43 - Lo que nunca empezó

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***María suspiró profundamente

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María suspiró profundamente. Era difícil recobrar los sentidos después de un beso suyo, un beso como ese, tan deseado, tan intenso, tan violento y al mismo tiempo tan tierno. Su corazón latía de una manera que le hacía sentir que iba a saltar afuera del pecho, no podía pensar con razón. Su pelo se había desordenado en la misma proporción que sus sentimientos dentro del pecho.

— ¿Cómo vas a demostrármelo?

María volvió a desafiarlo mirando fijamente su boca húmeda después del beso. Como deseaba su boca, ¿como él podía darle tanto placer sólo con aquellos labios, dientes y lengua? Casi le estaba suplicando que la tomara de nuevo en los brazos y la besara. Todo lo demás solucionarían después.

— ¿Llevándome a la cama? — ella dijo haciendo un movimiento casi de invitación con la cabeza.

Esteban la soltó y se volvió. María se puso de pie y cerró los ojos llevando los dedos a la boca como para apresar el sabor de aquel beso. Aunque no había solución, como era maravilloso sentirlo...

🎶 Sin ti la vida duele menos
Sin ti camino por el cielo
Y así soy todo lo que quiero
Tengo un mundo tan perfecto sin ti

Sin ti ahora soy tan libre
Sin ti ya nada es imposible
Y aquí el tiempo ya no vuelve
Y aunque a ti te duele que yo sea feliz
Ya estás lejos de 🎶

Esteban permaneció de espaldas. Si la mirara no podría resistirse, la besaría otra vez. ¡Sí, mi más grande deseo es llevarte a la cama, hacerte mía, para siempre mía! Pero estaba claro que para María todo no pasaba de un juego. Era sólo un juego. Cerró los ojos como aprehendiendo todas las deliciosas sensaciones de ese beso, el cuerpo de ella junto al suyo y el escote... Dios, ¿cómo resistir la invitación de esos senos tan maravillosos?

— ¡Lo siento! — Dijo decepcionando a María — Tú me has desafiado, no pude contenerme. No quiero que pienses que no te respeto.

¡Al infierno con el maldito respeto!, Pensó María que quería más, mucho más. Hoy necesitaba más de él. Sin embargo, la razón le decía que era mejor así.

— No pasa nada. — Contestó María tratando de aparentar frialdad, pero aún no había conseguido quitar los dedos de sus labios.

Por supuesto que no fue nada, para ella no es nada mientras que para mí... Esteban se martirizó. Ella nunca va a sentir nada, nunca se sentirá como yo, concluyó. Se volvió de súbito haciendo que María se asustara y tuviera que sostener rápidamente su expresión de aparente indiferencia.

— Quiero hacerte una invitación. — dijo Esteban con una falsa sonrisa.

🎶 Sin ti la vida duele menos
Sin ti camino por el cielo
Y así soy todo lo que quiero
Tengo un mundo tan perfecto sin ti

El marido que me compréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora