— Me amas, pero...
— Pero no estoy lista para esto, Ruggero. Yo no se si pueda jugar a esto porque simplemente me supera.
— ¿Jugar? Estás usando términos erróneos, Karol.
Ella solo reniega y lleva sus manos a su rostro demasiado molesta. No puede más, y esto sinceramente me preocupa. Karol no es así..
Claro que tiene momentos buenos y malos, pero es que ella siempre ha sabido enfrentarlos. No veo el por qué eso debería cambiar.
No entiendo por qué quiere sacarme del mapa. Eliminarme de sus planes.
— Éramos una familia antes de esto, ¿No?
— Y lo seguiremos siendo. —asegura.— Solo si tú quieres.
— Claro que quiero.
— Pero no ahora, quizá más tarde. Cuando mis terapias hayan finalizado y yo vea el cambio en mí misma. Mientras podemos intentarlo como si fuésemos dos personas que están conociéndose.
— ¿Y cómo hacemos eso si tenemos un hijo?
— Buen punto.
Ella se ríe pero yo me mantengo completamente serio. Lo que por supuesto hace que ella asienta y guarde silencio.
Mierda, intento entenderla y hacer lo mejor para ambos. Pero he esperado bastante, y me desespera la idea de seguir lejos de ellos.
Para mí las cosas no funcionan así, y de todos modos, estoy esforzándome para comprender su posición en todo esto.
— Yo no quiero obligarte a que me esperes. —dice jugando con sus manos.— Ya te dije lo que siento por ti y creo que eso es lo más importante. Si quieres esperarme, eso me haría muy feliz, y si no, pues espero que puedas hacer tu vida como lo mereces. Prometo que esta vez no seré una idiota incoherente.
— Tal vez esté cometiendo un error. —digo tratando el nudo en mi garganta.— Pero yo ya no quiero esperar.
— Bueno, no importa.
— Voy a intentarlo, Karol. Pero no esperes que suceda algo extraordinario porque como te dije, estoy cansado de esperar.
Una sonrisa se forma en su rostro y asiente conforme antes de acercarse dándome un fuerte abrazo.
Yo le correspondo cerrando los ojos para poder disfrutar del contacto y cuando se separa, planto mis labios sobre los suyos dejando un casto beso.
Realmente voy a hacer mi intento.
Voy a esperarla cuanto pueda.
Pero espero que no pase tanto tiempo en realidad.
— Te amo. —recuerda acariciando mis labios.— Te amo demasiado.
— Y yo a ti. —aseguro.— Mucho, guapa.
Compartimos una última sonrisa y con pesar me levanto del sillón teniendo que marcharme.
Me acompaña a la puerta y una vez más la atraigo a mi cuerpo. No quiero que esto sea así. Pero quiero respetar su decisión.
Ahora mismo estoy dividido entre dos deseos fuertes que tengo.
— Lo siento, no puedo dejar de besarte. —desaprueba ella buscando mis labios.— No puedo...
— Y yo no puedo dejar que esto se quede así.
Un jadeo se escapa de sus labios cuando la tomó de los muslos obligándola a envolver las piernas en mi cintura.
Nuestros labios danzan una inaudible melodía entre sí, el beso es intenso, y las prendas comienzan a desaparecer mientras hago un incierto camino hacia el sillón.
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3| El verde de sus ojos; Darlo Todo
RomanceLas cosas no pueden volver a ser las mismas después de tantas mentiras. Tercer libro narrado desde la perspectiva de Ruggero. Están PROHIBIDAS las copias o adaptaciones sin mi permiso.