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Once y tres de la noche. No debería estar llegando a casa a esta hora.

Pero las reuniones se alargaron y decidí llevar a los inversionistas a cenar luego de una extensa y completamente aburrida junta. Ahora que Karol volvió mi atención está al cien por ciento sobre la empresa.

Y aquí estoy, entrando cerca de media noche en el garaje. Uno de los cachorros no tarda en ladrar y el resto lo sigue haciéndome suspirar.

Gracias por ser silenciosos.

— Vamos, a dormir. —digo lo suficiente alto como para alejarlos.— No muerdas eso, Baloo.

Dejo mis cosas en la mesa cercana a la puerta, me deshago de mi chaqueta y quiero dirigirme silenciosamente a la habitación pero las luces se encienden. Afortunadamente es Josuet, pero a juzgar por su cara estaba ansioso por mi llegada.

— Llegaste tarde. —dice molesto.— Otra vez.

— He estado ocupado en el trabajo, Josuet. Pero ya estoy aquí, y deberías estar durmiendo. Mañana tienes clases.

— Dijiste que jugariamos hoy. Y no lo hiciste.

— Tuve que trabajar, campeón. Lo siento. —explico llevándolo hacia su habitación.— Pero prometo que mañana iré por ti a la escuela e iremos a comer un helado.

— ¿Sin Karol y tu hijo? De todos modos ella no querrá verme.

Me detengo mirándolo y por su gesto sé que se arrepiente de haber hablado.

Él evade mi mirada e intenta adentrarse a la habitación pero lo detengo tomándolo del brazo. ¿Qué hizo ahora?

— No me esperabas despierto por nada. —deduzco.— ¿Qué pasó ahora?

— Yo quería salir a jugar al parque de la esquina. Pero Karol dijo que no porque no podía acompañarme. Austin estaba dormido.

— Bueno, debiste ir con Lalita.

— Ella estaba ocupada limpiando el garaje. Karol le ordenó que tirara algunas cosas. Se le ocurrió hacer un patio de juegos para Austin.

— Lo sé, ya habló conmigo así que no intentes acusarla.

— ¿Y por qué tu hijo puede tener un patio de juegos y yo no?

— Josuet, tienes la casa entera para jugar. Y respecto a lo de Austin hablaremos después.

— No es justo.

— Tampoco te pregunté si lo era. Austin apenas tiene tres meses, ni siquiera puede jugar. Y si vamos a ponerle un patio de juegos pequeño es porque necesita tomar terapias. El doctor le descubrió un pequeño problema de salud, nada más que eso.

— ¿Y solo por eso deberá tener un patio de juegos para él?

— Solo vamos a decorar la habitación en donde antes de guardaban cosas sin uso. Estará cerca del jardín para que así le entre la luz del sol y todo eso.

— ¿Y por qué yo no tengo uno?

— Si mal no recuerdo, te pregunté qué querías y dijiste claramente que querías una sala de música para ti y la tienes.

— Ahora quiero una sala de juegos. Y yo se lo dije a Karol. Pero ella...

— ¿Qué hiciste, Josuet?

— Nada, papá. Ella me gritó que soy un pésimo niño y me mandó a dormir. Lalita me trajo la cena a la habitación.

— ¿Te gritó?

Josuet afirma y yo solo suspiro y le pido que se vaya a la habitación y que se duerma de una bendita vez. Sea como sea él no debería estar despierto ahora mismo.

3| El verde de sus ojos; Darlo TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora