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Es hermosa. Ella es realmente hermosa y no sé cómo puedo retenerla a mi lado si seguramente tiene muchas oportunidades mejores que la que yo le ofrezco.

Pero no sé, supongo que algo tengo. Y que soy completamente capaz de darle tanto amor como ella necesite.

No me canso de verla reír, jugar, saltar y festejar por cualquier cosa en cualquier momento.

Estoy enamorado de todo lo que ella tiene por ofrecer, y sin duda alguna sé que me gané el paraíso entero con el solo hecho de hacerla mi mujer. Y no me refiero solamente en el aspecto sexual. Me refiero a absolutamente a todo.

─ Ven, mi amor. Ven cariño. ─susurra palmeando sus piernas para que el pequeño cachorro se suba.─ Uy sí, eres precioso. ¿Verdad que sí, guapo?

─ No entiendo por qué es tan necesario tratarlos como retrasados. ─admito rodando los ojos.─ Solo ve, peludo.

Bajo al cachorro de mis brazos y este corre hacia Karol quien ya está lista con los dos biberones. Josuet no tarda en ayudarla como lo ha estado haciendo en estos días y yo me centro en el teléfono para contestar los mensajes de Karla.

Desearía que termine de hacer todo lo que está haciendo pero es que es tan lenta haciendo su trabajo que ha tardado días en completar lo que le pedí. Finalmente terminó y ahora solo queda revisarlo.

Estoy tan absorto en mis pensamientos que dejo pasar desapercibido el hecho de que Kevin se acerca y saluda a Karol. El sujeto no me cae nada bien, pero Karol asegura que son solamente amigos y le creo.

Confío en ella. Aunque no tanto en él.

─ Mañana es el gran día. ─dice después de saludarla.─ ¿Estás lista?

─ No en realidad. ─admite ella y me pongo de pie para llamar a Karla.─ Nunca he sido la madrina de una boda. Y es un poco extraño.

Me quedo observando cómo ellos hablan y se ríen como los mejores amigos. Es como si guardaran un secreto entre ellos.

Uno muy divertido al parecer porque cada vez que Karol menciona algo de eso él solo se ríe y se sonroja pidiéndole que pare.

Típico.

─ Señor Pasquarelli. ─la voz de Karla llega a mis oídos y dejo de mirarlos para centrarme en la llamada.─ Los vuelos están listos, y me he asegurado de extender el permiso de Josuet en la escuela hasta el doce de enero.

─ Perfecto, Karla. Muchas gracias. ─musito viendo el reloj en mi muñeca.─ Puedes revisar tu cuenta en media hora.

─ Gracias por eso de antemano.

─ También quiero que te encargues de algo más, pero descuida, lo harás luego de las fiestas.

─ Dígame.

Vuelvo a centrar mi atención en Karol y sonrío al ver que ahora está molestando a Giovanna con no sé qué.

Entonces recuerdo sus palabras Pídemelo bonito, Ruggero.

Y sé que tengo que esforzarme esta vez.

─ Necesito que contactes a una agencia de skytypers en Orlando. Tiene que ser el diez de enero, estaremos almorzando en un restaurante de comida mediterránea.

─ ¿Y cuál será el mensaje?

Cásate conmigo. ─musito seguro de lo que hago.─ Ese debe ser el mensaje.

─ Muy bien, señor, lo tengo anotado.

Agradezco por su ayuda y finamente cuelgo la llamada asegurándome de que nadie más haya escuchado. Debe ser una sorpresa para todos porque en serio no quisiera que arruinen todo gracias a la indiscreción de algunos.

3| El verde de sus ojos; Darlo TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora