24

1.1K 128 45
                                    

— Me amas, pero...

— Pero no estoy lista para esto, Ruggero. Yo no se si pueda jugar a esto porque simplemente me supera.

— ¿Jugar? Estás usando términos erróneos, Karol.

Ella solo reniega y lleva sus manos a su rostro demasiado molesta. No puede más, y esto sinceramente me preocupa. Karol no es así..

Claro que tiene momentos buenos y malos, pero es que ella siempre ha sabido enfrentarlos. No veo el por qué eso debería cambiar.

No entiendo por qué quiere sacarme del mapa. Eliminarme de sus planes.

— Éramos una familia antes de esto, ¿No?

— Y lo seguiremos siendo. —asegura.— Solo si tú quieres.

— Claro que quiero.

— Pero no ahora, quizá más tarde. Cuando mis terapias hayan finalizado y yo vea el cambio en mí misma. Mientras podemos intentarlo como si fuésemos dos personas que están conociéndose.

— ¿Y cómo hacemos eso si tenemos un hijo?

— Buen punto.

Ella se ríe pero yo me mantengo completamente serio. Lo que por supuesto hace que ella asienta y guarde silencio.

Mierda, intento entenderla y hacer lo mejor para ambos. Pero he esperado bastante, y me desespera la idea de seguir lejos de ellos.

Para mí las cosas no funcionan así, y de todos modos, estoy esforzándome para comprender su posición en todo esto.

— Yo no quiero obligarte a que me esperes. —dice jugando con sus manos.— Ya te dije lo que siento por ti y creo que eso es lo más importante. Si quieres esperarme, eso me haría muy feliz, y si no, pues espero que puedas hacer tu vida como lo mereces. Prometo que esta vez no seré una idiota incoherente.

— Tal vez esté cometiendo un error. —digo tratando el nudo en mi garganta.— Pero yo ya no quiero esperar.

— Bueno, no importa.

— Voy a intentarlo, Karol. Pero no esperes que suceda algo extraordinario porque como te dije, estoy cansado de esperar.

Una sonrisa se forma en su rostro y asiente conforme antes de acercarse dándome un fuerte abrazo.

Yo le correspondo cerrando los ojos para poder disfrutar del contacto y cuando se separa, planto mis labios sobre los suyos dejando un casto beso.

Realmente voy a hacer mi intento.

Voy a esperarla cuanto pueda.

Pero espero que no pase tanto tiempo en realidad.

— Te amo. —recuerda acariciando mis labios.— Te amo demasiado.

— Y yo a ti. —aseguro.— Mucho, guapa.

Compartimos una última sonrisa y con pesar me levanto del sillón teniendo que marcharme.

Me acompaña a la puerta y una vez más la atraigo a mi cuerpo. No quiero que esto sea así. Pero quiero respetar su decisión.

Ahora mismo estoy dividido entre dos deseos fuertes que tengo.

— Lo siento, no puedo dejar de besarte. —desaprueba ella buscando mis labios.— No puedo...

— Y yo no puedo dejar que esto se quede así.

Un jadeo se escapa de sus labios cuando la tomó de los muslos obligándola a envolver las piernas en mi cintura.

Nuestros labios danzan una inaudible melodía entre sí, el beso es intenso, y las prendas comienzan a desaparecer mientras hago un incierto camino hacia el sillón.

3| El verde de sus ojos; Darlo TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora