, ¿Por qué nos estaban buscando? – agregó.

- Bueno, si te encuentras bien ... -. Comentó Sara nerviosa frotándose ambas manos.

-Perfectamente – mintió Nick

-Malden, te buscábamos porque estoy enamorado de Susan y quiero casarme con ella, quisiéramos tener tu bendición, después de todo eres uno de mis mejores amigos y el hermano de mi futura esposa – explicó Nick socarrón.

Sara y Nick no salían de su asombro, después de lo que habían visto entre los arbustos, era lógico que le pidiera matrimonio, aun así, todo iba muy rápido. Nick se levantó para abrazar a su futuro cuñado y a su hermanita mientras Sara hacia lo mismo con Susan y su hermano. Nick los felicitó y les dio su bendición y apoyo. Todos sonreían y Sara se alegraba por ellos.

-Bueno, será mejor que volvamos, no querrás terminar casado con mi hermanita si los encuentran aquí solos, ¿verdad Malden? – preguntó Andrew con ironía.

El grupo bajó las escaleras al bazar de alimentos, Andrew fue auxiliado por Nick y lo llevó al carruaje familiar para que posteriormente fuera atendido por un médico. Sara y Susan caminaron solas por los jardines del parque en un silencio cómodo hasta que Sara decidió intervenir.

-Querida, seremos hermanas, estoy muy contenta por ustedes, así que era mi hermano la causa de tus desvelos – comentó Sara dándole un codazo a su amiga que distaba mucho de una dama refinada.

-Sara querida no sabes lo angustiante que fueron estos últimos días, gracias al cielo que todo terminó bien, aunque si no me equivoco, creo que mi hermano es la causa de los tuyos ¿verdad? – preguntó Sara mirando a su interlocutora a los ojos.

Sara enmudeció. tosió y su color viró a un tono escarlata.

- ¡Oh! Vamos querida, no me pasó desapercibido que ambos tenían los labios inflamados, pese a que Andrew no se dio ni por enterado porque estaba demasiado ensimismado por darles la noticia – continuó Sara – Sabes que puedes contar con todo mi apoyo ...

- No lo necesito Susan – suspiró – aunque Nick es una buena persona, sin prejuicios y razonable, está claro que es un disoluto que no cumpliría con los votos del matrimonio.

- Esta bien Sara, no ahondaré mas en el tema, pero me tienes que prometer que, si mi hermano se pasa de lo debido, me lo contarás. Yo me ocuparé de que cumpla con su deber de caballero -puntualizó Susan mientras Sara suspiraba.

-Querida, lamento decirte esto, pero prefiero terminar como una solterona a tener un matrimonio forzado – concluyó Sara.

Ambas chicas siguieron caminando hasta encontrar a sus respectivas familias. Sara se preguntó dónde estarían Lord Starling y el señor Wilde; ambos caballeros eran curiosos y bastante peculiares, pero tenía que reconocer que le gustaba pasar el tiempo con ellos.

El día estaba desapareciendo trayendo consigo la noche, Los Howard y los Collingswood se despidieron dirigiéndose cada familia a sus respectivas casas.

Sara estaba agotada, el día había estado ocupado lleno de actividades, así pues, decidió acostarse en la cama sin pensar en quitarse su vestido. En ese momento llegó su doncella con una nota para ella, Sara la abrió deteniéndose en la delicada letra del papel.

Estimada Sara

En vista de que su servidor y el Señor Wilde no pudimos localizarla durante nuestro paseo en el jardín botánico, nos gustaría que aceptara nuestra invitación para la obra que se expondrá mañana en el teatro Drury Lane, el señor Wilde expondrá su obra "La duquesa de Padua".

Espero su confirmación antes de mañana al mediodía,

Con cariño y devoción

Su servidor Gavin Starling

PD: en la siguiente hoja encontrará mi dirección de mi casa de soltero en Piccadily.

Sara se emocionó al recibir la carta, por supuesto que iría. Sin contratiempo, sacó papel y pluma y decidió contestar la carta con su confirmación escribiendo la dirección que Gavin le había anotado en la siguiente hoja.

Bajó las escaleras de la casa dispuesta a entregarle al mayordomo la carta. Sara le explicó que la misiva debería ser enviada mañana en la mañana. Contenta con su trabajo, se preparó para dormir hasta el otro día pensado en su caballero disoluto de ojos color bosque

***

Nick se encontraba descansando en su habitación; hacía dos minutos que había despedido a su ayuda de cámara, Simon. Lo había ayudado a cambiarse de ropa y le había vendado y aplicado un ungüento a su herida como el doctor había recetado esa misma tarde. Mañana tendría un pesado día por delante y todo se debía porque su padre le había pedido que tenía que viajar de inmediato a Chesterfield en el condado de Derby, le tomaría toda la mañana y parte de la tarde a caballo.

Todo se debía a que su padre, al ser el magistrado de la zona debía aclarar una problemática situación que estaban padeciendo los arrendatarios del lugar. Al parecer la gente llevaba dos meses quejándose porque las vacas estaban desapareciendo y los agentes del sector tenían una larga lista de nombres de los posibles responsables. Estaba claro que su padre estaba ocupado dedicándose de lleno a las actividades y reformas que comenzaban a llevarse a cabo en la cámara de los lores, por tal motivo, había tomado la decisión de mandar a su hijo en representación, para solucionar los problemas del condado.

Nick respiró y cerró los ojos pensando en que mañana sería un día largo, cerró los ojos pensado en unos ojos de color miel que venían a su mente. 

El destino de Lady SaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora