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No puedo creer que estamos discutiendo justamente hoy.

¿Qué mierda está pasando aquí?

Toda la noche fue buena, nos divertimos como nunca y estuvimos sumamente felices. Hasta que se le ocurrió mencionar a Josuet y terminamos discutiendo.

Detesto que se eche la culpa por esto.

Es solo un capricho del niño, nada más.

— Me duele que estés tratando a tu hijo así por mi culpa. —gruñe bajándose del auto.— No es justo, Ruggero.

— Pero, Karol...

— Mira, yo sé que lo que hizo estuvo muy mal, cariño. Yo soy la principal molesta con él por haberle hecho eso a mi hijo. Pero no por eso voy a encerrarme en una maldita burbuja.

— Pero tampoco fue tu culpa, a todos los hermanos mayores les pasa.

— ¡Por Dios! No te ciegues tan estúpidamente. —suplica mientras caminamos a la habitación.— Ambos tenemos un poco de culpa aquí.

— ¿Por qué?

— Porque tú estuviste meses buscándome en vez de prestarle la atención que él necesitaba. No ibas por él a la escuela, no salían a pasear, no nada. Te olvidaste de él.

— Eso no es cierto. Hacíamos pijamadas, lo llevé a todos los viajes que pude, fuimos juntos a cenar. Ayla y él se hicieron amigos cuando los llevé al cine. Fuimos a una fiesta en Reino Unido, jugábamos video juegos todas la noches e intenté que su vida sea lo más normal posible. Que no todo se lo haya contado a tu informante no quiere decir que no estuve al pendiente de mi hijo. Sé perfectamente lo que necesita cuando lo necesita.

— Bueno pues, ahora necesita muchísimo amor. Y que estés con él más tiempo. —soluciona cambiando a Austin.— Pásame un par de medias del cajón pequeño.

— ¿Tú crees que no le he dado tiempo? Incluso vamos juntos a sus citas con la psicóloga.

— Pero no lo haces estando en tu cien por ciento. Estas molesto con él porque nosotros tuvimos que irnos, pero comprende que no fue totalmente su culpa. También tengo un poco de responsabilidad.

— ¿Y por qué?

— Porque si, Ruggero. Solo piensa un momento. Su madrastra, la que él llamaba mamá desapareció de su vida por casi un año sin dar explicaciones, entonces su padre comete el peor error de su vida al ponerse a buscarla sin parar quitándole más tiempo y atención de la necesaria. A su madre de pronto se le ocurre recorrer el mundo y vuelve embaraza. ¿Cómo crees que se siente? Ah, y no olvidemos un pequeño detalle, la madrastra vuelve pero con un niño al que su padre le pone el 95% de su atención sin presiones.

— Eso no es cierto.

— Ruggero, lo primero que hacías era llegar a ver a Austin. Los sábados en la mañana te encerrabas con él y le pusiste empeño a decorar su habitación como si fuese el único hijo que tienes. Incluso yo estuviese celosa. —asegura dejando al pequeño en la cuna.— Yo sé que no fue tu intención, pero tienes que tomar en cuenta que no todos reaccionan como quisieras. Quizá nos sobrepasamos con el cariño y la atención que le dimos cuando Austin aún no estaba con nosotros.

— ¿Y qué propones?

— Que le devuelvas a su padre. Hazle ver que Austin no va a quitarle tu cariño. Encárgate de ellos un día completo. Ya con la psicóloga no funcionó pues entonces en vez de rendirte intenta con tus propios medios. Es tu hijo, Ruggero.

— Austin también lo es.

— Si, pero Austin me tiene a mi. Y seamos sinceros, Josuet no tiene a Candelaria.

3| El verde de sus ojos; Darlo TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora