47 - El último beso (Parte 2) 🔞

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No dejen de leer el capítulo anterior que es la primera parte de este. La canción es la misma- Manías de Thalía.

***

Todo lo que María quería era que esa noche no se terminara, no tuviera un fin. Si era para ponerle un punto final en ese amor, que fuera en una noche eterna, o en una noche que se eternizaría en las memorias de los dos, o al menos en la suya.

Cuando los dos estaban completamente desnudos la lluvia pasó a hacer aún más ruido en la ventana de la cámara nupcial. Las cortinas bailaban en el ritmo del viento que invadía la habitación mientras la pareja se inmiscuía en las caricias ardientes de aquella noche de pasión que tanto deseaban y necesitaban.

Esteban comprimió el cuerpo de María en contra de la pared y levantó ávidamente su muslo, poniéndose entre ellos con una urgencia desesperada. María se llevó su cabeza hacia atrás y gimió fuerte cuando sintió su miembro erecto tocándola en la perla de su placer latiendo por llenarla.

🎶Hablando con tu foto, y la melancolía
Después de largas horas
Por fin se asomo el día

Pero mi fe se pierde
Buscando mi agonía
Una señal más clara
Para entender la vida🎶

Esteban, con sus caricias que quemaban la piel de María y la marcaban como un tatuaje, recorría su cuerpo mientras ella soltaba algunos gemidos sin poder contener el placer embriagándose con eses besos y caricias íntimas. Ella disfrutaba de ellas con los ojos cerrados, sintiendo las sensaciones de manera má intensa logrando así la oportunidad de aprehenderlas porque tenían tanto, tanto valor para una mujer enamorada.

Él acariciaba sus senos mientras besaba a su cuello y su regazo. María sentía el frío de lá pared en contra de sus espaldas desnudas, cuando Esteban bajó la mano hacia su intimidad y empezó a estimularla. Ella soltó un gemido más fuerte excitándolo. Con sus manos ella recorrió las espaldas de Esteban rasgándole con las reacciones del placer que María no podía controlar y ni quería.

A él le gustaba oír sus gemidos, sentir que le daba placer. La excitación de ella lo quemaba, lo volvía loco de deseo. Esteban levantó María por la cintura y encajó su cadera a la suya y se la invadió con la desesperación del deseo que lo quemaba.

Disfrutar de la visión de su hermoso cuerpo debatirse entre él y la pared, era una fantasía con la que Esteban había soñado algunas veces, en las tantas veces que deseó hacer amor con María, dentro y fuera de la realidad. Ella gimió completamente loca de placer por las caricias que había recibido.

Mientras hacía movimientos horizontales atrapada entre él y la pared, recibía incursiones desesperadas de su cadera en contra de la suya. Ambos sentían mucho placer y no deseaban que sus cuerpos se separaran, pero ya no podían sostenerse sobre sus piernas y conciliar las sensaciones de la pasión con la necesidad de equilibrarse.

María, envuelta por el deseo que sentía al hacer el amor con el hombre que amaba, le hizo una invitación completamente despudorada con la mirada. Bajó separándose por poco tiempo sus cuerpos sudados, tomó su mano y, suavemente, lo condujo hasta la cama mirándolo muy pícara. Cuando llegaron cerca de la cama, lo empujó y él cayó sonriendo. Inmediatamente ella subió sobre él volviendo a llevar su miembro a llenarla con ese movimiento tan placentero que solo Esteban podría provocar, pero en esta posición, tenía mucho que participar del movimiento.

Esteban disfrutaba de la visión de su cuerpo bien dibujado bajando y subiendo con él dentro de ella. Ella alternaba entre apoyar sus manos sobre el su torso y sujetar su propio pelo girando la cabeza hacia atrás sin dejar de moverse fascinando a Esteban con la visión que tenía de ella, era maravillosa. A veces subía sus manos y brazos desde su pecho hacia la cabeza en donde sujetaba su pelo sin dejar de moverse.

El marido que me compréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora