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«Umbridge»
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Harry y Cassie buscaron el compartimiento de Ginny. Lograron visibilizar una cabellera pelirroja, ambos entraron al compartimiento.
– ¡Hola, Neville! –saludó alegremente a su compañero de casa, fue en el momento en que Cassie notó la presencia de una chica rubia.
– Ella es Lunática Lovegood –dijo Ginny con rapidez, al parecer se arrepintió de llamarla así.
– ¿Lunática? ¿Tienes algo que ver con Rem...? –Harry le dio un sutil codazo– ¡Uy, no me presenté, soy Cassiopeia Black!
– Un placer, soy Luna Lovegood.
– ¿Has pasado un buen verano, Luna? –le preguntó Ginny.
– Sí –respondió ella en tono soñador sin apartar los ojos de Harry–. Sí, me lo he pasado muy bien. Tú eres Harry Potter –.añadió.
– Sí, ya lo sé —repuso el chico, ahora fue el turno de Cassie de darle un codazo en las costillas.
Neville rió entre dientes y Luna dirigió sus claros ojos hacia él.
– Y tú no sé quién eres.
—No soy nadie —se apresuró a decir Neville.
— Claro que sí —intervino Ginny, tajante—. Neville Longbottom, Luna Lovegood. Luna va a mi curso, pero es una Ravenclaw.
— «Una inteligencia sin límites es el mayor tesoro de los hombres» —recitó Luna con sonsonete.
– Interesante –le sonrió Cassie.
Luego levantó su revista, que seguía sosteniendo del revés, lo bastante para ocultarse la cara y se quedó callada.
El tren avanzaba traqueteando a través del campo. Hacía un día extraño, un tanto inestable; tan pronto el sol inundaba el vagón como pasaban por debajo de unas amenazadoras nubes grises.
—¿Saben qué me regalaron por mi cumpleaños? —preguntó de repente Neville.
—¿Otra recordadora? —aventuró Cassie acordándose de la bola de cristal que la abuela de Neville le había enviado en un intento de mejorar la desastrosa memoria de su nieto.
