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Estoy molesto, dolido y sumamente indignado con Karol. Ya no sé qué pensar, nada me cuadra aquí.

No entiendo por qué quería que la busque si al final va decirme cosas tan estúpidas como se le ocurren. ¿Qué no la aleje de su esposo?

¡Pero por favor!

No hay nada más patético que escuchar eso.

Pero soy consciente de lo que le dijo al señor del campo de girasoles. No tengo que dejarme llevar.

Y no lo haré, aunque no quiera la seguiré buscando hasta encontrarla. No voy a descansar hasta saber que ella está a salvo lejos de ese maniático.

Y ya sé que soy muy cambiante cuando se trata de ella, ya sé que me juré a mí mismo dejarla en el pasado hace unos días. Pero no pude, simplemente no pude porque Karol es la mujer que amo.

Ha pasado un mes desde su llamada, las cosas se complican cada vez más. Y ahora con la desaparición de Ayla, mi casa está llena de policías.

Han estado buscando a la rubia por todo el país, las fronteras se cerraron media hora después de la llamada de Karol y afirman que es más que seguro que ella está en algún lugar dentro de Italia.

Eso solo quiere decir una cosa, el idiota de Diego solo busca desesperarme más.

Quiere el dinero y poder que no le di a Candelaria. Y si piensa que voy a terminar arriesgándolo todo, se equivoca.

— Volví. —Josuet atraviesa la puerta y deja sus cosas en el piso antes de correr a la cocina. Muere de hambre.

Agustín entra detrás de él con Jenny, como siempre, ellos se han hecho cargo de él mientras yo me ocupo de todo este lío.

Paola le sirve el almuerzo y él come en completo silencio aunque se muere por preguntar. Irene me lo dijo, Josuet está tan confundido ahora mismo que necesita un descanso.

He pensado en llevármelo de vacaciones apenas termine su año escolar. Será beneficioso para él.

Pero por ahora solo necesito concentrarme en devolverle a Ayla su vida normal.

— Ruggero, han encontrado algo. —avisa Manuel y yo me pongo de pie caminando hacia ellos.— No están en Italia.

— ¿No? ¿Y entonces?

— Polonia.

¿Polonia? ¿Qué mierda hacen en Polonia?

— Un helicóptero nos va a llevar al lugar exacto. —dice el agente de la policía.— Necesitamos que guarden la calma y que por esta vez, nadie interfiera.

Asiento completamente de acuerdo a eso y escucho atentamente a lo que va a suceder.

Se tiene la corazonada de que Karol también esté con ellos, pero ahora resulta que de ella no hay ni rastro. Maldita sea, voy a morir de estrés una vez más.

En cuestión de horas la policía se alista, guardan las armas y municiones en los helicópteros. Y a las cinco en punto, la casa se vacía.

Me queda esperar solamente, han decidido que no puedo ir por lo que solamente me queda esperar en la delegación.

Porque si, si encuentran a Ayla tenemos que hacer un procedimiento mucho más largo.

— Justo cuando la rubia comenzaba a caerme bien la secuestran. —murmura Giovanna divertida.— En fin, es el destino asegurando que no podemos ser amigas.

— Obvio. Sería como traicionar a la patética mexicana que se deja amenazar por un idiota. —interviene Jenny mientras yo busco mis llaves.— Al menos tenemos la satisfacción de saber que Ruggero y ella nunca van a ser nada.

3| El verde de sus ojos; Darlo TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora