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Josuet se ríe mientras juega con Austin en la bañera y Ayla vuelve a reprenderlo antes de sacar al pequeñito envolviéndolo en una toalla.

Josuet vuelve a quejarse y del mismo modo sale de la bañera poniéndose su bata de baño.

Guardo el teléfono y los sigo hasta la cama en donde Ayla deja a Austin para comenzar a vestirlo.

— Deberías estar tú aquí. —vuelve a recordar Ayla y me río.— Ni siquiera sé por qué lo hago yo.

— Para cuando tengas hijos con Isaak. —digo encargándome del pequeño.— Por cierto, ¿Cómo va lo suyo?

— Bueno, ¿Ves esto?

Ella extiende el anillo hacia mí y lo miro sorprendido mientras ella asiente sumamente emocionada. Así que ya sin novios.

— Me lo pidió hace una semana pero no le he dicho que sí todavía.

— ¿Y por qué no?

— Porque me pidió un favor primero.

— ¿Qué favor?

Ella sonríe y me hace una señal de silencio antes de despeinar el mojado cabello de Josuet.

— ¿Por qué no vas a cambiarte? En media hora saldremos.

— Okey. —susurra él y se acerca dejando un beso en la mejilla de Austin antes de irse.

Cuando Josuet cierra la puerta me dedico a mirar a Ayla y ella vuele a sonreír antes de palmera la cama. Me siento con ella y dejo al pequeño en medio de ambos antes de mirarla.

Sé que algo trama. Y que no es nada bueno.

Los planes de Isaak nunca son buenos.

— Ya viste que hace un mes Karol volvió y desde la noche de tu cumpleaños no han vuelto hablar.

— Ella me evita, y cuando quiero ver a Austin se encarga de mandarlo con Giovanna y una maleta llena de lo que podría necesitar para cuidar a mi hijo. ¿Por qué lo dices?

— Porque vamos a darle a Karol exactamente lo que quiere. —sonríe. Pero conozco esa bendita sonrisa.— Te dio la vía libre para que estuvieras con quien tú quieras.

— Pero no lo haré, aún la amo y voy a respetar mis sentimientos. Voy a darle tiempo al tiempo. Ya no quiero ser el Ruggero tonto que toma decisiones tontas.

— Lo sabemos, por eso lo hemos hablado.

— Lo hemos hablado, ¿Quienes?

— Agustín, Jenny, Manuel, Irene, Isaak, y pues esta rubia bonita que ves aquí.

Yo me río y quiero responder pero Lalita toca la puerta y avisa que Karol ha llegado lo que me sorprende de sobremanera. ¿Cómo que ella ha llegado si no le gusta venir?

Ambos nos ponemos de pie y me dedico a recoger las cosas de Austin guardándolas en la pañalera. Ayla en cambio toma a la pequeña en brazos y se adelanta saliendo de la habitación.

Bajo detrás de ella gritando un «Dentro de poco nos vamos, Josuet» y me dirijo hacia la puerta.

— Hola, buenas tardes. —dice Ayla tan sonriente como siempre.— Acabamos de bañarlo y por lo que Antonella nos dijo, no puede salir así.? Te gustaría esperar un rato?

Karol solo la mira enarcando una ceja y no hay que ser expertos para saber que está analizándola muy lentamente. Repasa su mirada por ella de pies a cabeza y termina asintiendo de muy baja gana.

Se apresura a tomar a Austin en brazos y se adentra a la casa evidentemente ignorándome. Ya comienzo a acostumbrarme a eso.

— ¿Se te ofrece algo? No sé, galletas, un té...

3| El verde de sus ojos; Darlo TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora