Acompaña el capítulo la canción Si me tenías de Manuel Mijares.
***
— ¡Buenas noches amigos! Todavía no los había saludado. — Saludó Esteban.Leonel frunció el ceño y miró a Esteban enojado. Todavía no había superado el poco caso que hizo Esteban de su amistad cuando se comprometió con Ana Rosa aun sabiendo que los dos no sólo tenían una relación sino que él también estaba completamente enamorado de la muchacha y enfrentaba las negativas de su padre para llevar adelante esa relación.
— Leonel. — Dijo Esteban sonriendo y extendiendo la mano. — ¿Hace cuanto tiempo no nos vemos?
— Sí, mucho tiempo... — Leonel contestó al saludo con educación, pero sin entusiasmo.
— Beatriz. — Extendió la mano derecha al que la joven correspondió al halago dándole la mano y sonriendo mientras la besaba sobre el guante blanco que cubría parte de su brazo.
— ¡Ana Rosa! — Se volvió hacia su ex novia con una sonrisa.
— ¿Cómo estás, Esteban? ¿Y la vida de casado? — Ella indagó aparentando haber superado el pasado.
— Muy bien, muy bien como ustedes pueden ver. — Le contestó Esteban tratando de sostener una conversación antes de ejecutar lo que había planeado.
— Sí. Tú te ves muy bien. Se nota que el matrimonio te hizo bien, Esteban. — observó Beatriz.
— ¡Por supuesto! — Contestó Esteban sonriendo. — Ana Rosa, tú serías muy amable de darme el honor de bailar conmigo?
Ana Rosa miró a Leonel indecisa. Él no alteró su expresión. Del otro lado del salón, su padre conversaba con otros hombres de la política sin poner atención a lo que pasaba en el resto del recinto. Ana Rosa era una persona con muy poca carácter. Todos conocían su naturaleza voluble y cómo era fácil manipularla. Aún más Esteban que había estado comprometido con ella durante algunos meses.
— Todo bien. — Ella contestó aceptando el brazo que le ofrecía Esteban.
Cuando se acercaron al centro del salón, María se dio cuenta de los movimientos de Esteban. Pudo imaginar cada uno de los pasos que él había dado desde el momento en que ella aceptó bailar con Gerardo. Gerardo sonría, ajeno a la tensión que se producía entre la pareja por la presencia de él y de Ana Rosa.
— Yo nunca pude hablarte del mucho que me alegró saber de la aparición de tu abuelo y de cómo la vida terminó recompensándote por ser una joven tan maravillosa.
— ¡Gracias!
María contestó seca, atenta al movimiento de Esteban que bailaba con Ana Rosa. Esteban hacía la cuestión de que María lo viera. Contaba anécdotas para conseguir que Ana Rosa sonriera y ella soltaba altas carcajadas. Por más que disimulaba, no podía evitar estar atento a la mano de Gerardo en las espaldas de María y en cómo ella agarraba su mano mientras bailaban.
Él podía notar como María disfrutaba de contacto con Gerardo, se sentía perdiéndola. Pero no quería más mostrarse humillado y frágil frente a María, por eso resolvió devolverle el agravio bailando con Ana Rosa.
Los músicos hicieron una pequeña pausa y María se alejó de Gerardo. Pronto la canción recomenzó.
— ¿Ya no quieres bailar? — Le preguntó Gerardo.

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El marido que me compré
DragosteMaría fue traicionada y abandonada por Esteban en 1868. Dos años después, una inesperada herencia le da la oportunidad de vengarse de su antiguo amor. Obligado a casarse con ella para satisfacer el capricho de su venganza, Esteban tendrá dos opcione...