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— Lo siento. —susurra Ayla apenas el fuerte portazo se escucha y niego.— Vamos, pequeño.

— No, déjame con Josuet un momento y dile a Lalita que te ayude a conseguir ropa seca.

Ella asiente y ambas se alejan lo suficiente dejándome a solas con Josuet. Él sonríe confundido y cuando nos sentamos en el sillón, me decido a hablar.

— Ya sé que lo escuchaste todo.

— Pelean como siempre han peleado. —dice relajado y niego.— Que sí, papá. Karol está celosa como siempre y a ti te gusta molestarla.

Bueno, básicamente si. Pero ella más que celosa está molesta.

Y no me sorprendería que ahora Ayla y to estemos encabezando su lista negra.

— Invítala a ir al cine. —sugiere cruzándose de brazos.— Siempre que ella se ponía celosa la llevabas a donde ella quisiera. O al zoológico. ¿Puedo ir?

— ¿Para que me use como alimento de animales salvajes?

Josuet se ríe y yo solo despeino su cabello diciéndole que busque las correas de sus cachorros. Saldremos a dar un paseo antes de cenar con mis padres. Y de dejar a Ayla en su casa antes de que termine resfriada.

Aunque no importaría si lo hace. Es doctora al final.

Esperamos un rato más hasta que Ayla sale puesta una bata de baño y descalza. Yo me río por su apariencia y ella hace una obsena señal.

— Llévame a casa. Te esperaré ahí muy pacientemente a que llegues con mi teléfono nuevo.

-- No pasará. —aseguró buscando las llaves.— No te compraré un teléfono.

— Lo harás.

— Solo hay una manera de que lo haga.

— ¿Cuál?

Yo sonrió y le hago una señal para que salga al jardín.

Una vez ahí me mira alerta pero yo solo camino hacia el garaje subiendo a los perros al auto. Josuet sube en la parte de atrás y abro la puerta para ella.

Sigue mirándome dudosa. Cree que voy a hacer algo más pero en serio quiero hacer las paces.

Luego de divertirme un rato molestándola.

— ¿No vas a subir? —ella niega y yo me encojo de hombros.— Bueno, en ese caso nos vemos otro día. Espero no verte aquí para cuando mi hijo y yo volvamos.

— ¡Oye! —se queja subiendo.— Te odio.

— Y yo te quiero, rubia anormal.

— Cállate o no dudaré en hacer un estofado con tu lengua.

Josuet se ríe desde atrás y yo arranco el auto conduciendo hacia el centro comercial.

Voy a comprarle un teléfono solo si es ella quien lo pide vestida de esa manera.

Una bata de baño que cubre muy poco, cabello mojado, enredado y maquillaje corrido.

Disfrutaré tanto de esto...

— ¿Qué hacemos aquí? —pregunta ella y me río bajando.— No seas imbécil.

— Baja o no te compro nada.

— Si me obligas a bajar te haré la vida imposible.

— Y yo te quito la bata de baño que por cierto no te di permiso de usar.

Josuet se divierte viéndonos discutir pero prefiere adentrarse hacia la guardería de mascotas en donde naturalmente suele dejar a los perros cada fin de semana.

3| El verde de sus ojos; Darlo TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora