27

1K 115 28
                                    

— Ruggero, si te atreves a tocarlo...

—Ahora mismo no voy a hablar contigo, Karol.

— Por Dios, es solo un niño.

La ignoro yendo detrás de Josuet. Y cuando entro a la habitación detrás de él me encargo de cerrar la puerta con seguro para que a Karol no se le ocurra entrar.

Escucho sus advertencias y gritos pero me centro en mirar al niño frente a mí. Por supuesto que está asustado.

Y mi molestia es tan grande que no dudo que soy capaz de hacer una locura.

Pero en vez de eso solo tomo profundas respiraciones y comienzo a recoger todas sus cosas. Desconecto la televisión, me llevo la si sola de video juegos y le quito todo lo que él ama.

De ahora en adelante va a seguir mis reglas. Se acabó el hacer todo lo que la psicóloga me dice. De nada ha servido y no va a servir.

— Lo que hiciste ayer sobrepasó cualquier límite, Josuet. Y el que Karol haya decidido ocultarlo definitivamente muestra que te ama. Pero yo no voy a permitir que esto se quede así. Los privilegios para ti se acabaron, estoy tan decepcionado de ti ahora mismo que ni siquiera sé si quitarte todo es suficiente castigo. ¿Te pusiste a pensar en lo que hubieses provocado? ¿Qué hacíamos nosotros si algo le pasaba a Austin? Vuelves a acercarte a él para lasyimarlo y te juro que te mando con tu mamá sin importarme lo que ella decida para ti.

— No quiero que él esté aquí. —solloza.— Ya te dije que no lo quiero.

— ¿Y eso te da derecho a hacer algo tan estúpido como lo que hiciste? Pudo haber pasado cualquier cosa si Lalita no se daba cuenta. ¿Es que no haz pensado en lo que pudo pasarle a Karol si alguien se llevaba a Austin? Josuet, tu hermano está enfermo, y tú ni te das cuenta de que en cualquier momento tus deseos pueden hacerse realidad. Le reprochas a Karol el que se haya ido pero no sabes el por qué lo hizo. Tu hermanito ni siquiera debió nacer, pero ella lo dió todo de sí misma para tenerlo. Tú no sabes el daño que provocas con una sola palabra mal dicha. Y escúchame, Josuet. Si un día Dios decide llevarse a Austin a su lado, tus palabras van a pesarte porque cuando te des cuenta de lo mal que está lo que haces, las consecuencias te pesan. Eres solamente un niño, y es cierto que nunca hice las cosas bien contigo, pero esto ha sido suficiente.

— ¿Qué vas a hacer?

— Hicimos todo cuanto pudimos. —admito tratando el nudo en mi garganta.— Y no quiero tener que elegir. Pero Karol tiene razón, por primera vez ella y yo estamos en sintonía, pero no puedo obligarla a quedarse como tampoco puedo obligarte a que quieras a tu hermano.

— Es que no puedo quererlo.

— Como sea, Josuet. —una lágrima rueda por mi mejilla y la limpio de inmediato.— Termina de alistarte, te voy a llevar a la escuela.

Salgo de la habitación llevándome todos sus juguetes a la mía. Y cuando entro la escena que presencio es obvia.

Karol está recogiendo sus cosas.

Es lo mejor.

Al menos por ahora.

— Lamento que esto tenga que ser así. —admito dejando las cosas sobre la mesa.— Perdóname.

— No es tu culpa, Ruggero. —asegura mordiendo su labio inferior.— No es el momento.

— No quiero que te vayas.

— Voy a volver el día que Josuet logre perdonarme y acepte a Austin. Volveré el día que sepa que darme una ducha o dormir un momento será seguro y no una oportunidad para que él intente deshacerse de su hermano. Josuet no es malo, solo necesita un momento. Y tenemos que admitir que forzarlo a convivir con nosotros no ha servido como la psicóloga recomendó.

3| El verde de sus ojos; Darlo TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora