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No imaginé que tendría que pasar un San Valentin en esta situación. Internado en una maldita clínica.

Aunque bueno, me he empeñado en no querer ver a nadie.

Mi estadía aquí ha sido aburrida. No he hecho nada más que recibir el tratamiento y tener una que otra consulta con la psicóloga. Amelia, de treinta y cinco años. No hizo más que contarme de su vida. Pero lo prefiero así.

Considerando que hoy en catorce de febrero es completamente normal que algunos pacientes estén paseándose con sus familiares por los pasillos. Y bueno, yo le he pedido a Agustín que no deje que nadie venga hoy.

Y menos Cecilia que ha sido muy intensa durante estos días.

Ella no entiende lo que significa la palabra no.

— Hola, papá. —dibujando una sonrisa en mi rostro veo a Josuet entrar a la habitación.— Lalita me trajo.

— ¿No deberías estar en la escuela, Josuet?

— Si, pero no fui. Me duele la panza. —miente sentándose en la silla frente a la camilla.— La doctora dice que te darán el alta hoy.

— Lo sé, me siento mucho mejor. —aseguró soltando un suspiro.— ¿Quién aparte de Lalita vino contigo?

— Giovanna. Pero el tío Pasquale no sabe, y por eso se quedó afuera atendiendo su llamada.

Asiento comprendiendo y la puerta vuelve a abrirse.

Pienso que es Giovanna pero ruedo los ojos al ver que no es ella. Es la doctora Ayla, y aunque es bonita, su dulzura me subleva.

Nadie puede ser tan paciente y amable siempre. Ni siquiera Karol lo era.

Y volvemos con Karol...

— Buenos días, Ruggero. —susurra ella caminando frente a mí.— Buenos días, pequeño.

— Buenos días. —responde Josuet.— ¿Ha venido a darle el alta a mi papá?

— Casi, solo vengo a avisarte que a las tres te puedes marchar luego de que tu esposa firme la autorización.

— No tiene esposa, Karol se fue. —explica Josuet por mí.— ¿Entonces no podrá irse?

Ella solo se ríe y niega explicando que puedo firmar solo en todo caso. Finalmente se aleja dispuesta a marcharse pero se detiene a medio camino y sonríe acomodándose el cabello.

— Feliz San Valentin.

Saca un par de paletas de su bata y nos entrega uno a cada uno . Vuelvo a rodar los ojos y ella se ríe aún más.

— No te sientas especial . Les doy detalles a mis pacientes en fechas memorables ya que no pueden estar con sus familias. Hoy es San Valentin así que sonríe y alégrate.

— ¿Alegrarme por qué? ¿Por qué eres la primera doctora extraña que conozco?

— Nadie puede ser tan amargado.

— Nadie puede ser tan extraña como tú. —corrijo.— Es un desperdicio de tiempo tener que sonreírle a todo el mundo por obligación.

— No lo hago por obligación, lo hago por devoción. Escogí esta carrera porque me apasiona. Así como a ti debe apasionarte algo.

— Pelear con Karol. —interviene Josuet.— ¿Qué es apasionar?

Ayla vuelve a reírse y le explica el significado de la palabra con total tranquilidad mientras yo abro la paleta. Al menos me están dejando comer un maldito dulce y eso es bueno.

3| El verde de sus ojos; Darlo TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora